Voces del Periodista Diario

Es San Lázaro se paró el reloj en tiempos del paleolítico

La Piedra en el Zapato

Por Abraham García Ibarra

Se dice que las cosas crean estado cuando, una vez hechas del dominio público, no son desmentidas, aclaradas, rectificadas o revertidas.

De un acuerdo concertado en el Comité de Administración de la Cámara de Diputados, integrado por todos los partidos con representación legislativa en San Lázaro, el presidente de la Junta de Coordinación Política, Mario Delgado Carrillo declaró categóricamente: Habremos de quitarlo. Se comprometió a ello el 9 de octubre. Han pasado ya diez días.

Por ese acuerdo, se determina que cada uno de los diputados tendrá retribuciones de 321 mil 225 pesos al mes.

Al desagregar los conceptos de ese ingreso, el salario sería, en términos netos, de 108 mil 378 pesos. Se agregarían onerosas adiciones por asistencia legislativa, atención ciudadana, subvenciones (exentas de comprobación en su gasto), aguinaldos,  etcétera, hasta llegar a la suma total señalada en el párrafo anterior; beneficio extensivo hasta a los diputados sin partido.

Subrayamos el concepto “asistencia legislativa”, como fuera una graciosa concesión de y a los integrantes de la Cámara baja y no parte de los servicios que deben correr a cargo de la administración general.

Administradores de bancada a 18 salarios mínimos

Por si lo anterior no bastara, a cada jefe de bancada se le autoriza la contratación de un administrador, recompensado con 151 mil 457 pesos mensuales. Casi 18 salarios mínimos actuales.

Para decirlo pronto, hasta el 9 de octubre en San Lázaro se seguirían los usos y costumbres que en su mejor época implantó el PRI como mayoría dominante en las cámaras del Congreso de la Unión.

Austeridad: Que la voluntad de dios se haga en los bueyes de mi compadre

Sería parte de la “normalidad democrática”, si no fuera porque ahora domina las mayorías el Partido Regeneración Nacional (Morena), que a decir de su líder Andrés Manuel López Obrador, postula la austeridad republicana.

Los grupos pactantes, además, eximen a la Cámara de Diputados de cualquier responsabilidad laboral o “de cualquier naturaleza” que se genere por las contrataciones de personal por honorarios asimilados a salarios.

El dato no es accesorio: Por estos días ambulan por pasillos y explanadas del Palacio Legislativo legiones de empleados que fueron echados a la calle por las bancadas de los partidos que en la LXIII Legislatura los tuvieron a sus servicios hasta el 30 de agosto.

Es tan deprimente el espectáculo, que diariamente se amontonan frente a los cubículos de las coordinaciones o individuales de los nuevos diputados, a decenas de asesores cesantes que pagaba el PRI y ahora casi exigen a Morena que los mantenga en la nómina.

Vis a  vis con lo que ocurre en el Senado, donde ya se aplican ajustes a las prestaciones ordinarias o extraordinarias de los legisladores, a San Lázaro no llegan los nuevos vientos de la transformación. Es cuanto.

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