Por Diego Pappalardo
El periodista y escritor de renombre internacional, Edward Luce, en su columna de Opinión, que fue publicada y respaldada por los propietarios del Financial Times, confirmó, a contrario sensu de las narrativas de otros representantes del complejo atlantista, el retorno fuerte de la tendencia del aislacionismo estadounidense para influir y determinar la dirección estratégica de la política exterior de los Estados Unidos.
Para no dejar dudas de esto, Luce sitúa a los lectores financieros, políticos, militares y ciudadanos de todo el mundo, en su premisa del realismo del alto poder mediante el título: El regreso del aislacionismo estadounidense.
Luce, parte de un hecho coyuntural. como es la destitución de Kevin McCarthy de la Presidencia de la Cámara de Representantes (ver nuestra nota: La esfera trumpiana destituye a Kevin McCarthy como Presidente de la Cámara Baja), Luce describe la situación interna de los republicanos, el conflicto en la institucionalidad política norteamericana y la historia y el presente del espectro aislacionista en los EE.UU., enfatizando sus coincidencias y diferencias.
Luego de admitir con justicia los esfuerzos tripartitos ejercidos por Trump, por los dirigentes del Partido Republicano y por las bases del Movimiento MAGA, el influyente periodista británico -que dialoga recurrentemente con los miembros de los Palacios del Poder occidentales-, expone “Por primera vez, desde la década de 1920, es probable que, en el próximo año, los estadounidenses tengan la opción de poner a un aislacionista en la Casa Blanca. Sería una elección fatídica”.
Claro está que ese hecho histórico, con directas e importantes consecuencias geopolíticas, sería aciago para los arquitectos, desarrolladores y operarios de la guerra perpetua global, la expoliación organizada, sistemática e impune de pueblos enteros y la esclavitud mental y cultural de las personas que son objetivos de la Trinidad del Mal que está compuesta por los Financieros-Bancarios. los sorosianos y los clintonistas.
Pero volvamos a Luce. Él, en su afán anti-Putin, pero marcando correctamente el ascenso gravitatorio del aislacionismo, indica que “El creciente aislacionismo actual, no tiene que ver con la imparcialidad entre Rusia y Ucrania; su fuerza impulsora proviene de los republicanos que simpatizan con Vladimir Putin de Rusia. Los demás están siendo marginados o expulsados” para pasar a decirle, sin sombras, al público lector que “La evaluación de amenaza inminente apunta a Moscú. Putin ha sido explícito acerca de sus planes para restablecer el russky mir (mundo ruso)”.
Como se ve, para los financieros de la City de Londres, para el aparato militar británico y para la geoestrategia integral inglesa, que convergen en muchos puntos, aunque no en todos, con sus pares de los Estados Unidos, Putin es el “Enemigo Número Uno” del liderato político-estatal mundial.
Y todos aquellos que discrepen con esa formulación antojadiza y arbitraria, sin importar los posicionamientos raciales, religiosos, nacionales e ideológicos que tengan serán considerados como “agentes del Kremlin” o, para emplear otra terminología, serán rotulados como “desestabilizadores de la Pax Anglosajona”.
No cabe duda alguna de que Luce, junto a sus colegas y mandantes, exhalan temor debido a la presencia y el despliegue -no pautados ni sincronizados entre sí- de Trump, Los Deplorables y Vladimir Putin. Tienen miedo al desarrollo histórico soberanista independiente de las matrices y las vías geopolíticas atlántico-mundialistas.
Para concluir, nada mejor que traer, nuevamente, la pluma de Luce:
“Lo mismo ocurre con el hecho de que, hoy en día, la base de Maga demoniza a Zelenski casi tanto como a George Soros. Luego están las elecciones presidenciales del próximo año. Un ‘Estados Unidos Primero’ en la Casa Blanca, podría hundir las perspectivas de Ucrania. Trump, como siempre, es el Ave María que busca Putin”