EUROPA, (Sputnik), 2 de noviembre de 2020 .- El uso del hidrógeno es fundamental no solo para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero sino para prevenir las peores consecuencias del cambio climático. Por ello, esta propuesta ha desencadenado una carrera global por desarrollar un negocio que podría valer miles de millones de dólares en el futuro próximo.
Japón y Corea del Sur ya se han centrado en usar más el hidrógeno como combustible para el transporte. Sus especialistas creen que este elemento químico podría ser clave para mover los camiones, trenes y aviones. Por ejemplo, la empresa surcoreana Hyundai planea exportar 64.000 vehículos pesados propulsados por este combustible para 2030.
“Unos países que van en contra de otros para alcanzar su cuota de mercado. Lo llamamos guerras del hidrógeno por la forma en que los Gobiernos se apresuran a subvencionar estos proyectos para ser líderes [en el sector]”, señaló al medio estadounidense Gero Farruggio, jefe de energías renovables de la empresa de investigación Rystad Energy.
A una vieja idea se le da un nuevo impulso
El uso del hidrógeno como fuente de energía no es una nueva idea. Nació hace casi un siglo, en 1927, año en el que se instaló una máquina eléctrica para producir el gas en Noruega con el objetivo de ayudar a producir fertilizantes. Desde entonces, se ha utilizado en la fabricación de zepelines, motores de cohetes y armas nucleares.
No obstante, el hidrógeno puede fabricarse sin producir emisiones de carbono, sobre todo si se fabrica mediante el uso de máquinas alimentadas por energía renovable. Este método minimiza la huella de carbono porque a la hora de quemarse el hidrógeno suele emitir principalmente vapor de agua.
Aún así, esta tecnología tiene sus inconvenientes. El hidrógeno es caro de producir cuando no se expulsan gases de efecto invernadero, difícil de almacenar y, no menos importante, es altamente inflamatorio. Sin embargo, esta era parece acabar siendo diferente, señaló a Bloomberg, David Hart, director de la consultoría E4tech en Suiza.
La UE y sus empresas se preparan para conquistar el mercado
Actualmente Europa se está moviendo agresivamente en este mercado, destaca el periodista Will Mathis en su artículo para la agencia. Así, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, colocó el Acuerdo Verde en el centro de un ambicioso plan energético del bloque valorado en 750.000 millones de euros (unos de 873.000 millones de dólares). Su principal meta será construir en esta década la capacidad de 40 gigavatios que le ayudaría producir hidrógeno de fuentes renovables.
“No había mercado. Solo había planes y muchas ideas”, recordó Baden.
No obstante, la situación cambió desde 2019. En el marco de una feria industrial celebrada en la ciudad alemana de Hannover, ejecutivos de varias empresas automotrices y fabricantes de turbinas eólicas se interesaron en cómo los electrolizadores podrían ayudarles a almacenar parte de su electricidad barata y renovable. Finalmente sus pedidos invadieron a la empresa.
“No había ninguna posibilidad de que pudiéramos entregar los volúmenes que veíamos venir”, enfatiza Baden.
Como consecuencia, en el 2019 la empresa recurrió al fondo de riesgo danés Nordic Alpha Partners para recaudar el nuevo capital que era necesario para ampliar su producción.
China está pisando los talones
Mientras Europa tiene planes ambiciosos para reducir sus emisiones, China con los suyos le está alcanzando en esta carrera. Recientemente el presidente Xi Jinping anunció que su país pasaría a ser neutro en cuanto a las emisiones del CO2 para 2060.
Hoy en día China es el mayor y más barato fabricante de electrolizadores que se aprovecha de los bajos costos de la mano de obra y las materias primas.
Cockerill Jingli Hydrogen, una empresa conjunta establecida en China por la nacional Suzhou Jingli Hydrogen Manufacturing Equipment y la belga John Cockerill, inauguró en el 2019 una fábrica de 18.000 metros cuadrados con capacidad para producir 350 megavatios de electrolizadores al año. Se espera que su potencia aumente hasta situarse en 500 megavatios.
“Los chinos siempre tienen una ventaja en que van rápido. Y tan pronto como consiguen una masa crítica, son capaces de exportar”, advirtió a Bloomberg, Edgare Kerkwijk, director gerente de la consultoría Asia Green Capital Partners.
China aún no ha conseguido agrietar al mercado europeo, pero el director general de Nel ASA, Jon Andre Lokke, advierte que es solo cuestión de tiempo.
“Vamos muy por delante en el juego. Pero tenemos que correr muy, muy rápido”, concluyó.