Voces del Periodista Diario

Sacerdote católico en la Franja de Gaza: “Urge pedir, suplicar, interceder para que se realice un alto el fuego”

El Padre Gabriel Romanelli, sacerdote, de origen argentino, a cargo de la única parroquia católica romana, en la Franja de Gaza, comunico, este miércoles, lo siguiente::

La Franja de Gaza con sus 2.300.000 habitantes sigue siendo bombardeada noche y día.
No hay lugar seguro dónde estar y dónde ir. Desgraciadamente.  URGE pedir, suplicar, interceder para que se realice un alto el fuego.
La noticia de ayer, sobre el ataque al reconocido, aquí, como el “Hospital Cristiano de Gaza” sigue haciendo llorar, en todo el mundo, a multitudes de personas que contemplan este crimen atroz.
En todos lados, pero, sobre todo, en los pocos refugios que hay, los ruidos de los bombardeos, el encierro, la falta de todo, hacen difícil la vida cotidiana. Muchos han perdido seres queridos, hay miles de muertos, y miles y miles de heridos, muchísimos han perdido sus casas, negocios, todo.
Toda la comunidad cristiana está bien. En lo de Jesús, como les gusta repetir. Sigamos rezando mucho por ellos y por todos los habitantes de Gaza, musulmanes y cristianos, quienes, en estos días, viven vida de desplazados y refugiados.
Tanto el Padre Iusuf Asaad, IVE, Vicario Parroquial, como las Hermanas Servidoras del Señor y de la Virgen de Matará, María del Pilar Llerena y María del Socorro Llerena, como las religiosas del Rosario de Jerusalén y las Hermanas de la Madre Teresa, junto a todos los niños discapacitados, como todas las familias, están bien.
La colaboración con la gente del barrio es buena y constante, como lo es habitualmente en Gaza.
Cristianos y musulmanes vivimos juntos en Gaza.
La gente en toda la Franja de Gaza está desesperada y busca cómo sea el lugar que les parezca más seguro. Todo está desbordado. Y muchísima gente vaga por las calles con sus hijos y poquísimas cosas al hombro buscando amparo.
La guerra destruye todo. Pidamos por su fin.
Vuelvo a agradecer, en nombre de todos, la cantidad enorme de oraciones, mensajes, llamadas, pedidos de entrevistas y notas. Miles y miles. Imposible, desgraciadamente, responder la mayor parte de las veces. Ni siquiera con un “ok, recibido, gracias, oraciones”.
Sepan entender lo crítico de toda la situación y les suplicamos que sigan rezando para que el Señor haga cesar este cáliz de dolor en virtud de la fuerza y bondad de su Pasión salvadora.

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