Voces del Periodista Diario

China no está preparada para dominar el mundo

Matteo Castagna
Por Matteo Castagna
Estados Unidos ha invitado a todos los miembros del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), incluida Rusia, a la cumbre que se celebrará en San Francisco, California, entre el 11 y el 17 de noviembre, titulada “Construyendo un futuro de sostenibilidad y resiliencia para todos”, dijo Matt Murray, alto funcionario de APEC.
En este momento histórico, particularmente convulso y de posiciones orientadas a nuevos equilibrios geopolíticos, parece ser la primera vez que Estados Unidos da una señal de apertura hacia la Rusia de Putin y los países más importantes de Eurasia. Por un lado, es un acto estratégico. En Estados Unidos se ha entendido que han surgido nuevas superpotencias, con las que es más conveniente, al menos por el momento, buscar diplomáticamente una forma de cooperación, que el tira y afloja. Por otro lado, a la luz del comportamiento tradicional de Estados Unidos, podría aparecer el primer gran signo de debilidad a nivel global desde el nacimiento de las Naciones Unidas.
El exprimer ministro italiano, Mario Draghi, en un reciente evento del Financial Time, confirmó lo dicho anteriormente, captando los hechos principales: “…una larga serie de retrocesos de nuestros valores fundamentales [globalismo liberal unipolar, ed.]: la admisión de Rusia en el G8, a pesar de la falta de reconocimiento de la soberanía ucraniana, la promesa fallida de una intervención en Siria en el caso de que Assad hubiera utilizado el gas como arma, Crimea, la retirada de Afganistán” fueron indicios de una profunda debilidad”. Draghi continuó diciendo: “La lección que se puede extraer de esto es que nunca debemos comprometer nuestros valores fundamentales sobre los que se construyó la UE”. Draghi afirma con decisión: “Debemos luchar, cada uno en nuestro ámbito personal, pero también colectivamente, para que no prevalezca la negación de nuestros valores” [los de las democracias liberal-capitalistas, ndr.].
 
En el gran tablero internacional, la economía, que ha ido reemplazando, gradualmente, a la política durante, al menos dos siglos, desempeña un papel primordial.
Los grandes nombres de la Tierra dividen al mundo en dos categorías: países acreedores netos y países deudores netos, como punto de partida para, posteriormente, crear estrategias de poder y avanzar en la difícil esfera geopolítica posmoderna. Un informe publicado por AidData nos informa que China es el mayor acreedor de otros países de la Tierra, por un valor total de 1,3 billones de dólares. Los 8 principales países deudores son los mismos desde hace muchos años, pero el monto de la deuda está aumentando: 63 billones de dólares en total, por ahora. Los 8 principales deudores son: Estados Unidos, Reino Unido, Japón, Países Bajos, Francia, Irlanda, Italia y Alemania. Este dato es muy importante porque es imposible no tenerlo en cuenta en la estrategia y activo de los equilibrios globales.
Si queremos evitar un conflicto armado que pueda adquirir connotaciones globales, debemos reconocer que China es una nación grande y compacta, con una profunda connotación identitaria, que a nivel financiero es acreedora de todas las demás potencias. Añade, sin embargo, que su aspiración de dominar el mundo no está a su alcance, porque no está preparada para desempeñar ese papel.
 La fuente que lo afirma es china y autorizada: el profesor Liang Xiaojun, profesor de la Universidad de Asuntos Exteriores de China en Beijing, afirma, ya en un artículo en el “Foro de Asia Oriental” del  13  de septiembre de 2016, que China carece de una “gran potencia”. , capaz de aspirar a la dominación mundial. El régimen comunista suele ser cerrado y alejado del sentimiento común y de las necesidades de una enorme población. Además, la delicada cuestión de Taiwán sigue en juego.
La lógica multipolar aún no es verdaderamente dominante en China, porque la política de créditos externos, antes mencionada, se basa exclusivamente en una  relación “do ut des”  de beneficios mutuos, y, muchas veces, esta política produce una enorme y gravísima oposición interna.
Por último, la comunidad web, cada vez más numerosa, se ha vuelto mucho más nacionalista e identitaria, por lo que pretende mantener una alta tensión hacia un régimen rígido, que corre el riesgo de autoaislarse, precisamente por su dureza y su marco ideológico, considerado ya superado y ser reemplazado por una mayor libertad dentro del retorno de una fuerte nostalgia por el pasado imperial. Todo esto no coloca a Xi Jinping en condiciones de presentarse ante el resto del mundo como un líder suficientemente fiable y creíble, capaz de garantizar estabilidad y confianza, prosperidad, paz y tranquilidad.

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