Por Diego Pappalardo
En otras emisiones de este programa, comentamos sobre la Organizatividad del Sistema de Poder Global en el Siglo XXI.
En efecto, dijimos que no solamente habrá predominancia de lo multipolar, sino que, además, manifestamos que dentro de esta forma de organización, también habrá tensiones y conflictos.
La génesis y causas de estas divergencias, provendrán de los actuales días y de los tiempos por venir que son, en el caso del que estamos hablando, de la prevalencia multipolar.
Cuando lo multipolar ya esté en forma y acto dominantes, sea en las etapas de los formatos de la constelación autónoma de los estados-nacionales o en las macrorregiones geopoliticas, estas tensiones y conflictos van a ser abordados de tal forma que los distintos proyectos de élites de poder y de estados nacionales no supriman la vigencia del tipo de organización policéntrica.
En ese nuevo ordenamiento, habrá fórmulas con sus respectivos principios y mecanismos.
Por ejemplo, el Proyecto del Nuevo Siglo Turco que, en estos días, lo promueve el Presidente Erdogan tendrá una existencia viable conjuntamente con el Proyecto chíita y sus homónimos chinos, rusos, entre otros formulaciones de poder nacionales y transnacionales.
En estas etapas del funcionamiento del sistema de poder global, intervendrán en la captación y en la administración del poder tanto los estados como las redes de poder privadas que tienen fines que son, óntica y fácticamente, mundialistas.
En estos momentos, año 2023, el Poder Global está en una fase de expulsión de algunos de sus miembros y representantes. Consecuentemente, dentro de todos sus niveles, se está produciendo un recambio de clanes y una aceptación de nuevos miembros. Este fenómeno, que es racional, lógico y objetivable va a acompañar a las Tormentas y Alegrías que sobrevendrán en el mundo en el presente siglo porque las luchas por el Poder son permanentes y progresivas.
Por esta razón, el sistema internacional de más de dos polos de poder, es, esencialmente, opuesto a gran parte de los planes fundamentales sustentados y propalados, entre otros, por los miembros conspicuos de Davos, el Club de Roma y Bilderberg. Estos grupos contingenciales de asociación y de gestión internacionales, no son los dueños de la totalidad del planeta ni mucho menos tienen el monopolio del devenir de la Humanidad.
Es preciso señalar que un sector importante del establishment estadounidense ya aceptó el formato multipolar y, por consiguiente, está labrando sus planes con el objeto de incidir, activa y protagónicamente, en la distribución de poder en el entorno global policéntrico.
Conclusivamente, enfatizamos que los estados de diseño policentista con poder en acto, pueden crear o revitalizar, ampliar o expandir la ontología singular y la subjetividad geopolítica que les permita construir y fortalecer el estatus propio en el plano internacional.
Mientras que, en su antagónico, es decir, en el atlantismo-mundialista, los pueblos, naciones y estados no tienen más opciones de vida que la dictada por los plutócratas, sean estos antiguos o nuevos.
Por consiguiente, si ese formato llegase a dominar globalmente, los estados nacionales tendrán un destino de subyugamiento holístico y de certeza de muerte temprana.
Y esto es así, Amigos, en los planes de todas las unidades, subunidades y multiniveles de poder atlántico-mundialista.
Por lo que no podemos equivocarnos en la opción estratégica que escojamos.
El Gran Cambio ha comenzado. Seamos, pues, junto con nuestros pueblos, naciones y estados, partícipes y protagonistas, construyendo y controlando nuestro propio destino.
Voces del Periodista, 26 de julio de 2023, Bloque IV