Horas después de que la jefa ejecutiva del territorio, Carrie Lam, anunciara la norma miles de personas salieron a las calles y repitieron el patrón de destruir la infraestructura estatal, bloquear las calles, confrontar con las fuerzas del orden y lanzar bombas caseras.
En uno de los incidentes -reportó la prensa local- un policía disparó su arma en defensa propia cuando un grupo de manifestantes lo rodearon, golpearon e hicieron detonar un explosivo en sus pies.
También circulan informaciones sobre un adolescente herido de bala.
La situación llegó a un punto tan grave que este sábado toda la red ferroviaria y de metro, incluida la línea hacia el aeropuerto internacional, está fuera de operaciones.
De igual manera, ninguno de los bancos y centros comerciales de Hong Kong abrieron sus puertas, mientras unos pocos supermercados trabajan con largas colas de consumidores que buscan abastecerse para evitar salir a las calles ante la escalada violenta.
De hecho la policía urgió hoy a la ciudadanía alejarse de los disturbios y precautelar su seguridad durante el fin de semana, pues se supo sobre los planes de más acciones para mañana y el lunes.
Gran parte de los participante en las violentas protestas usan máscaras para impedir su identificación, así como cascos y chalecos durante los ataques a las fuerzas del orden y la propiedad pública.
El instrumento legal no se aplicará a los participantes en marchas pacíficas y autorizadas, y contempla excepciones para las personas que se cubren el rostro por razones religiosas o problemas de salud.
Los infractores pueden enfrentar hasta un año en prisión y multas de 25 mil dólares hongkoneses (tres mil 187,55 dólares).
Además, la norma da potestad a la policía a detener a cualquiera que lleve nasobucos en público y, de negarse, podrá sancionarlo con seis meses en la cárcel y multas de 10 mil dólares hongkoneses ( mil 275,03 dólares).
El gobierno de China continental expresó respaldo la adopción de la ley y consideró intolerable la amenaza que suponen las actuales revueltas para la soberanía y los daños a la seguridad pública allí.
También enfatizó en que el principio de Un país, dos sistemas aplicado en la llamada Perla del Oriente no cambiará ni tampoco se alterará su esencia, ante pretensiones secesionistas de grupos opositores del territorio sureño.