Voces del Periodista Diario

Sí, los liberales son nuestros enemigos

Matteo Castagna

 

Por Matteo Castagna

La nuestra es, por un lado, la sociedad del nihilismo, y por otro la del entretenimiento. Juntas forman un decadentismo que muchas veces va más allá de los parámetros de la lógica y el sentimiento común, volviéndose distópico, absurdo. La inversión del Bien y el Mal es la quinta columna de la globalización. Hoy, ser “alternativo” significa ser feo, por dentro y por fuera. Al contrario, esta pobre gente creó a su Dios en la transgresión, lo que absolutamente debe ser, no sólo aceptado por todos, sino que todos deberían estar agradecidos con estos chics radicales por habernos sacado de la esclavitud del patriarcado.

No se dan cuenta -los pobres- que al hacerlo se liberan de la tradición, anulan su identidad y aman ser esclavos de la corrección política. Se sienten libres pero ya no hay un sirviente de un globalista, que aunque solo sea adaptándose al mal actual, hace ganar a los amos de este y el próximo mundo.

Como es propio del alma germánica, es decir, del alma más auténticamente europea, la visión del mundo que hace único al hombre de la Tradición está impregnada de sueños, de figuras míticas y eternas, como el guerrero, el héroe y el caballero, todos inclinados hacia principios atemporales, que pertenecen a la categoría sobrenatural, espiritualmente omniabarcante, en defensa de lo que es Bueno e intrínsecamente bello, porque los hijos de la Luz ciegan a los ahijados de las tinieblas.

 Aquí, pues, domina también una visión trágica del heroísmo, la del luchador que se enfrenta a un enemigo que tiene fuerzas desproporcionadamente mayores, que sabe que está destinado a la muerte o a la derrota, pero que sin embargo conoce su deber y lo cumple con plenitud. básicamente, hasta la anulación de sí misma en el conflicto. En esta derrota reside la victoria del héroe,

La política, para José Antonio Primo de Rivera, es a la vez doctrina y misión, acción y ascesis, resumida en una concepción “militar” de la vida, cuya destrucción vino del pacifismo, rama vil del progresismo militante. Primo Siena, en “Escritos y discursos de batalla” (ed. Settimo Sigillo, 1993) cuenta cómo para Rivera no vale lo que aparece, sino lo que es: el ser es la raíz de la existencia. Siguiendo la lección tomista, se reconoce al hombre como un compuesto de espíritu y materia en el que el cuerpo está dado por la materia y el alma espiritual es el acto del cuerpo que comunica a la materia corporal el ser en el que subsiste, dando lugar a un unión sustancial que es una verdadera unidad viviente. Pero el alma humana no se sumerge totalmente en el cuerpo; por el contrario, lo trasciende intelectualmente porque posee el sentido de lo universal y lo eterno.

En la concepción liberal democrática, aunque en realidad se trata de una oligarquía de unas pocas familias, en una innoble plutocracia global, la comunicación pública sirve para hacer creer a la gente que ha pasado de súbdito a ciudadano, es decir, que ha pasado “de la tiranía”. de a la tiranía de las asambleas”. Pero desde el siglo XIII -el siglo de Santo Tomás de Aquino- nos ha llegado una lección clásica: la soberanía se justifica más por su fin que por su origen. Y el fin de la soberanía es el “bien común”, es decir, la esencia del bien de todos. Si el globalista ama el caos y confunde la libertad con hacer lo que uno quiere y no lo que debe hacer, el hombre de Tradición tiene una constante disposición del alma para hacer el bien.

San Pío X nos recuerda que, además de las virtudes naturales, existen virtudes sobrenaturales que no podemos ejercitar con nuestras solas fuerzas, sino que nos son dadas por Dios, y son virtudes cristianas. Las principales virtudes morales son: la religión, que hace rendir a Dios el debido culto y las 4 virtudes cardinales: prudencia, justicia, fortaleza y templanza, que hacen a uno honesto en la vida. Es evidente que el cristiano no puede ser también liberal, porque el liberal no tiene verdadero respeto por la Vida, es subjetivista y relativista del bien y también del mal. En efecto, generalmente somete a votación el mal, cuando sabe que puede ganar, después de haber corrompido suficientemente a la sociedad.

Santo Tomás escribió que “cuando los ricos consumen para sus fines personales el excedente necesario para la subsistencia de los pobres, les roban”. ¿Los liberales se preocupan por los pobres? ¿Son Soros y Schwab fríos especuladores en la piel del pueblo o son devotos benefactores de la humanidad? La respuesta es simple y clara, a estas alturas, para todas las personas de buena fe. Por lo tanto, hemos identificado a los enemigos. Todos hacen su parte para rebelarse contra su Sistema, para que la Subversión del orden natural sea aplastada, como San Jorge atravesó y mató al dragón.

 

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