Desde el inicio hemos elogiado el heroísmo de las Fuerzas Armadas de Ucrania y la disposición y el compromiso de sus soldados. Asimismo resaltamos la seriedad y expertiz de las fuerzas rusas, que han demostrado en estos tiempos gran capacidad de adaptación y resiliencia.
Un ejemplo actual: Con los F-16 y ahora los Mirage 2000, la OTAN arma a Ucrania en el cielo, pero los problemas persisten.
Cambio de ritmo
‘Le Monde’ subraya la importancia de un cambio de ritmo promovido por Macron, que forma parte de la estrategia del presidente de elevar el nivel de disuasión hacia Rusia, no sólo para apoyar a Ucrania, sino también para mejorar su posición relativa en el marco de Europa en donde, tras la inminente votación comunitaria, Francia tendrá que luchar para decidir los altos cargos de la Unión, el verdadero activo de París: la supremacía militar en un Viejo Continente inserto en un contexto global caótico.
Actualmente, recuerda el periódico estadounidense, “Dinamarca, Noruega, Países Bajos y Bélgica planean enviar más de 60 aviones F-16 de fabricación estadounidense a Kiev este verano”, meses después del umbral inicial de 2024 previsto inicialmente.
Debemos señalar también que estos aviones, para Estados Unidos, no desempeñarán un papel decisivo en el campo de batalla. Principalmente por los problemas de entrenamiento que se están dando, desde Texas hasta Dinamarca, debido a los “cuellos de botella” por la reducida capacidad de entrenamiento de las bases aéreas de los países donantes. Mientras tanto, los Estados Unidos prefiere concentrarse en el suministro de componentes para los F-16 en teatros críticos como Taiwán, o en recaudar fondos para su sistema industrial, por ejemplo vendiendo lotes de estos versátiles aviones de combate a Turquía, a la Argentina y a otros países, en lugar de centrarse íntegramente en su traslado a Kiev.
Macron, si lograra superar las limitaciones operativas que presentan los F-16 y que podrían volver a surgir para Francia, entre ellas desde el obstáculo lingüístico en la comunicación entre entrenador y piloto hasta el desafío de integrar el entrenamiento en un plan militar completo, ganaría un punto. Pero de aquí a finales de año, incluso si los F-16 son superados por los Mirage 2000, muchas cosas pueden cambiar sobre el terreno en Ucrania y no es seguro que los aviones puedan aportar mucho o impedir una inminente ofensiva de verano. Frente a una estructura militar rusa adecuada en términos antiaéreos, será decisivo garantizar que Ucrania tenga una mayor cobertura aérea para la defensa o posibles contraofensivas.
¿Los nuevos aportes atacarán en suelo ruso?
Los aviones de combate tendrían un papel proyectivo diferente en apoyo del objetivo, garantizado por varios países de la OTAN, de poder proporcionar a Kiev la posibilidad de atacar objetivos en suelo ruso, siempre que sean militarmente legítimos.