Voces del Periodista Diario

Con esfuerzo y sacrificios algunos negocios juchitecos salen adelante

Por Nelly Segura Granados. Enviada

JUCHITÁN (Notimex) 09 de septiembre de 2018.- El último año en Juchitán no se ha medido en días sino en esfuerzo para recuperar el patrimonio que destruyó el sismo del 07 de septiembre; cada minuto se multiplica ante la dificultad por el alza en los precios de los materiales para la construcción y de la mano de obra.

La situación es más difícil con las réplicas, y ¿cómo no temer a las réplicas? si con cada sacudida regresa el temor, la parálisis; un escalofrío recorre el cuerpo. La tierra brinca, tira objetos, no se sabe si el de la comida será más intenso que el del desayuno.

Bajo un sol que despelleja, los habitantes observan de manera inexorable como quedó el pueblo y como 365 días no han sido suficientes para regresar a la normalidad. En las calles, las grandes cadenas fueron las primeras en reponerse, mientras que sólo algunos negocios pequeños se han levantado de la hecatombe.

Entre ellos, la pizzería El Gratín, famosa por iniciar sus operaciones a unos días del sismo aún sin paredes ni fachada. Para su dueño, Enrique Morales, fue importante iniciar con sus actividades lo antes posible, no sólo para comenzar la reconstrucción sino también para que las 10 familias que dependen del negocio tuvieran ingresos.

Se nos cayó toda la parte de enfrente, nosotros tratamos de adecuarlo como si fuera una terraza para que no se viera tan feo y así empezamos, poco a poco adaptamos un lugar, aunque no hemos podido reconstruirlo en su totalidad por la falta de recursos y por la escasa mano de obra”.

Enrique Morales no cree que su negocio ni el trabajo personal que ha realizado por reconstruirlo sea un emblema de fortaleza: “Todos los juchitecos somos gente de trabajo y no nos vamos a caer por las circunstancias, mientras Dios nos de vida nosotros le vamos a poner ganas todo el tiempo”, asegura.

Explica que como ayuda gubernamental sólo recibió 10 mil pesos, mismos que únicamente le alcanzaron para algunos gastos menores, por ello, agradece la fidelidad de sus clientes que siguen consumiendo alambres, pastas, cortes de carne y sus tradicionales pizzas.

En las calles de Juchitán, el tiempo se detuvo, aún quedan escombros, casas derrumbadas, calles desechas, en medio de una de ellas un pequeño letrero invita a los clientes: “Se rentan trajes de tehuana”, tras tocar la puerta Mariana Gurrión, la propietaria, sale de una casa.

Dice que el negocio, Na Camela, lo inició su madre hace más de 30 años; sin embargo, el sismo ha sido la situación más difícil que ha enfrentado hasta ahora.

Señala que la renta de vestidos de tehuana para las fiestas de las velas que se realizan en mayo, las graduaciones y las bodas, son los principales eventos en los que ofrece sus vestidos, pero este año se han suspendido la mayoría de ellas.

Pese a ello, cada día trabaja desde una casa en la que se encuentra de manera provisional ante la pérdida de su casona en una de las calles principales: “Fue muy difícil ver como una máquina se llevaba mi casa a pedazos, pero tenemos que seguir”.

La renta de los vestidos es de 500 pesos a cambio de una credencial de elector, así, los clientes pueden ahorrar hasta ocho mil pesos por la compra de un traje típico de la zona, que incluye el huipil, enagua y falda.

Con el sismo se destruyó el mercado municipal que albergaba a cerca de 300 comerciantes oficiales, además de miles de personas que vendían diversas mercancías alrededor, ahora algunos comerciantes se han instalado en un parque cercano.

Ahí, la señora Rosa Guerra Santiago ha reconstruido su tienda de abarrotes y materias primas, siempre bajo la premisa: “Una persona que es trabajadora se levanta de una, dos y de todas las que vengan, la gente de mi tierra es muy trabajadora”.

Reconoce que el sismo fue una gran prueba para ella y para sus otros compañeros del mercado, pero siguen adelante, le atribuye a Dios la fuerza para levantarse y seguir adelante, ya que hasta ahora no han recibido ningún apoyo económico.

Explica que en el parque sufren incomodidades con la lluvia y el viento, pero eso no le impide salir día a día a vender y con ello tener dinero para sacar, junto con su esposo, a sus tres hijos adelante; no existe un número determinado de los locatarios que reactivaron sus negocios, aunque sabe que algunos ya no pudieron volver a invertir.

El taxista Antonio Santos recorre las calles en su vehículo entre los hoyos de las calles que aún no han sido reparados y miles de mototaxis -transporte tradicional de la zona- asegura que no ha sido fácil recuperarse del golpe del 07 de septiembre, pero explica que en su tierra: “Teco valiente muere de pie” y no van a parar hasta recuperarse por completo.

VP/Nacional/EZ

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