Voces del Periodista Diario

Camisa de fuerza para futuros gestores hacendarios

La piedra en el zapato

Por Abraham García Ibarra

Instituida la trácala como deporte nacional, en México se ha convertido en suplicio de los deudores y en paraíso de los acreedores. Tasas de interés de referencia formales de poco más de 30 por ciento anual, la rapiña usurera las dispara hasta por arriba del ciento por ciento.

Millones de familias sobreviven girando sobre los plásticos, cuyos saldos disparan incesantemente la cartera vencida. Las pensiones de empleados y trabajadores están expuestas al acoso de especuladores privados.

Ni las pensiones alimentarias en la Ciudad de México escapan a ese criminal tráfico: Mínimo su alcance, sin embargo gravan sobre ellas préstamos con costo en intereses de 31 por ciento anual. Literalmente, se les quita el pan de la boca a los viejitos.

La economía rural de los productores proveedores del mercado nacional, y aun los de subsistencia familiar, son expoliados por los coyotes que acaparan sus cosechas a precios irrisorios.

Sólo compiten en el insaciable apetito de las instituciones gubernamentales los grandes corporativos privados. Comparten ambos sectores las millonadas acumuladas por las privadas Administradoras de Ahorro (de los trabajadores) Para el Retiro, convertido ahora en papeles de deuda.

Ya lo dice la Comisión Económica de América Latina y el Caribe (Cepal): Aquel agreste paisaje está ensombrecido por la desigualdad en el reparto de la renta nacional.

Construyendo un inmenso barril sin fondo (y sin fondos)

La deuda pública contratada por dependencias y entes de gobierno en los niveles federal, estatal y municipal se acelera ya sobre un piso de 10 billones de pesos. Y así asegura Hacienda que entregará finanzas sanas a la próxima administración federal.

En esa competencia deficitaria, están incluidas las llamadas empresas “productivas” del Estado: Petróleos Mexicanos y Comisión Federal de Electricidad.

Por estos días poselectorales, el conjunto de titulares de secretarías encargadas de despacho y de organismos descentralizados, adelantándose a la presentación del “estado que guarda la nación” el 1 de septiembre, está anticipando algunos informitos.

Por esos reportes contables sabemos que Petróleos Mexicanos está “hasta las chanclas” en materia de deuda: A 2017, dos billones cinco mil 800 millones de pesos, 87 por ciento denominado en dólares.

La deuda de Pemex se elevó, sólo entre 2015 y 2016, en 500 mil millones de pesos. El costo sobre el monto total del débito por pago de intereses, es de 101 mil millones de pesos al año. ¿Cuántas escuelas y centros médicos y hospitalarios podrían construirse sólo con esos intereses?

No importa: ¿Aumentar los impuestos? Ni soñarlo

A oscurecer más el trágico panorama hacendario nacional contribuye el compromiso asumido por el actual gobierno de no crear nuevos ni incrementar los impuestos.

Hablamos en nuestras entregas editoriales de piedras en el zapato. Debiéramos corregir: Se ha tejido una verdadera camisa de fuerza a la medida de los próximos responsables de la gestión hacendaria.

¿Podrían quitarle siquiera un broche a esa camisa en la negociación de la comisión de transición presidencial para el diseño de los Criterios de Política Económica de 2019? Está en chino. Es cuanto.

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