Juan Ramón de la Fuente Ramírez, el ex funcionario defensor de la salud pública sin tintes partidistas, el ex rector que le devolvió la tranquilidad a la UNAM en la última década del XX, y el científico y académico que usa su credibilidad para impulsar cambios con temas prioritarios en la agenda pública del país, recibió este lunes el grado de Doctorado Honoris Causa por la Universidad de Guadalajara.El reconocimiento le fue otorgado por su destacada contribución a la siquiatría y a la salud pública de México, así como por su liderazgo universitario y su defensa a la educación superior pública, laica, gratuita y de calidad.
El ex rector de la UNAM aseguró que la educación superior debe ser un proyecto integral y un proyecto público apoyado por el sector privado y dinamizado por el sector social. Asimismo llamó a fortalecer con mayor presupuesto la educación, porque esta es fundamental para el desarrollo y la democracia de México.
En el paraninfo de la Universidad de Guadalajara, el homenajeado confesó que se sintió abrumado por los “excesivos elogios” que recibió en una emotiva ceremonia, donde los aplausos le arrancaron algunas lágrimas. Y en su discurso, Juan Ramón de la Fuente se dijo consciente de la responsabilidad de este reconocimiento, pues comparte el grado con personalidades como Adolfo Sánchez Vázquez, Luis Villoro, Geovanni Sartori, José Woldenberg, Fernando del Paso, Hugo Gutiérrez Vega y Miguel León Portilla.
“Es esta una institución admirable y respetable. Aquí saben muy bien que cuando excluimos nos empobrecemos, y cuando incluimos nos enriquecemos. Aquí han sido incluyentes con los históricamente excluidos”.
Juan Ramón de la Fuente mencionó que la universidad debe ser reflexiva, y no deben olvidarse las bondades de todos los modelos educativos: las ciencias sociales y las humanidades no como un estorbo, sino como una necesidad para entender la ciencia.
Señaló que en el estudio de la vida, los científicos se ocupan del sustento biológico, pero a los humanistas les interesan las acciones y los valores que rigen a los seres humanos. “Por ello sostengo que la ciencia y el humanismo son complementarias”.
“Me identifico con los planteamientos que se han esgrimido sobre la Universidad: debe ser un proyecto público apoyado por el sector privado y dinamizado por el sector social. Es por eso que la educación es la raíz en los problemas de la nación”.
“Pero educar es más que eso, educar es forjar seres humanos libres, autónomos, creativos, comprometidos, aptos para el ejercicio de la democracia, y para comprender la situación donde están inmersos”.
Y para finalizar, habló sobre la situación nacional de descomposición social debido al bajo nivel de discusión en torno a la “utopía educativa” y que tiene consecuencias como las de los desaparecidos, “y donde tiene que haber responsables” para salvaguardar el estado de Derecho.
Por otro lado, el rector de la máxima casa de estudios de Jalisco, Tonatiuh Bravo Padilla, se congratuló en entregar “el mayor reconocimiento que puede otorgar una institución de educación superior” al doctor De la Fuente, uno de los latinoamericanos “con mayor reconocimiento, un hombre de ciencia”.
“Los análisis (del homenajeado) se caracterizan por su carácter multidisciplinario. Con relación a su obra, el escritor Juan Villoro los considera como la bitácora de viaje de un observador global que tiene entre sus virtudes, la capacidad de conectar observaciones heterogéneas”.
En la faceta publica, Bravo Padilla elogió el nivel de debate que es capaz de generar el homenajeado. Eso lo ha hecho convertirse en un líder que concilia entre actores, que impulsa ideas por el humanismo, el arte y la cultura. Y su impulso a la innovación y la calidad de la educación superior, sustentado en la autonomía universitaria.