Voces del Periodista Diario

Lo que ocurre cuando se vende el alma a Mefistófeles

La Piedra en el Zapato

Por Abraham García Ibarra

Suele ocurrir que, después de disfrutar los placeres vicarios para satisfacer el ego, al final de la jornada aparecen la escasez, la zozobra, la necesidad y la culpa. Son la avanzada de la muerte.

Los premios al egoísmo los proporciona Mefistófeles a cambio del alma. El maligno, sin embargo, alguna vez pierde el trofeo: En la última hora, Margarita y su coro de ángeles se llevan a Fausto “a las altas esferas”.

Final feliz, sólo el genio de J. W. Goethe lo pudo construir. La realidad es otra cosa: Hipotecar al alma a cambio de unos instantes de poder nos puede despachar al basurero de la Historia.

Las almas disecadas en la Escuela de Chicago

Los tecnócratas neoliberales mexicanos vendieron su alma, por mencionar solo a un postor, a Milton Friedman, quien la puso en la vitrina de la Escuela de Chicago. Ahí está aún, disecada.

El irreverente Carlos Monsiváis anunció en los ochenta que estábamos siendo gobernados por la primera generación de gringos nacidos en México.

¿Que implicó en México la sustitución de la política por el economicismo? La respuesta no nos pertenece. Se la dejamos a Thomas Merton:

“Cuando hablamos de nosotros como del mundo libre, hablamos ante todo de un mundo en el cual los negocios son libres

“La libertad de la persona no viene sino después, porque para nosotros, ella depende del dinero. En consecuencia, la libertad más esencial es la de ganar dinero.

“Nuestra sociedad está ordenada ante todo para los negocios y cada vez que tenemos que escoger entre los derechos de la persona humana y el beneficio de una organización que obtiene ganancias, los derechos de la persona pasan trabajos para hacerse oír: Las ganancias en primer lugar, las personas después”.

El aprendizaje de los androides neoliberales

Eso lo aprendieron muy bien los que, después de haber pasado por las universidades norteamericanas, convertidos en androides se presentaron aquí como La generación del cambio.

Ya lo había prescrito medio siglo antes el secretario de Estado (USA) Robert Lansing: Debemos abrirles a los jóvenes mexicanos ambiciosos las puertas de nuestras universidades y formarlos en nuestros valores.

Con el tiempo, esos jóvenes ambiciosos se adueñarán de la presidencia de México y sin necesidad de que gastemos un centavo ni disparemos un solo tiro, harán lo que queremos y lo harán mejor y más radicalmente de lo que nosotros podríamos haberlo hecho.

Los Cresos explotados y abrumados por un amo absoluto

Fue el periodo de importación del Estado neoliberal, el del trasplante en México del hombre económicamente puro, aquél que Robert Michels describe de la siguiente manera:

Para muchos Cresos, el dinero, que empieza siendo esclavo encadenado y obediente, se transforma en un amo absoluto, que los explota y abruma.

En ese caso el trabajo, realizado para obtener riquezas, en lugar de brindar felicidad se convierte en una manía, una idea fija, una obsesión, una pesadilla que demanda imperiosamente el sacrifico de todo lo valioso, inclusive la tranquilidad de espíritu y el amor sexual.

La vida de dichos hombres resulta morbosamente forzada por un hierro financiero como una prioridad que absorbe todo.

Se describe pues, la sed y hambre de dinero, como una enfermedad del espíritu.

Los amotinados frente a la Tesorería de la Federación

La inferencia parece exclusiva para los llamados hombres de negocios. No es privativa, sin embargo: En el sector público mexicano, miles de funcionarios provienen del área de humanidades de nuestras universidades.

No obstante, ahora mismo andan -como el judío errante en los pisos de la Bolsa- amotinados en las plazas públicas, denunciando que el nuevo gobierno les quiere arrebatar el pan de la boca.

Seis mil mandos federales andan levantados en todo el país. Destacan entre ellos los del Poder Judicial de la Federación, los más favorecidos en el capítulo del gasto corriente del que se pagan las remuneraciones a los servidores del Estado; republicano, según dice la publicidad.

¿Por qué de los Estados Unidos se importan doctrinas que se burlan de los derechos de las personas en aras de los negocios y no se trasplantan otros preceptos?

Un ministro de la Suprema Corte de Justicia ha dado entrada a una acción de inconstitucionalidad contra la Ley de remuneraciones.

Si de nuestro supremo tribunal se trata, nosotros proponemos que los ministros se tomen 15 segundos para darle una hojeada y ojeada a un viejo ejemplar de The Supreme Court Review, obviamente, de Washington.

Un fracaso rigurosamente deliberado

Ahí se lee: “Si, como Nación, somos culpables de un fracaso, no es porque no hayamos logrado alcanzar el ideal que profesamos; es porque, cínicamente, no hemos tratado de intentarlo”.

Lo dejó escrito el doctor Philips B. Kurland, profesor de Derecho, casualmente de Chicago. Pero los togados mexicanos andan defendiendo sus insanos privilegios por los que han hipotecado su espíritu. Es cuanto.

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