Ojo Público
Por Norberto Hernández Montiel
Fiel a su personalidad, engreído y muy alejado de la prudencia, el ex presidente de Estados Unidos, Dondald Trump, este sábado aseguró haber doblado en 2019, durante una sola entrevista, al canciller Marcelo Ebrard, en Estados Unidos, y que éste le habría ofrecido aportar 28 mil soldados en la frontera sur de nuestro país, gratuitamente; no en balde se ha denominado “universo Trump” a lo que el ex presidente idealiza en su imaginario.
Así se refirió, en Ohio, a su intento de imposición gradual de aranceles a todos los bienes importados a Estados Unidos desde México, iniciando con 5 por ciento hasta llegar al 25, con el fin de obligar al gobierno de de nuestro país a frenar la caravana migrante de ese año.
Como recordamos, el amago lo hizo a fines de mayo de 2019 y el proceso de negociación se desarrolló en mucho más que una sola entrevista; durante las pláticas, la administración Trump echó mano, inclusive, de tácticas indignas en el trato hacia los diplomáticos mexicanos, tales como mantenerlos encerrados, sin ventilación y sin comer por horas.
Las conversaciones se desarrollaron entre dos grupos representativos de ambos países. Únicamente en la fantasía de Trump pudo verificarse el encuentro entre él y Ebrad. Tales trabajos los estuvimos siguiendo con mucha atención millones de personas, a ambos lados de la frontera.
Interrogado respecto a las bravatas del estadounidense, el presidente Andrés Manuel López Obrador recordó que al norte del río Bravo se llevarán a cabo elecciones en noviembre de este año (34 escaños en el Senado, 36 estados y tres territorios, para mayor precisión) y previó que por esta razón se hablará todavía más de nuestro país en los meses que faltan.
AMLO alertó respecto a que los candidatos de los partidos Republicano y Demócrata, en este contexto, tratarán de “sacar raja de las fobias”, el racismo y la discriminación que hay no sólo en Estados Unidos, sino en todo el planeta.
Trump habló de su muy personal visión respecto a lo ocurrido durante aquellos aciagos meses de 2019, pero es oportuno recordar la visita que hizo el presidente López Obrador a Estados Unidos en julio de 2020, principalmente los actos públicos, que atestiguamos todos, y precisamente por ello nadie nos puede dar versiones particulares.
El día 9 de ese mes, AMLO, antes la firma del Tratado Comercial México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC), hizo varios llamados a respetar la soberanía de nuestro país, muy necesarios frente al poderoso Donald Trump, acostumbrado a imponer sus términos, sobre todo en su propia casa.
Entre lo más destacado del acto público, que se puede consultar, en YouTube, el estadounidense reconoció la “apabullante victoria” de AMLO en las elecciones de 2018.
Aseveró también que el vínculo entre México y Estados Unidos nunca había sido tan cercano, respetuoso y digno. Habló de un “tremendo” –tremendous job– trabajo conjunto. Recordó, inclusive, que a la toma de posesión del tabasqueño acudieron el entonces vicepresidente, Mike Pence, e Ivanka, la hija de Trump.
Para asombro de los espectadores, Trump se remontó hasta el siglo XIX, para hablar de las coincidencias entre los entonces presidentes de ambas naciones, Abraham Lincoln y Benito Juárez. AMLO dio mayor precisión a ese recuerdo, y rememoró la relación epistolar entre ambos y cómo lamentó el oaxaqueño el magnicidio perpetrado en Washington, aquel mes de abril de 1865.
Ahí no pararon las sorpresas. El norteamericano elogió a 36 millones de “ciudadanos mexicanos-americanos” que viven en Estados Unidos, según su dicho, y además los comparó con AMLO. Respecto a la agenda bilateral, señaló que como parte de la labor común se debe hacer frente al trasiego de armas, el narcotráfico y la trata de personas.
Terminó su alocución con una frase –según la traductora– que muchos terminamos, por asociación mental: “es un honor…” No, no dijo “estar con Obrador”, pero sí “…tenerlo aquí con nosotros”. Todo esto ocurrió cuando había augurios en contra de una buena relación entre los gobiernos de ambas naciones.
López Obrador mencionó, en su discurso, cuatro veces la soberanía de nuestra nación y no tuvo empacho en referirse, sin enumerarlos, a los episodios sombríos que protagonizó Estados Unidos en contra de nuestro país. Rememoró los “agravios que todavía no se olvidan” y matizó, “pero también hemos podido establecer acuerdos tácitos o explícitos de cooperación y convivencia”.
Evocó que “en los años 40 del siglo pasado, durante la Segunda Guerra Mundial, México ayudó a satisfacer la necesidad de Estados Unidos de materias primas y lo respaldó con mano de obra de los trabajadores migrantes que fueron conocidos como braceros”. A partir de entonces “hemos venido consolidando nuestras relaciones económicas y comerciales, así como nuestra peculiar convivencia, a veces de vecinos distantes y otras de amigos entrañables”.
La disertación del tabasqueño no fue complaciente en modo alguno, como ocurría en el pasado y fue tan contundente que arrancó a Trump dos palabras, apenas terminó: “fantástico, excelente”.
Por tanto, era de esperar que AMLO haya señalado, hace unas horas: “no vamos a permitir a ningún partido de los dos de Estados Unidos, ni a ningún candidato, que utilicen a México como piñata”, por lo cual “nos van a tener que tratar con respeto, como lo hacemos nosotros”.
Fue más allá y convocó a los ciudadanos estadounidenses de origen mexicano y a todos los hispanos que pueden votar, a no hacerlo por quienes maltratan a México o cualquier país de América Latina y el Caribe, ya sean demócratas o republicanos.
Ofreció, incluso, estar pendiente con el fin de señalar cuando alguien “se exceda y ofenda”. Hizo un llamado para “que nuestros paisanos nos ayuden, porque son 40 millones los mexicanos que viven en Estados Unidos; es la comunidad hispana más grande”.
Y no olvidó que “los hermanos cubanos son cuatro millones, los puertorriqueños, nuestros hermanos también, cinco millones”. Además destacó la necesidad de “defender a nuestros paisanos latinoamericanos de El Salvador, de Honduras, de Guatemala, de todo el continente”.