Voces del Periodista Diario

A todo Narcoestado corresponden narcofinanzas

La Piedra en el Zapato

Por Abraham García Ibarra

Lo primero que nos parece digno de destacar, es la calidad de la fuente. El tema, por supuesto, no es nuevo: Desde el periodo en el que el constitucionalista Jorge Carpizo despachó en la Procuraduría General de la República creó estado en México la figura: Narcoestado.

De una gestión anterior en la PGR, la del ex gobernador de Jalisco, Enrique Álvarez del Castillo, entre los materiales generados o rescatados por el Instituto Nacional de Ciencias Penales, tenemos a la vista el ensayo Del delito de cuello blanco a la Economía criminal, obra de dos investigadores académicos argentinos: José M. Simonetti y Julio E. S, Virgolini; lo asociamos a la materia de esta entrega.

La cabeza principal de ayer en La Jornada, con crédito al confiable especialista en economía y finanzas, Roberto González Amador, nos informa que 600 mil millones de pesos al año mueve el narco en los circuitos de la economía mexicana.

El contenido es producto de una entrevista al doctor José Luis Calva. Por al menos dos décadas hemos dado seguimiento a las preocupaciones de este patriota mexicano por el abandono en que el Estado neoliberal ha hundido la política agropecuaria del gobierno mexicano, hasta fracturar en unos cuantos años nuestra soberanía alimentaria.

La temática económica del narco es objeto de uno de 20 volúmenes bajo el sugerente rubro Reconstruyamos la nación, iniciativa en la que participan 477 investigadores de la UNAM.

Subrayada la autoridad científica y política del doctor Calva y la constelación de académicos comprometidos en esa excitativa, el segundo elemento del estudio es la oportunidad, cuando en la transición presidencial se está planteando como prioridad una política de drogas, condición sine qua non para la pacificación de México.

Los nobles oficios de Lucky Luciano en México

La generación de valor de la droga, desde su siembra y procesado, y su renta en México, está documentada por el Departamento de Estado (USA), dependencia que durante años de arrogó la facultad de expedir certificación al gobierno mexicano en diversas materias, sobre todo en Derechos Humanos.

Hacemos hincapié en este último dato porque, no por accidente, fue esa dependencia de Washington la que, desde la década de los setenta, durante el gobierno del republicano Richard M. Nixon, impuso al exterior el combate a los narcóticos, mientras que inundaba los campus universitarios y barrios marginales de las grandes ciudades con substancias gruesas para tratar de neutralizar movimientos civiles contra la Guerra de Vietnam.

Si se nos revalida la licencia, retomamos nuestro habitual ejercicio memorioso para colocarnos en los umbrales de la Segunda Guerra Mundial en que, invadida Indochina por los japoneses, la operación de los laboratorios asiáticos puso en riesgo el suministro de derivados del opio a los mercados occidentales.

Por un pacto no necesariamente escrito entre los gobiernos de los Estados Unidos y México se optó por territorio mexicano, ahora conocido como El triángulo dorado que abarca Sinaloa, Chihuahua y Durango, para suplir a los proveedores chinos.

La operación fue confiada expresamente a agentes de la mafia neoyorkina capitaneada entonces por Lucky Luciano, que financiaron in situ el cultivo de adormidera en el noroeste del país. Personaje de película fue Meyer Lamsky, responsable de droga y finanzas de aquel cártel y operador en la región descrita.

El negocio mafioso que llegó para quedarse

Pasó la guerra, pero el negocio ya había acreditado su alta rentabilidad: Llegó para quedarse. Ya para la década de los sesenta, el gobernador de Sinaloa, Alfredo Valdez Montoya dio la primera señal de alarma: Las grandes fortunas empresariales en el estado tenían como origen el narcotráfico.

Antes que los procuradores federales citado en los primeros párrafos de estas notas, el doctor Sergio García Ramírez había puesto el dedo en la llaga de esa empresa criminal: El narcolavado. Nadie quiso parar oreja. Hasta la fecha.

Ya para los noventa, era del dominio público el involucramiento en el lavado de dinero conspicuos dirigentes de las cúpulas de hombres de negocios. El caso más representativo fue el un presidente de la Asociación de Banqueros de México, pasado por indagatorias judiciales.

Tocaron las puertas de El Capitolio: Nadie abrió

Fue precisamente en 1993 cuando el asunto tocó las puertas de El Capitolio de Washington: En sesiones legislativas para discutir el Tratado de Libre Comercio (TLC) un especialista invitado mentó la soga en casa del ahorcado: El narco ya administraba en México entre 15 y 17 mil millones de dólares.

El ponente le puso ruta a la advertencia: El Tratado, dijo, consolidará las operaciones del narco en el corredor Torreón, Coahuila-El Paso, Texas. En la línea fronteriza levantó su imperio El cártel de Juárez.

En la disputa territorial, apenas arrancó el periodo presidencial 2000-2006, ya en México empezó a hablarse del capo del sexenio. Tuvo que pasar un periodo de quince años para que tal capo fuera expuesto a tribunales en Nueva York.

En el recorrido, desde la década de los ochenta hasta el sexenio 2006-2012 no han sido pocos los gobernadores que han sido implicados en relaciones peligrosas con los cárteles de la droga. Sólo cuatro ex mandatarios, todos priistas, fueron vinculados con los carteles.

La autoridad que regula y vigila el mercado de valores de los Estados Unidos ha descubierto y sancionado (muchas veces sólo en arreglos extrajudiciales) operaciones de lavado de dinero de al menos tres grandes corporativos bancarios norteamericanos, con franquicias en México. ¿Dónde archivó la Comisión Nacional Bancaria y de Valores los expedientes correspondientes?

El Banco de México “esteriliza” las divisas extranjeras

En los 20 recientes años, con periódica frecuencia, en los Estados Unidos y en Europa, bajo los auspicios de la ONU o de fundaciones privadas, se realizan foros cuyas agendas se abren invariablemente con el tema del lavado de dinero. Se dictan manuales, protocolos, etcétera, para el combate de esa práctica. Ahí firma México, no faltaba más.

Aquí, como auxiliar de la PGR tendría responsabilidad la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda. Por la titularidad de este despacho del gabinete han pasado Francisco Gil Díaz, Agustín Carstens, Ernesto Cordero Arroyo, José Antonio Meade Kuribreña, Luis Videgaray, otra vez Meade y ahora está José Antonio González Anaya.

Se sabe que el Banco de México opera como responsable de esterilizar las divisas extranjeras. Coloquialmente, esta tarea se conoce como lavar o blanquear los abundantes billetes verdes. En el mismo periodo, los gobernadores de la banca central han sido Guillermo Ortiz Martínez y Agustín Carstens. Su relevo actual es Alejandro Díaz de León.

Si cada año el narco inyecta 600 mil millones de pesos a la economía mexicana, ¿es autorizado suponer que durante el sexenio de Enrique Peña Nieto se habrían lavado 120 mil millones de dólares procedentes sólo de los Estados Unidos?

Si desde los años noventa se habla de Narcoestado, lo lógico es que esté acompañado por las narcofinanzas. Es cuanto.

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