Voces del Periodista Diario

DÍA DE, ¿DE QUÉ?

EK THOR

HÉCTOR CHAVARRÍA

Día de 24 horas

HORARIOS: 12, 24, VERANO E INVIERNO

Sabia virtud de conocer el tiempo”.

Dijo, en una bella poesía, el maestro Renato Leduc sttl, refiriéndose al amor y otras dulces y cachondas cosas, también está el tiempo de la relatividad y todos esos rollos cuánticos, que tanto nos apasionan… y que los charlatanes repiten sin ton ni son a los ignaros carentes de conocimientos, para beneficio propio. Aquí veremos como una maniobra populista, les vio la cara de pentontos (otra vez) a los habitantes de esta especie de país…

Pues de eso, trata esta nota.

            Vamos a hablar de otro tiempo, de ese impuesto por la costumbre, que se acepta sin discusión y en el cual todos estamos inmersos cada segundo, minuto, hora, etc.

            El imaginario tiempo cotidiano.

            Ese en el que todos vivimos sin darnos cuenta la mayor parte de las veces y que sólo notamos al percibir el “paso” del Sol —el cual, respecto a nosotros no se mueve—, a causa de la rotación de la Tierra de Oeste a Este o en tiempos más modernos al consultar el reloj, una máquina inventada para medir la arbitraria regla sexagesimal babilónica, con la cual seguimos (sin posibilidad de retorno) midiendo de manera imaginaria, eso que llamamos tiempo.

            Una medida que puede variar, de 12 a 24 horas según el tipo de reloj que usemos.

            Eso ha creado por lo menos un mito importante: el meridiano del relojito. A causa de la “simplificación” a las 12 horas, partiendo en dos la duración del día.

            ¿Por qué el “meridiano”?

            Todos sabemos (o por lo menos se piensa lo sabemos), que el día tiene 24 horas, de acuerdo con el sistema sexagesimal babilónico, usado mundialmente. Aunque en realidad se trata de una medida humana imaginada que lo divide en 24 horas a partir de la hora cero que marca la medianoche. El nuevo día se inicia a oscuras durante la “noche” en el primer segundo y minuto a partir de la hora cero del “día” anterior; aunque llamemos “día” a la “salida” del Sol. Y “mañana” al lapso hasta el meridiano de las 12, es una tontería debida a una inadecuada educación. Lo cual, entre otras cosas,  lleva a nuestra peculiar manera de saludo, debida a esa arbitraria partición/medición…

El “día” es cuando alumbra el sol

Por lo menos eso es lo que se considera lógico. Pues la “tarde” es cuando la luz declina, dando paso al crepúsculo, en horario de verano (ese que tanto odiaron de manera subjetiva los débiles neo mexica), entre las 18 y 20 horas.

Pero como, en vez de seguir el sistema de 24 horas, mucho más directo (aunque sea sexagesimal),  hemos “partido” el día en dos por ese “meridiano” de “las doce” el cual impuso el arbitrario AM y PM a partir del “medio” día. Excepción hecha en los relojes digitales que suelen tener la opción de 12 y 24 y, en algunos relojes militares la carátula tiene las 24 horas… Como anécdota diré que estando en una práctica de espeleismo con mi brother Mario Herrera (sttl), en el segundo día de práctica, él se confundió acerca de la hora con su reloj convencional (de doce horas) en una caverna donde no se aprecia el sol y es noche perpetua, gracias a mi reloj digital de buceo, en modo militar de 24 horas, pude informarle que afuera caía la tarde, eran las 1900 hrs, volviendo a los relojes convencionales.

Eso del “meridiano” es así, porque desde principios del siglo XX la mayoría de los relojes, quizá en vías de hacer posible la simplificación, son solo de “12 horas” y llegado el “mediodía” se reinicia la cuenta de las horas y en vez de decir las 13 horas  o las 1300 al estilo militar, decimos la una de la tarde, primer error pues aún es poco más de mediodía. Afternoon, (luego del mediodía), como se dice en inglés.

La tarde real es a partir de las 18, 19 o más horas, según el meridiano terrestre donde uno se encuentre a partir del ecuador, sur o norte o el cambio de horario en los países civilizados, para utilizar de mejor manera el hecho de días más largos…

En esas horas de la cuenta de 24, comienza a oscurecer; es entonces la tarde-noche, evening, abend o konbanwa; en inglés, alemán o japonés respectivamente, idiomas mucho más “exactos” en ese aspecto, que nuestro hermoso, pero muy mal usado, castellano.

Los relojes de 24 horas siguen siendo usados, pero esto es básicamente en el medio militar, donde muchos relojes siguen siendo de 24 horas, sin el absurdo de AM y PM, en el “tiempo universal militar”.

Al respecto, en la CDMX, en el bello edificio del antiguo Colegio Militar (en Popotla), hay en la fachada principal, un enorme reloj de 24 horas; funcionando de manera perfecta y preservada con preciosismo y exactitud militar.

Los modernos y, no tanto, relojes militares usan el sistema de 24, pero de manera un tanto diferente, para su lectura, algunos adaptados para el uso de pilotos de la desaparecida URSS. Con el típico conservacionismo ruso, es posible que este producto soviético, aún  se esté usando en la invasión de Vladputín a Ucrania, siguiendo el ejemplo invasor del “padrecito” Stalin, uno de los mayores asesinos de la historia.

 

Un discreto asunto de inclinación planetaria

Nuestro planeta tiene una inclinación de su eje de poco más de 24 grados, lo cual ocasiona las estaciones y la obvia duración de las horas de luz.

Veámoslo como es; si nosotros en el Hemisferio Norte estamos en verano, en el Hemisferio Sur estarán en invierno…

Ahí el 24 de diciembre es verano y, es curioso ver las decoraciones invernales, en la época de calor. Aunque para nosotros ya es casi lo mismo, a causa del cambio climático, del cual muchos estúpidos siguen sin querer enterarse, mediante la negación cuasi religiosa, e igualmente idiota politiquería.

            Por tal razón de la inclinación de la Tierra, los mundialmente aceptados horarios de verano e invierno, en el Hemisferio Sur están invertidos respecto a nosotros, o nosotros estamos invertidos respecto a ellos. Algo que debiera ser fácil de entender desde la primaria, pero que la mayoría de las personas se niega a reconocer, especialmente en este México de los amores perros, aunque es justo reconocer que muchos “maistros” y “maistras” (para que no se enojen las feministas), tampoco lo entienden…

            Algo similar a lo que ocurre, aquí en nacolandia en el caso de personas de mi generación (a los nacidos después de 1996 les vale gorro), con los horarios de verano-invierno, del cual se quejan los terraplanistas medievales y, los “delicaditos” neo mexica, cuyo vulnerable reloj biológico, se siente “dañado” por la diferencia de una imaginaria hora, asunto marcado en mexiquin en el ya lejano 1996 (“daño” que no ocurre a las personas en cualquier otra parte del mundo, ni a los nacidos luego de ser tomada esta medida), lo cual, salvo en los medievales terraplanistas que niegan  la redondez del planeta, su órbita, el cambio de estaciones, el tamaño del Sol y todo lo ya demostrado hasta la saciedad  por la inteligencia, la ciencia, la astronomía, etc. Y, por estos lares otros “dañados” (de la cabeza), son los integrantes del grupo ovnílatra-maussanita™ “los vigilantes”, quienes muy preocupados han  notado desde 1996, diferencias en la aparición por las mañanas y tardes, de un brillante y astuto observador OVNI (Venus), que al parecer de ellos, se ve fastidiado por el horario de verano, al igual que sus débiles “relojes biológicos”. Como nota al calce, parece ser que los neo mexica son entes muy débiles y vulnerables los cuales son muy “dañados” por una imaginaria “alteración” de un imaginario cambio de horario. Pero bueno ¿qué puede esperarse de tal acomplejado y vulnerable material humano, el cual sigue enojado porque un grupo de europeos e indígenas americano, los “conquistaron” hace 500 años?

            A mí en lo personal y dada la orientación de mi sitio de trabajo, esas dos horas extra de luz me funcionan de maravilla y nunca he tenido molestia alguna, en cuanto al “reloj biológico”, me gusta el comentario de la Mujer Maravilla (Gal Gadot, Shalom, mmmm), refiriéndose al reloj mecánico del piloto-espía; “¿esa cosita rige tú vida?” Goool!!!!

Más allá de la mera retórica

Un prominente político neo mexicatl y, populista, propuso en alguna ocasión  —con seguridad buscando llevar agua a su molino mediante la estulticia—, que las entonces delegaciones manejadas por su partido, abandonaran el “nocivo horario de verano”, las otras que no eran de su  ideario, claro no lo dejarían. La irracional propuesta, por fortuna, no pasó de la mera retórica. De haberle hecho caso en aquellos días del pasado, el panorama habría sido demencial por decir lo mínimo; basta imaginar que cruzar de una alcaldía a otra haría necesario el uso de dos relojes, o de uno GMT de navegante, con dos horas simultáneas (como si se cambiara de huso horario), para saber la hora allá, y las consiguientes complicaciones con los horarios de trabajo, citas etc.

Sin embargo, el citado personaje ha regresado a la carga buscando eliminar tal horario, mediante “otros datos” y, lo logró finalmente por su cargo actual.

Entre los argumentos medievales está el que; “el cambio de horario no sirve porque no hay ahorro de energía”, si tal afirmación fuera cierta ¿por qué la mayor parte de los países del mundo lo han aceptado de buen grado? En años anteriores al hacerse el cambio a invierno se informaba del ahorro en energía, informe que dejó de hacerse hace cuatro años… Lo de que las personas tienen poco ahorro es otra falacia, jamás se dijo que el ciudadano común  notaría un cambio, salvo que pudiera utilizar la mayor cantidad de luz a causa de ubicación, buena iluminación natural, etc. Otro detalle soslayado, los mayores beneficiados fueron las industrias que tenían sus accesos a la luz bien orientados, razón por la cual se instituyo el cambio de horario en Europa.

Pero volviendo a nuestro político populista; uno de sus eternos paniaguados afirmó muy campante que como nosotros somos “el sur” —al estilo gringo—, no hay diferencia entre los días. A este señor debieran haberle dado algunas clases de geografía en la primaria, puesto que los EUM (Estados Unidos Mexicanos) somos Norteamérica y, por ejemplo de esto, la ciudad de Mérida La Blanca está en el mismo paralelo (el 19) y meridiano que la CDMX y tan al norte —geográfico y magnético—, como la capital, de ahí que en Yucatán y su hermosa capital, no haya variación de la brújula entre ambos polos, como ocurre en otras partes y, se tenga el mismo huso horario del centro, regido por los meridianos. Eso se explica, o debiera haberse explicado, en primaria o secundaria.

Algunos semi descerebrados en los medios, aullaron su alarma “porque ahora que no hay horario de verano, ¡tenemos husos horarios!”, habría que informarles, si es que su limitada capacidad  mental les permite entenderlo de, que eso es desde hace mucho… por aquello de la inclinación del planeta y el establecimiento de los meridianos y paralelos además de la creación de los relojes GMT. Y, lo de los trópicos, también argumentado; Cáncer y Capricornio, nada tiene que ver con el horario de verano, si hoy en este hemisferio norte es invierno, en el otro, el sur es verano, simple; por eso en Suramérica usan el horario de verano cuando la rotación les dá mayor insolación… exposición diurna al sol mediante días más largos, para su uso sin efectos colaterales, de alguna clase…

No estaría de más unas clases de escuela primaria o secundaria, para mostrar cuestiones exactas, sin políticas populistas religiosas o negacionistas (pleonasmo)…

Otro individuo, al parecer médico (los médicos, son entrañables técnicos algunos muy especializados y, por lo general aptos, en conservar la salud, no científicos; esa es otra categoría en la que, sí han ingresado médicos que hicieron investigación, base de la ciencia), quien no dijo esta boca es mía durante la parte más pesada de la pandemia, se apresuró a detallar los “terribles daños físicos y mentales” ocasionados por el adelanto de una imaginaria hora en el reloj, esa maquinita que mencionó Wonder Woman; con terribles efectos en el ciclo circadiano, mismo que altera  los ciclos de sueño, por la exposición a la luz solar (fenómeno que cíclicamente ocurre dadas las estaciones, con o sin horario de verano, meridianos, trópicos, paralelos, etc., y —OJO—, no en todas las personas) el efecto nocivo suele estar —y está— sólo en sus cabecitas, es subjetivo…

Si tal impostura sobre los cambios de hora fuera cierta, pilotos y personal de cabina de los vuelos internacionales, ya estarían muertos o locos y, muchos de ellos, con los obvios descansos por el cambio de meridiano, paralelo et al, llegan a edades avanzadas sin efectos perniciosos. La irracionalidad subjetiva sigue siendo el mayor obstáculo para que le pongamos a nuestra especie el calificativo de “sapiens”-

En política, detalles del populismo, el cual busca apoyo del inconforme sin razón “pueblo sabio”; el cual en realidad, nada sabe, ni quiere saber.

Bueno, la irracionalidad populista logró su fútil objetivo; el horario de verano fue suprimido en mexiquin a partir de octubre del año del “ñor” 2022 e. c.

Como detalle curioso, chusco o ridículo, un diputado del partido marrón dijo emocionado cual si fuera devoto panista o miembro del “yunque” o el opus dei: “hemos vuelto al horario de dios.” Se desconoce si hacía referencia a la imaginaria deidad del “cielo” o a su líder político.

Una “verdad” de Perogrullo

Ya ha sido dicho y recalcado por notables “próceres” del pasado y presente: Hitler, Stalin, Rasputín, Vladputín, Göbbels, Pinochet, Franco, Diaz Ordaz, Echeverría, Schüllenburg, el cavernal: “El pueblo no piensa… la masa necesita, anhela; que piensen por ella y creer idioteces”. Apotegma compartido por todos los líderes de comunidades religiosas; cristianas, musulmanas, budistas, etc. Y… políticos en general.

El idioma no importa; el mensaje irracional sea en alemán, castellano o ruso, regurgita lo mismo.

Cosas como esas del horario por delegaciones (hoy alcaldías), o la anulación en todo el territorio nacional, con algunas excepciones (corregidas por pérdidas millonarias), no ocurre en ningún país civilizado —exceptuando las teocracias musulmanas—, que no son  “democráticas” pues su mentalidad religiosa es del siglo VII e. c., pero claro, para la conservación de masivas creencias religiosas irracionales (¿alguna no lo es?), llamados eufemísticamente por el populismo gobernante “del pueblo sabio”; usos y costumbres no hay límite en la irracionalidad. Esa arbitraria anulación de un horario inofensivo, demostró ser una “genial” maniobra populista que “alivio” a la mayoría ignara, incluyendo a opositores. A fin de cuentas, fue un gobierno del PRI quien metió el horario de verano…

Algunos de nuestros ¿dirigentes?, se las gastan solos en la difusión de la ignorancia, esa misma que tanto daño produjo al país desde su independencia.

Esa nociva religiosidad medieval que tanto combatieron Juárez, Gómez Farías, el propio Maximiliano y, todos los liberales que apoyaron la inteligencia.

 Pero, recuérdese; estamos en México, lindo y querido

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