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Los Bichir: Prisioneros de la escena

Hace un año, los hermanos Bichir: Odiseo, Demian y Bruno, generaron la expectativa de trabajar juntos sobre el escenario, bajo la dirección de su padre, Alejandro Bichir. Esa posibilidad se concretará a partir del viernes en el Teatro Helénico.

Los cuatro Bichir, acompañados por el actor Reynaldo Rossano, retoman la dinámica teatral familiar que vivieron hace diez años en la puesta El pequeño Malcom y su lucha contra los eunucos, e integran una misma compañía para la obra del escritor polaco Slawomir Mro?ek, El último preso o la policía, que hace una crítica feroz y sarcástica al sistema represor y de justicia de un “hipotético país”.

Reunidos, los Bichir detallaron a Excélsior los pormenores del montaje al que recientemente se integró el nominado al Oscar, Demian, pues sus hermanos lo estrenaron en 2014 en el Foro Shakespeare.

“Nosotros somos bichos de teatro, nacimos en el teatro y crecimos en él. Siempre tenemos la necesidad de volver al escenario. Desafortunadamente cuando hay buenas propuestas, el tiempo no te lo permite: éste es uno de esos ejemplos, pero siempre estoy en busca de esa posibilidad y si es con mi familia, mejor todavía”, dijo Demian, quien finalizó el rodaje de The Hateful Eight, de Quentin Tarantino.

Para el actor, esta obra es una reunión en la que finalmente el talento y los calendarios coincidieron: del 21 de agosto al 1 de noviembre, aunque previamente sucedió en contadas funciones de la gira por el interior de la República Mexicana y EU.

“Es una rara oportunidad el vernos juntos, porque ni mi madre (la actriz mexicana Maricruz Nájera) nos puede reunir a comer (ríe), pero lo que me hace realmente feliz es que será una temporada muy alegre; la vamos a pasar increíblemente bien en el escenario y si la gente nos acompaña con su presencia será un doble gozo. Lo hemos hecho muchas veces a través de nuestras vidas y seguro habrá más proyectos en los que tendremos que incluir a mi madre.

“Por ahora se trata de esta obra que vimos hace mucho; tiempo, dirigida por mi padre, cuando éramos niños. Eso habla de la maravillosa vigencia, la actualidad, que tiene el autor con este texto en particular. La gente se va a divertir mucho, la pasaron muy bien en las funciones que dimos en el norte. En un país tan apaleado que se nos está desbordando a pedazos entre las manos, éste es un buen rincón para soñar”, expresó Demian, de 52 años.

bichir

Odiseo, de 55, precisó que el teatro cumple su misión de servir de espejo de la sociedad y, en este caso, es aguda la observación que hace la obra sobre los abusos del poder.

“Habla de cómo hace tanto daño cuando se corrompen los principios y se falla en el cumplimiento del deber: una lamentable pérdida de los valores que nos lastima. Invitamos al público a soñar, a aspirar por un mundo mejor y tratar de contemplar la pesadilla de la corrupción desde una posición a salvo, desde un punto de vista que permita vivir una experiencia emocional, muy entretenida, divertida, con un tono de comedia cálido y muy generoso con el espectador.

“Al mismo tiempo, quizá, se espera una reflexión, una buena idea que se produzca al calor del teatro, porque nuestra función es exponer la pregunta y llevar al espectador a los entretelones del aparato policiaco en este o en cualquier otro país y, en todas las épocas, a repensar cómo sería mejor resolver los problemas tan graves de las infracciones a las leyes de convivencia pacífica y de respeto recíproco. Esta obra es muy juguetona con todo esto”, manifestó Odiseo.

El último preso o la policía plantea un sistema represor tan brutal, que ya nadie está dispuesto a exigir sus derechos ni a levantarse en contra de sus autoridades. Es así como el último preso político que queda en prisión se retracta de sus ideas revolucionarias para ser puesto en libertad. Entonces la policía se cuestiona su razón de ser en la sociedad.

Bruno Bichir, de 47 años y quien interpreta a un jefe de la policía ávido de hallar razones para seguir su labor, señaló que la puesta, crítica e hilarante, es un canto a la libertad.

“El sistema policiaco, desde que se inventó, siempre ha estado en entredicho y ha sido controversial. Siempre hemos querido tener orden, pero, ¿a costa de qué? Hay una parte en la que mi personaje dice que ‘el sistema policiaco está por encima de las personas’. Esto es más importante que quien arresta. El arresto sobrevive cualquier posibilidad, por lo tanto, la privación de la libertad. Por eso la obra es hermosa, deja un buen sabor de boca, calienta el ánimo, pero conforta al espectador a través de la risa y la reflexión con seres muy chistosos. Me parece que la gran tesis de la obra es ‘viva la libertad’.

“Alejandro es un espléndido director, además de un espléndido padre, es un gran compañero de trabajo, muy amoroso y receptivo de las propuestas creativas y muy preciso en lo que quiere. El gran riesgo en este trabajo es hacer una comedia disparatada y absurda con gran seriedad, rigor y precisión, porque el personaje no es consciente nunca de su ridículo. Se trata de hacer reír sin buscar la risa y es un triple salto mortal”, añadió.

Alejandro Bichir detalló que la dinámica de trabajo no precisamente se separa de la familiar, aunque cada quien tiene clara su labor en la puesta.

“Es una mezcolanza. Los he visto trabajar desde hace muchos años, incluyendo a Reynaldo, quien me divierte mucho, así que creo que será una aventura muy afortunada, no sólo para nosotros, sino también para los espectadores. Siento que el hecho mismo de estar con esta posibilidad nos hará felices a nosotros y a los espectadores. Una persona que asiste al teatro, ya no es la misma al día siguiente, ya tiene un espíritu cambiado. Por eso elijo, siempre, una buena obra, pero no para mi diversión, sino para que la gente se divierta”, explicó.

 

 

Con información de Excélsior

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