A FUEGO LENTO
Enrique Pastor Cruz Carranza
Así identificábamos a la empresa Pemex, nacida después de la nacionalización del 18 de marzo de 1938, por parte del presidente Lázaro Cadenas del Río.
Con un escenario lúgubre y cargado de todo el poder económico y mediático de la época, se enfrentaba la feroz y ruin campaña de desprestigio contra el acto nacionalista, de las otrora soberbias trasnacionales del crudo, quienes no salieron de su asombro ante el hecho y vaticinaban un colapso en la administración, distribución y producción ahora a cargo del Estado Mexicano.
Un veto global
LA PRENSAinternacional perfectamente alineada, descalificaba sin rubor el nuevo estatus en la industria petrolera de la República Mexicana, invitando casi a un veto global para asfixiar la economía y doblegar la dignidad de toda una nación que, ante los reclamos de indemnización leonina, recibía el apoyo histórico de todos los ciudadanos para hacer de la cooperación voluntaria, la respuesta que nunca pudieron digerir los agoreros del fracaso.
Nuestra hermosa historia de grandeza se reflejaría con la enorme convergencia de todos los sectores para hacer del control energético petrolero, un factor, no sólo de unidad, sino también la demostración ante los hechos, de la capacidad para construir Petróleos Mexicanos, como columna vertebral para el progreso integral de la patria.
Durante muchos años posteriores a la nacionalización, el trabajo de técnicos, sindicalizados y la creación de refinerías convertiría el milagro mexicano, en un ejemplo del significado de mantener la rectoría sobre este vital recurso no renovable, siendo exitosa empresa que llegaría a estar entre las cinco más importantes del mundo.
Interesante siempre retomar los apuntes en las ediciones de Cuadernos Americanos donde Don Jesús Silva Herzog, describe con meticulosidad, todos estos capítulos de gallardía y amor a patria, de esa ejemplar generación, los cuales hicieron posible la odisea para recuperar la soberanía del petróleo y sus efectos posteriores.
Evidentemente las petroleras desplazadas nunca dejaron de aspirar su regreso y sin el mínimo recato, iniciarían su labor de infiltración política creando un partido de extrema derecha para revertir el control nacionalista y recuperar la explotación para sus insaciables ambiciones de fortunas salomónicas. Así engendraron el Partido Acción Nacional con quien fuera su cabildero en materia de evasión de impuestos y operador apátrida Gómez Morin.
Los juegos de traición nunca dejaron de existir, hasta llegar a 1968, cuando el entonces Director General de Pemex Don Jesús Reyes Heroles entregara al presidente Gustavo Diaz Ordaz los informes correspondientes a los trabajos de prospección, donde quedaban certificados las grandes reservas en aguas someras, desde Frontera, Tabasco, hasta Puerto Real, en la isla del Carmen, Campeche.
El informe era demoledor y confirmaba esa riqueza largamente añorada por todos los corsarios y piratas del oil, quienes llegaron a construir durante la segunda conflagración mundial, el aeropuerto en Ciudad del Carmen, para establecer una base militar casi secreta y proteger de los países opositores del conflicto, el control geopolítico de esta fundamental franja petrolera.
Gustavo Diaz Ordaz ordenaría cancelar los contratos de riesgo compartido, existentes, así como también las concesiones otorgadas a grupos dedicados a la explotación de nuestros recursos energéticos aprovechando imprecisiones e interpretaciones muy singulares de nuestra Constitución.
La crisis que muchos neoliberales (hijos del proyecto-recomendación para la traición y dominio del plan contra México, del ex secretario de la Defensa Norteamericano Robert Lansing nunca han querido darle difusión los neoliberales), se detonaría ante la crisis generada por los precios del crudo en el mercado internacional de la OPEP en los años 70s y ello obligaría a los personajes fuertemente vinculados a la involución nacionalista petrolera, activar los designios que con tanta valentía y patriotismo advirtiera, el nunca bien ponderado gran Ing. Rafael Decelis en sus publicaciones, alertas tempranas y conferencias para destruir con razones y datos duros, las estrategias de los tecnócratas con chips insertados en las grandes universidades del modelo depredador global y que, aplicadamente actuaban destruyendo toda factibilidad de conservar el éxito en la fortuna de tener en subsuelo y aguas someras escriturado, los veneros del infierno.
Para cumplir la consigna y abatir en calidad de esquiroles el control del mercado de la OPEP, se tenía que lograr de facto, una producción inmediata y las reservas conocidas desde 1968 se activaron, creando la apología del pescador Rudecindo Cantarell, sobre las chapopoteras para iniciar el crimen sobra la industria camaronera, actividad sustentable generadora de millonarias divisas en la explotación responsable de una comunidad con la existencia de más de 800 barcos camaroneros, múltiples plantas procesadoras y puentes de comercialización terrestres y aéreas para la exportación del crustáceo más cotizado el mundo.
Los primeros pozos
QUIEN ESTO ESCRIBE,fue testigo, a mediados de 1974, de la llegada de la plataforma de exploración “Reforma” que iniciaría la perforación de los primeros pozos en el mar, frente a la ínsula de nombre virginal; Isla del Carmen.
La infamia para sepultar esta actividad se dio por parte del presidente José López Portillo quien opera su destrucción, decretando la sectorización a unos pesadores a los que se corrompería sin empacho, por medio de la creación de Banpesca, y completar la infamia con el presunto accidente del Ixtoc-1 para contaminar el mar, esteros y aplicar detergentes, diluyentes y químicos altamente cancerígenos, similares a los empleados en el último derrame de la plataforma Deepwater Horizon de British Petroleum que les ha costado miles de millones de dólares en indemnizaciones a residentes del coloso del norte y sus pescadores, sin que hasta la fecha terminen las sanciones .
La danza de los millones de barriles al mercado negro de Ámsterdam, conocido también como huachicol, sería la picara versión del gobierno de Jolopo y los posteriores presidentes de la minoría rapaz —para administrar asaltando la abundancia—, mientras se violaban todas las normas internacionales para tendidos de gasoductos marinos y se satanizaban a pescadores convirtiéndolos en non gratos en su propia patria insensible y, gobiernos con gula de rapiña.
Pemex se convertía en apocalipsis de la pesca, el entorno ecológico y la sobrevivencia de los habitantes del Carmen.
El saqueo se daba sin la mínima muestra de vergüenza, mientras se abandonaba en definitiva toda mística inicial de Lázaro Cárdenas y aquella generación de patriotas comprometidos con la dignidad.
Los actos indignos se sucedieron en una gran dinámica de felonía a la patria y convirtiendo el petróleo en botín, sus excedentes en raterías de los tres niveles de gobierno y las resistencias en crímenes para despejar estorbos, como sucediera con el senador José Ángel Conchello después de denunciar los “Acuerdos Secretos de Aguas”, del no menos traidor Ernesto Zedillo Ponce de León.
Los tiempos de rendir cuentas han llegado en la 4T, por mandato democrático manifiesto en las urnas.
Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto tienen mucho que esclarecer al respecto frente a todos los ciudadanos
Los actos delictivos en Pemex Internacional, rescates de Repsol, contratos para la construcción de “floteles”, compra de chatarra como equipos de tecnología de punta; robo de información estratégica de Seguridad Nacional de las reservas probadas, probables y posibles en PEP y muchas cuentas que rendir de todo el periodo nefasto del neoliberalismo en pánico, y franco desafío a nuestro gobierno democrático del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Salvar a Pemex es rescatar a la patria. La oportunidad generacional de trascender se repite como en 1938.