Morelos, un territorio y población relativamente pequeños, ha comenzado a llamar la atención cuando se habla de asesinatos. No es para menos, 25 de los 33 municipios de Morelos tienen tasas de asesinatos que superan la media nacional y 20 de ellos la duplican.
Los datos delictivos de esta entidad, muchas veces ignorados por el tamaño de su territorio y su población, sólo pueden valorarse si se considera cuántos casos de homicidios premeditados se registran, al año, por 100 mil habitantes.
De hecho, estos municipios tienen una tasa de homicidios similar a la zona de guerra de Sudán del Sur, un territorio africano independizado hace 4 años y asolado por una guerra étnica (datos de la Organización de Naciones Unidades contra la Droga y el Delito 2013).
En el contexto nacional resultan también fuera de la norma: en el peor momento de la guerra contra el narco del sexenio pasado, la tasa nacional era 21 casos de asesinato por cada cien mil habitantes.
Sólo una decena de municipios morelenses están por debajo de esta línea.
Yautepec, al igual que el recientemente afamado Temixco, ronda los cien mil habitantes, por lo que, a diferencia de Huitzilac y Mazatepec (10 mil y 20 mil habitantes), se esperaría que las tasas de asesinatos no den brincos estadísticos entre un año y otro.
Yautepec, al igual que el recientemente afamado Temixco, ronda los cien mil habitantes, por lo que, a diferencia de Huitzilac y Mazatepec (10 mil y 20 mil habitantes), se esperaría que las tasas de asesinatos no den brincos estadísticos entre un año y otro.
Y efectivamente no dan brincos, se mantienen con decenas de averiguaciones previas por homicidios dolosos cada año. Es decir, cada mes hay un muerto.
