Voces del Periodista Diario

De cómo se desplumó a la gallina de los huevos de oro

La Piedra en el Zapato

Por Abraham García Ibarra

El 26 de mayo de 2016, el director general de Pemex, José Antonio González Anaya inauguró la planta de combustibles limpios en la refinería Antonio M. Amor, ubicada en Salamanca, Guanajuato. Obviamos el discurso.

Si se acepta la metáfora, el epicentro del terremoto huachicolero nacional es, precisamente, la refinería Amor, vertebra del corredor industrial de El Bajío.

El complejo -que en julio de 2016 cumplió 66 años- opera sobre una superficie de 508 hectáreas con 45 plantas activas. Provee los requerimientos de consumo de Aguascalientes, Guanajuato, Durango, Nayarit, Jalisco, Colima, Michoacán, San Luis Potosí, Zacatecas y Durango.

Reportes de Inteligencia militar, en posesión del gobierno de Guanajuato, revelan que el control del huachicol ha sido ejercido de manera predominante por el Cártel Jalisco Nueva Generación.

Por aquellos meses del 16, el entonces gobernador panista del estado, Miguel Márquez expuso ante González Anaya la grave situación de inseguridad regional provocada por las bandas que se disputan la rentable industria del robo de combustibles

Quien después pasaría a ocupar la titularidad de la Secretaría de Hacienda reaccionó colérico.

En enero de 2018, hubo un promedio de tres asesinatos cada hora en Guanajuato. Todo un record. Según las autoridades estatales, 90 por ciento de los crímenes sería imputable al huachicol.

Así se descascaró en México el huevo de la serpiente

Esa depredadora actividad tuvo su origen en los estados de Veracruz, Tamaulipas, Puebla, Guanajuato, entre otros. Para 2018, ya eran 26 estados con registro documentado de esta tipificación delincuencial, no obstante que ya estaban codificados como crímenes de terrorismo y contra la Seguridad Nacional los daños patrimoniales a Pemex y a la industria energética en general.

En ese periodo, las tomas “clandestinas” se dispararon de cinco mil a más de 11 mil sólo entre los meses de enero a septiembre de 2018. (Lo de clandestinas es mero formulismo retórico.)

El ex director general de Pemex, Carlos Treviño reconoció que el costo en pérdidas para la empresa “productiva” del Estado alcanzó por esa causa 30 mil millones de pesos en 2017.

Para entonces, a otros efectos, ya el área de finanzas de Pemex reportaba a la Bolsa Mexicana de Valores que, entre 2016 y 2017, la empresa acumuló pérdidas por 784 mil millones de pesos. Sólo en dos años, si es necesario precisarlo.

Los primeros huachicoleros de cuello blanco

El huachicol es una extensión de la subcultura del saqueo que sobre la empresa insignia de la economía mexicana se inauguró en el sexenio 2000-2006, de Vicente Fox. Podría decirse que el incontrolable fenómeno de la ordeña democratizó el atraco.

Durante el mandato de Fox se inició un proceso de recuperación de los precios internacionales del crudo que, entre 2010 y 2011, colocó el barril de crudo en 105 dólares, beneficio que tocó a la mezcla mexicana. La racha todavía se prolongó en el primer año de Enrique Peña Nieto.

Algunas fuentes especializadas informan que, en el periodo de la Docena trágica Fox-Felipe Calderón, la renta petrolera tuvo como soporte 420 mil millones de dólares.

Lo que sí es un dato en firme, es que la Auditoría Superior de la Federación (Cámara de Diputados), en la revisión de Cuentas Públicas anuales del gasto federal, encontró “irregularidades” por un billón 635 mil millones de pesos. En términos coloquiales, dada la cultura de la impunidad, esa descomunal suma se fue a fondo perdido.

El Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, hacia finales de los dos sexenios presidenciales panistas, usaron los términos de derroche o despilfarro en la gestión de las finanzas petroleras.

Participaciones para financiar pretensiones transexenales

Otra forma de ilustrar la democratización del saqueo de la renta petrolera podríamos ponerla bajo el rubro de Fondo General de Participaciones a Estados y Municipios (FGPEM).

Aunque esa figura fiscal se instituyó en 1998 y permaneció relativamente inoperante, el sospechosismo induce a malos pensamientos.

A mitad del sexenio vicentino, todavía se especulaba que el guanajuatense acariciaba la idea de dejar en las cabañas de Los Pinos a su pareja Marta Sahagún Jiménez.

(Luis Ramírez Corzo, uno de los directores de Pemex en ese sexenio, declaró públicamente que la señora Marta tenía voz cantante en la gestión del corparativo.)

A los asesores áulicos de Fox se les encendieron las meninges, pactaron con la Conferencia Nacional de Gobernadores, activaron el FGPEM y las tesorerías estatales empezaron a recibir dólares convertidos en pesos a manos llenas. Por fin, dijeron los mandatarios, se cumple el principio de federalismo fiscal.

(Ese federalismo fiscal explica que, engolosinados, los gobernadores hayan terminado por depender, hasta la fecha, de en entre 80 y 90 por ciento de las participaciones federales).

Aquí merece destacarse un dato: El Fondo se aplica bajo la fórmula de, a cada estado, según su número de habitantes. (Mayor número de habitantes, obviamente, mayor número de votantes.)

Con ese criterio, las entidades más favorecidas fueron el Distrito Federal, estados de México, Jalisco y otros, según su densidad demográfica. El otro factor fue la capacidad de presión de algunos gobernadores, como el de Nuevo León.

Ocurrió así que estados eminentemente petroleros, como Campeche y Tabasco, fueron y son discriminados y sus economías se han ido a pique. Las eternas Cenicientas, Oaxaca, Chiapas, Guerrero y la Península de Yucatán, de alta población indígena, no logran salir aún de su postración socioeconómica.

La operación repartidora tuvo su reciprocidad en al menos seis estados norteños donde gobernadores priistas indujeron en 2006 los votos tricolores en favor de Felipe Calderón.

No es cosa menor que, hacia 2005, el Congreso de la Unión haya aprobado un Nuevo Régimen Fiscal para tratar de liberar a Pemex de la incesante ordeña perpetrada por la Secretaría de Hacienda.

Por supuesto, sonsacado por el responsable de las finanzas públicas, Francisco Gil Díaz, Fox vetó la ley.

De administradora de contratos a gallina desplumada

Con Calderón se impulsó la primera Reforma Energética para convertir la paraestatal -según lo previno en su momento el ex director de Pemex, Francisco Rojas Gutiérrez– en mera administradora de contratos.

Los senadores priistas transaron con la dirección de Pemex la aprobación de dicha reforma. Uno de ellos apareció después en la gestión privada de gasoductos. En fin.

Peña Nieto hizo lo propio con su contrarreforma petrolera. Dos años antes de transferir la banda presidencial, dictó el epitafio: Hemos matado la gallina de los huevos de oro.

Y el mexiquense se fue tan campante, sin despedirse siquiera de Odebrech, la que en 2012 se mochó con su cuerno en el financiamiento de la campaña presidencial del PRI. Un dictamen de la Auditoría Superior de la Federación descubrió que hubo sobrepagos en los contratos dados a la corruptora brasileña.

El penúltimo capítulo nos informa ahora que hay crisis de abasto de gasolinas en entre seis y nueve estados. Un genio electrónico editorial hizo un hallazgo de ocho columnas: Ninguno de esos estados es gobernado por Morena. El lector haga su conclusión de qué se pretende decir con eso.

Por nuestra parte olfateamos una teoría de la conspiración al revés: Desde Palacio Nacional se dictó un decreto para represaliar a gobernadores de los partidos de oposición. De ese tamaño la gramática de los ardidos. Es cuanto.

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