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LA PRESIDENCIA DE EGIPTO ANUNCIA QUE EL PAÍS SE HALLA EN “GUERRA CONTRA EL TERRORISMO”

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En su primera comparecencia pública tras el brutal desalojo de los campamentos que los seguidores de los Hermanos Musulmanes tenían en la capital del país, El Cairo, el ministro de Defensa y jefe del Ejército egipcio, general Abdel Fatah al Sisi, ha afirmado que las Fuerzas Armadas respetan la voluntad del pueblo y no ansían el poder, pero ha advertido a los islamistas de que no se doblegarán ante la violencia.

“No permaneceremos impasibles ante la destrucción del país y las amenazas contra la población”, ha dicho Al Sisi en un discurso ante mandos de las fuerzas de seguridad, en sus primeras declaraciones desde el desalojo de las acampadas de los islamistas el pasado miércoles y la ola posterior de disturbios, que ha dejado cerca de 800 muertos.

El jefe de las Fuerzas Armadas ha pedido a los seguidores del expresidente Mursi que reflexionen, refiriéndose a aquellos que “se imaginan que la violencia hará arrodillarse al Estado y a los egipcios”.

También ha señalado que no permitirá que se transmita a los medios de comunicación occidentales una imagen “errónea de que hay una lucha entre el pueblo”, así como que se utilice el islam para “amedrentar a la población”. Al Sisi ha afirmado que “el pueblo tiene su voluntad libre para elegir a quien desea” y que el Ejército y la Policía respetarán la elección popular de las próximas autoridades.

“El honor de proteger la voluntad del pueblo es un orgullo más grande que gobernar Egipto”, ha respondido a quienes acusan a los militares de acaparar el poder en el país tras el derrocamiento de Mursi el pasado 3 de julio. Así, ha señalado que en Egipto hay cabida para todas las facciones y que a las Fuerzas Armadas les preocupa “cada gota de sangre egipcia” derramada.

Sin embargo, ha pedido a los islamistas que revisen sus “posturas hacia la patria” y que tomen conciencia de que “la legitimidad pertenece al pueblo, que se la da y quita a quien desea”. En este sentido, ha agregado que Mursi debería haber aceptado la celebración de un plebiscito sobre su continuidad en el cargo.

“Fuimos honestos en todo y advertimos de que la disputa política llevaría a Egipto a un túnel oscuro”, ha apostillado Al Sisi. Durante la alocución, en la que ha estado presente el ministro del Interior, Mohamed Ibrahim, Al Sisi ha elogiado el papel de las Fuerzas Armadas y la Policía en proteger “el frente interno y la seguridad nacional”.

La tensión se ha disparado en Egipto desde el pasado miércoles, cuando las fuerzas de seguridad desmantelaron dos acampadas de islamistas en El Cairo. Partidarios de Mursi participan hoy en una nueva jornada de protestas contra el golpe militar del pasado 3 de julio, dentro del plan para seguir movilizándose durante una semana después de que la Presidencia de Egipto anunciase que el país se halla en “guerra contra el terrorismo” y acusase a los manifestantes de ser “fuerzas extremistas”.

Sin embargo, han decidido anular algunas de sus concentraciones en El Cairo “por razones de seguridad” y ante la presión de los autodenominados “comités populares”.

Mientras tanto, al menos 36 presos, supuestos miembros de los Hermanos Musulmanes, han muerto en enfrentamientos desatados tras atacar un grupo armado el convoy policial que los trasladaba a una cárcel al norte de El Cairo.

Según han señalado fuentes de seguridad a la televisión estatal y a la agencia oficial Mena, los detenidos perdieron la vida durante los choques cerca del presidio entre los policías que los custodiaban y el grupo armado que intentó liberarlos. El convoy policial trasladaba a 612 presos islamistas, simpatizantes de los Hermanos Musulmanes, a la cárcel de Abu Zabal, en el norte de la capital.

De acuerdo con la agencia Mena, durante este ataque, un oficial de policía fue secuestrado por los islamistas, aunque poco después fue puesto en libertad y trasladado a un hospital. El Partido Libertad y Justicia, brazo político de los Hermanos Musulmanes, ha calificado la muerte de los detenidos de “masacre sangrienta terrible”.

Ayer, la policía egipcia desalojó en una violenta operación una mezquita del centro de El Cairo donde se refugiaban cientos de islamistas, que tuvieron que ser protegidos de una turba de civiles exaltados que pretendían lincharlos.

Las autoridades detuvieron a 385 personas durante el operativo, entre ellos tres irlandeses, un turco y un sirio. Por otra parte, fueron detenidos seis supuestos miembros de los Hermanos Musulmanes cuando se encontraban en un hotel en la provincia de Ismailiya, en el este del país, ha informado la agencia estatal de noticias Mena.

De esas seis personas, cuatro habían sido calificadas de “peligrosas” y estaban siendo buscadas por la Justicia, según Mena, que agregó que la Fiscalía ha ordenado su ingreso en prisión preventiva durante 15 días mientras continúan las investigaciones.

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