Los promotores de la legalización del consumo de mariguana lograron su objetivo de llevar el tema al Senado para su debate y aprobación de la reforma de las leyes correspondientes.
Feliciano Hernández*
Aunque los legisladores pidieron más tiempo para la votación, el resultado a favor dejaría más incertidumbre. ¿Quién ganará en este cuento lleno de MITOS? Lo cierto es que los 20 mil millones de pesos al año de ingresos fiscales que calcula obtener el gobierno por el consumo de esa droga al iniciar la nueva época serán INSUFICIENTES para los programas de prevención y para los tratamientos de rehabilitación que llegado el caso tendrían que tomar algunos millones de personas, sobre todo JOVENES.
El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) admitió lo complicado del reto y dijo que sin descartar la legalización, su gobierno enfrentará el problema desde el enfoque PREVENTIVO con todos los recursos del estado. “Si fuera cosa de leyes, el asunto estaría resuelto”.
CD. DE MÉXICO.-Aunque el presidente López Obrador fue claro al fijar su postura ante la legalización del consumo de mariguana con fines “recreativos” -señalando que no estaba en su agenda y que su prioridad era enfrentar el problema desde el enfoque de la prevención-, también es cierto que les dejó el paso libre a quienes buscan lucrar con ese vicio; porque el haber manifestado su oposición contundente y a tiempo habría congelado la iniciativa con la mayoría representativa que tiene en el Congreso y con el 70% de respaldo popular que le otorgan las encuestas.
EN CAMBIO los dejó enseñorearse en todos los foros, y no pocos llegaron a creer que el tema estaba más que planchado para su aprobación en el Senado, aunque a última hora el senador Ricardo Monreal pidió más tiempo para concluir el trabajo respectivo en esa cámara, haciendo a un lado el plazo de 90 días que le estableció la Corte para que legislaran antes del 31 de octubre del presente. “Queremos hacer bien las cosas”.
Por lo pronto, el tema polarizó a la sociedad mexicana. Una encuesta realizada por el Instituto Belisario Domínguez, del Senado, mostró que se registra un empate de posiciones entre los que están a favor de la legalización (un 45.2%) y los que están en contra (un 42.7%), con un 5.4% de quienes sólo aceptan el uso medicinal.
Al presentar su plan de combate a las adicciones, el titular del Ejecutivo fue claro en su enfoque del problema, hacia la prevención en los jóvenes, y adelantó que utilizará los tiempos de propaganda oficial en medios para difundir su estrategia Juntos por la Paz, con énfasis en los riesgos y las opciones de los jóvenes ante las drogas.
“Está demostrado que esas drogas matan, destruyen… vamos a atenderlos, que no los enganchen, porque es un infierno…”, dijo AMLO al participar en la ceremonia por los 50 años de los Centros de Integración Juvenil (CIJ).
En su balance del problema, AMLO no desaprovechó para culpar a los gobierno neoliberales de haber dejado crecer las adicciones por considerarlo un tema tabú y por el olvido en que tuvieron a los jóvenes, por lo que su enfoque será el de atender las causas del consumo de enervantes y sus impactos socioeconómicos y culturales.
Advirtió que no quiere que se diga, desde los afectados: “¿Y qué voy a hacer, si no tengo opciones? Sí hay alternativas, no es la única opción trabajar como halcón para estar al servicio de la delincuencia”.
Mentiras y medias verdades
HAY QUE DECIRLO con todas sus letras. Legalizar el consumo de mariguana será un ERROR HISTORICO. Es altamente probable que ocurra lo mismo que en el caso de otras drogas permitidas como el tabaco y el alcohol: AUMENTARA el mercado y la criminalidad asociada al uso de drogas fuertes. Como si México no tuviera ya una criminalidad desbordante, en parte asociada a todo el ciclo mercantil del comercio de estupefacientes: producción, distribución y consumo.
Ninguno de los argumentos presentados por quienes promueven la legalización es veraz al 100 por ciento: maquillan la verdad; usan los datos que les conviene; hacen comparaciones internacionales entre poblaciones diferentes en cultura y entendimiento del entorno social; están motivados por afanes de lucro y poder, aunque se amparan en el camuflaje de que los impulsa el deseo de resolver problemas resultantes de la adicción a esa droga natural.
Para lograr sus fines, los impulsores de la reforma invirtieron años y recursos de procedencia obscura; fueron avanzando con mentiras y medias verdades, como la de que al quitar la prohibición se les acabará el negocio a los narcotraficantes y como efecto positivo se reducirá la salvaje violencia que padece México. Ingenuos o colaboracionistas, por decir lo menos.
Falazmente, los promotores de la mariguanizacion nacional recurren a ejemplos de otras naciones, señalado que en Europa y en Estados Unidos, ya se legalizó el uso “lúdico”; insisten en su versión de que es un “derecho”, un ejercicio de “libertad” en democracia; subrayan que la adicción a la mariguana es “menos dañina” en sus efectos físicos que el tabaco; han aportado datos sobre las “ganancias” fiscales que obtendrá el gobierno al cobrar los correspondientes impuestos por la comercialización del producto.
También los impulsores del PERNICIOSO negocio se han clavado en las bibliotecas para tratar de encontrar todas las referencias relacionadas a los hábitos de los habitantes prehispánicos, y sin mostrar mayores pruebas han afirmado que aquellos ancestros de la raza de bronce ya mataban su tiempo en esos menesteres; que empleaban enervantes en rituales y como medicinas, como si todo eso legitimara sus propios argumentos.
Y sobre todo, esos activistas han destacado que México podría ser una potencia exportadora de la maleza y crear muchos empleos. Han hecho cálculos, de mariguana y amapola, de producción por hectáreas, de empleos generados, de tierras cultivables idóneas para esos productos; de mercados internacionales, de laboratorios y clientes potenciales. Muestran tanta ansiedad y protagonismo que se vuelve sospechosa su actitud.
También argumentan que la prohibición del comercio de alcohol en los años 20 en Estados Unidos sólo generó un grave problema de criminalidad entre mafias que se disputaban el contrabando y los territorios para su comercialización clandestina, ocasionando una fuerte ola de violencia. Habría que responderles que la legalización del consumo de alcohol y el tabaco, posiblemente redujeron las mafias, pero no se acabó con la criminalidad y desde entonces el consumo de esos venenos ha estado asociado a las estadísticas de mayor delincuencia, accidentes y enfermedades relacionadas.
Lo mismo se puede advertir respecto de la legalización del consumo de mariguana. A partir de ese brinco hacia atrás, y como ocurrió con la legalización del alcohol- se puede afirmar que aumentará el consumo de la yerba mala y todos los problemas asociados al uso de drogas naturales o sintéticas.
Expresidentes encabezan la presión internacional
HAY QUE TENER PRESENTE que entre los más destacados impulsores de esta visión legalizadora del uso de la mariguana con fines de pasatiempo han sido los expresidentes Ernesto Zedillo, de México; Cesar Gaviria, de Colombia; y Fernando Enrique Cardoso, de Brasil.
Ellos no se han cansado desde al menos hace una década en andar promoviendo en foros internacionales la legalización de mariguana, como estrategia –según dicen- para arrebatarles el NEGOCIO ilícito a las bandas de narcotraficantes. Han contado para el efecto con una visión permisiva de agentes de la ONU y de activistas locales, en varios países latinoamericanos.
Como líderes de una Comisión Latinoamericana sobre Drogas y Democracia –un grupo de 17 integrantes regionales-, y reunidos en Rio de Janeiro, Brasil, el 11 de febrero de 2009, los expresidentes lanzaron su propuesta de despenalizar la posesión y consumo del enervante, como parte de un “cambio de paradigma” hacia el enfoque del narcotráfico que sustituya a la “ineficaz” estrategia de “guerra” a los estupefacientes.
Esa comisión trabajó un año en la redacción de un documento final que fue presentado en conferencia de prensa: “El problema es que las actuales políticas están basadas en los prejuicios y temores y no en los resultados”, afirmó Gaviria, el ex presidente colombiano.
La Comisión sostuvo que la política de criminalización y penalización del consumo no estaba dando frutos, ni en la erradicación de plantíos ni en el combate a los narcotraficantes.
Gaviria planteó que -aprovechando la disposición del entonces presidente Barack Obama para atender nuevas propuestas- presentaría las recomendaciones de esa Comisión a los gobiernos de Estados Unidos, a los latinoamericanos y a la Unión Europea (UE), por considerar que se estaba dando un clima de apertura hacia el debate.
También los exmandatarios consideraron que la despenalización de la mariguana debería estar acompañada de programas de rehabilitación de adictos y de campañas de información y prevención, para evitar “profundizar” el problema.
El expresidente brasileño explicó que sólo pidieron legalizar la mariguana porque habría sido “poco realista” pedir lo mismo para todas las drogas y escogieron la mentada yerba por ser la “menos dañina” y por su amplio cultivo en Latinoamérica.
Sobre la política punitiva, Cardoso mencionó que la represión no podía seguir “a cualquier costo” y que la ejecución de los narcotraficantes era una “violación inaceptable” por parte de las fuerzas del orden. La Comisión precisó que las estrategias punitivas debían centrarse en la “lucha implacable” contra las mafias y dejar de lado a los consumidores.
A estos personajes y a quienes los han seguido, NO se les ocurrió hablar en ese tiempo de las inconveniencias, costos y riesgos sociales resultantes de legalizar una droga como la mariguana en países como México, con una población renuente a la legalidad, mayoritariamente joven, con altos índices de desempleo calificado y bajos sueldos, y con sobradas muestras de indiferencia ante las campañas oficiales de prevención de adicciones. Es decir, hablaron sin considerar ls particularidades de México.
Las Encuestas sobre adicciones
TODAS LAS ENCUESTAS sobre adicciones, realizadas por diversas instancias académicas o de salud pública, con ciertas variaciones registran aumentos en el consumo de enervantes naturales o sintéticos, de alcohol y tabaco; y muestran sorprendentes datos como que la edad de inicio es más temprana o que el aumento del consumo brinca al doble de porcentaje o más entre las mujeres.
La Comisión Nacional Contra las Adicciones (Conadic) publicó en noviembre de 2017 la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco, ENCODAT 2011-2016. En este caso contó con patrocinio del gobierno estadounidense bajo el convenio del Plan Mérida, por el interés de ese gobierno en conocer más del problema regional. Hay que señalar que esta encuesta es un trabajo extraordinario, muy amplio en enfoques y apartados, con el mayor rigor científico, con datos nacionales e internacionales para dar idea del sitio de México en el contexto global. Un trabajo muy complicado, que involucró al Instituto Nacional de Psiquiatría y al Instituto Nacional de Salud Pública, y que sin duda merece felicitaciones.
Señala que desde los años 80 se realizan estas evaluaciones para medir la dinámica, transición y dirección del problema. Este espacio no es el indicado para abundar en los datos de la encuesta; se refieren algunas cifras solamente como base para sustentar los argumentos periodísticos aquí vertidos.
Para ese estudio sus agentes visitaron 64 mil hogares y entrevistaron a 56,877 personas, “lo que permitió a la encuesta contar con representatividad nacional, regional y estatal.”
De acuerdo con tal estudio, en población total el consumo de cualquier droga, de drogas ilegales y de mariguana, clasificadas bajo el rubro “alguna vez en la vida”, aumentó significativamente entre 2011 y 2016, al pasar de 7,8 a 10.3%; de drogas ilegales subió de 7.2 a 9.9%; y el consumo de mariguana pasó de 6.0% a 8.6%.
Hay que precisar que estos porcentajes y tendencias cambian significativamente cuando se especifican los grupos de edad, el género de los adictos, los grupos de población, el nivel educativo, la clase social y la residencia geográfica.
Por ejemplo, y lo más preocupante, entre la población de 12 a 17 años, el consumo alguna vez en la vida, entre 2011 y 2016, para cualquier droga aumentó de 3,3% a 6.4%; para drogas ilegales 2.9 a 6.2%; y para mariguana subió de 2.4 a 5.3%.
Entre los hombres, las prevalencias de alguna vez aumentaron de 3.9% a 6.6% en drogas ilegales; de 4.0% a 6.6% en cualquier droga; y de 3.5% a 5.8% en mariguana.
En las mujeres, el aumento fue de 2.6% a 6.1% el consumo de cualquier droga algún vez; de 1.9% a 5.8% en drogas ilegales; y el de mariguana, de 1.3% a 4.8%.
“El consumo en el último año, en 2016, en la población total, aumentó casi el doble”.
Un indicador muy trascendente para el grupo de ESTUDIANTES menores de edad fue obtenido en 2014, mediante la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas en estudiantes (ENCODE), la más reciente en ese grupo poblacional. Este instrumento estadístico reportó que la prevalencia de consumo de cualquier tipo de enervantes alguna vez en la vida, fue de 18% en alumnos de secundaria y bachillerato; y de 15.9% en estudiantes mujeres del mismo nivel académico.
Respecto del consumo de drogas ILEGALES, alguna vez en la vida, la encuesta reveló que en estudiantes hombres fue un 16.6%; y en mujeres el 12.5%.
Miles ingresan a rehabilitación
EN LA POBLACIÓN TOTAL, las encuestas muestran un mayor consumo, de casi el doble, en la región norte del país, con aumento sostenido; seguida por la región centro; y un menor consumo en la región sur.
Como resumen de este apartado hay que señalar que los ingresos a las clínicas de urgencias y a los 45 centros especializados en salud mental y a 300 unidades médicas en todo el país, así como a los 97 Centros de Integración Juvenil, para recibir tratamientos por sobredosis o por consultas de rehabilitación son crecientes en decenas de miles al mes.
Durante 2016 se registraron un total de 60 mil 582 personas que acudieron a 1,125 centros de tratamiento no gubernamentales en 281 ciudades de las 32 entidades federativas del país. “La media de edad de quienes acudieron a estos centros de tratamiento fue de 31.08 años, principalmente de sexo masculino (89.6%).
“Con respecto a la escolaridad de quienes acudieron a estos centros, el 65.1% tiene nivel básico; el 23.4% media superior; y el 7.4%, licenciatura o posgrado”.
La encuesta reporta que en el año citado, el 47.3% de los pacientes acudieron voluntariamente; y el 44.1% fue llevado por amigos o familiares.
Respecto de las drogas de INICIO, en 2016 también, el alcohol ocupó el primer lugar, con 45.8%; seguida por el tabaco, 28.7%; y la mariguana, 14.8%; los inhalables, 4.6%; la cocaína 2.6%.
Estos indicadores sólo revelan que el problema es grave, que se tiene que seguir trabajando con más presupuesto, con más recursos materiales y humanos y sobre todo con más creatividad y determinación oficial y de la sociedad civil.
En conclusión, el Conadic advierte: “El consumo y el abuso de drogas en los últimos años, se ha ubicado en el contexto nacional como uno de los problemas de salud pública de mayor relevancia, debido a las consecuencias sanitarias y sociales que experimentan quienes las consumen”.
Reflexiones objetivas por el NO
ES ENTENDIBLE LA PREOCUPACIÓN de ciertos activistas individuales o colectivos que de buena fe creen que mediante la legalización se puede avanzar en la solución de problemas resultantes de la drogadicción, como la incontrolable violencia y las defunciones que ocasiona, pero en medio de ellos o adelante se mueven intereses meramente mercantiles cuando no criminales.
Uno de estos casos es el voraz expresidente Vicente Fox, quien ha invertido muchos recursos y un activismo a todas luces, en prepararse para sacar provecho económico de la legalización. Personajes como este y cabilderos que representan a intereses obscuros deben ser descubiertos y rechazados.
La legalización de la mariguana y alguna otra droga de origen natural como la amapola, en México deben esperar tiempos propicios, que no se ven cercanos, por más que el interés monetario de algunos los haga ser optimistas. Una larga lista de factores coincidentes permiten advertir que los riesgos de una despenalización apresurada son mayores a los potenciales beneficios de la legalización, y entre estos son la enorme desigualdad social, la miseria económica de al menos 11 millones de mexicanos y la pobreza de 70 millones; con millones de jóvenes que obtienen bajos resultados académicos en pruebas nacionales e internacionales; con muy pobre desempeño en competencias deportivas del tamaño de los juegos OLIMPICOS.
Tampoco abona a la despenalización el desempleo formal de al menos 58% de la población económicamente activa (PEA); los bajos sueldos; la impunidad sistemática de los criminales; la corrupción muy arraigada; la escasez de opciones recreativas para la mayoría de jóvenes; la idiosincrasia de los mexicanos de reírse de las amenazas a la salud (como cuando se burla del tabaquismo, diciendo, “de algo tenemos que morir”), la propia fatalidad de muchos en su posición ante la vida; la desesperanza de no pocos mexicanos frente al reto de superar sus carencias, etc. Todo lo cual los hace susceptibles de caer más fácilmente en las redes de consumo o de narcomenudeo.
Todos ya pagamos los VICIOS de una minoría creciente. ¿Por qué? Hay que decirles a los interesados promotores de la legalización de la mariguana que México NO es Estados Unidos, que NO es Holanda, que NO es Francia, y que conformamos un país con enormes rezagos sociales; con sectores de población ansiosos de fugarse o “recrearse” en los espejismos de las drogas.