Por Matteo Castagna
En abril, la prestigiosa revista estadounidense, Geopolitical Futures, publicó un interesante artículo de su fundador, el Prof. George Friedman, húngaro, naturalizado estadounidense, quien conoce desde hace años la dinámica del poder, que también trata como profesor de ciencias políticas y escritor de textos particulares, inherentes al mundo y sus devenires.
El control de los mares
“El sistema político estadounidense ya no es capaz de manejar crisis internas. Nunca en la historia las fallas socioeconómicas e institucionales han estallado juntas. La innovación tecnológica nos salvará. Y la estrategia seguirá centrada en el poder naval” .
Aunque China y Rusia son países muy importantes, el eje del mundo es América. Estados Unidos tiene la economía más grande del planeta, la fuerza militar más poderosa y sigue siendo el líder en innovación tecnológica. Los acontecimientos de los últimos años, especialmente el surgimiento de la tecnocracia, independientemente del impacto en los pueblos, son la cínica consecuencia directa del derrumbe interno de las barras y estrellas.
Barril de pólvora estadounidense
En EE.UU. está en marcha una crisis social, seguida de una enorme crisis económica, de la que no se recuerdan precedentes. Estas, junto a la crisis política y una grave crisis institucional a nivel federal, componen la crisis sistémica que está poniendo de rodillas a la Superpotencia.
Friedman observa, astutamente, que mientras que, en el pasado, los problemas sociales disminuían antes de que surgieran problemas letales en el sistema económico, hoy las demandas sociales son más intensas, religiosa, moral y culturalmente. Se están desgastando, cuanto más duran.
Las quiebras bancarias se suman a estos problemas y ya no los silencian. La incapacidad para mitigar los problemas sociales, incluida la explosión de la bancarrota de la sociedad multirracial y el fenómeno del género fluido, los problemas económicos y las fricciones entre las instituciones federales hacen que el panorama actual sea muy diferente al del siglo XX.
La ira y el odio entre los estadounidenses que vemos todos los días es una anomalía. Los europeos tenemos que considerar las proporciones: en los Estados Unidos hay 335 millones de habitantes, o más de 5 veces y media la población italiana.
¿Cerca del colapso?
El Profesor Friedman cree que esta situación no se mantendrá más allá de las próximas elecciones. Es probable que se amplifique el impacto del conflicto en Ucrania. Seguramente el próximo Presidente tendrá que enfrentar la falla sistémica interna, a partir de su tamaño y gravedad.
El Profesor confía en la política estadounidense a partir de la capacidad demostrada por los distintos presidentes para revivir el país tras los golpes de la década de 1830 con Andrew Jackson, luego, tras la crisis que siguió a la guerra civil ,con Rutherford Hayes; sin olvidar a Franklin Delano Roosevelt quien, apoyando el refinanciamiento del sistema bancario, puso de nuevo en pie al país.
Y Reagan, invirtiendo la estrategia de Roosevelt, aumentó el dinero en circulación para la inversión empresarial, conteniendo la inflación y dando un impulso vital a los negocios.
Sin ironía, el profesor Friedman dice que son los presidentes quienes dictan la línea y que, por desgracia, “incluso si uno de ellos fuera un idiota empedernido, todavía tendría una serie de instituciones y asesores a su disposición para mantenerlo bajo control” (ver Limes – abril de 2023).
Friedman está convencido de que la próxima innovación, gracias a la cual Estados Unidos encontrará la manera de recuperarse, estará vinculada a la medicina y la demografía. De hecho, desde hace al menos dos años todas las señales parecen ir en estas dos direcciones.
Se dice que no toda innovación está puesta al servicio del bien común, porque en el maquiavélico sistema democrático occidental, el fin es el presupuesto del Estado, el medio es la tecnología y el hombre existe por accidente, si puede ser complementario al sistema de poder y la reestructuración económica.
De lo contrario, se desecha y tal vez se reemplaza con Inteligencia Artificial. O, peor aún, te quedas con todo lo que necesitas para la producción y la otra parte se deja morir de alguna manera. con el clásico y satánico desprecio por la Vida y por el Creador que siempre ha caracterizado la política de los príncipes de este mundo, codiciosos y corruptos.
¿Cuál es el destino de Italia?
¿Y nuestra querida Italia? ¿Cómo se mueve Giorgia Meloni en el escenario previsto? Leer a Luigi Bisignani, en estos momentos, siempre es útil, porque no hay nadie más informado que él sobre los acontecimientos del Palacio Chigi y sus alrededores.
“Sí, se movió bien. – responde el editorialista de Il Tempo – Contra viento y marea”. Pero, ¿y si cambiaba su posición en todo? “¡Precisamente! No podía hacer otra cosa. El gobierno duraría una semana. Es precisamente la forma en que manejó estas metamorfosis en lo que era buena. Ahora, en Italia, es casi más fácil cambiar de sexo que cambiar de posición en Europa”.
Estamos en género fluido. “Y en consecuencia también en el fluido político”. …”Se está construyendo como una ‘reina del ajedrez’ y será determinante en la elección de los próximos responsables de las instituciones de la UE. […] Las nominaciones para Meloni, en Europa, serán un paseo por el parque con comparación con el rodeo de los italianos. Metsola quiere ser presidente de la Comisión, Von der Leyen quiere ir a la OTAN, Gentiloni aspira a ser presidente del Consejo Europeo. Simple y llanamente”. (Los poderosos en el tiempo de Giorgia, L. Bisignani y P. Madron, ed. Chiarelettere, mayo de 2023).
No para el pueblo, que no le interesan las particiones, pero observa que nunca se habla del “bien común”.
¿Mala palabra? Seguramente –respondería Cetto La qualunque– porque a los políticos no nos importa el “bien común”.
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