Voces del Periodista Diario

Negocio Afore firme: No cambiarán reglas del juego

La Piedra en el Zapato

Por Abraham García Ibarra

Suele hablarse de que existen más de 50 millones de cuentas individuales en el sistema de pensiones privatizado. La cifra no corresponde necesariamente a igual número de trabajadores que ahorran para su retiro, debido a la migración laboral.

Como sea, lo seguro es que las administradoras privadas de esos fondos tienen bajo su gestión autónoma una suma fluctuante en los 3.5 billones de pesos.

Los ahorradores por ese régimen cobrarían las primeras pensiones hasta 2022. Serían unos cuantos miles que, para lograr ese beneficio, tendrían que haber cotizado mínimo  mil 250 semanas, ocupados la economía formal y tener una edad mínima de 65 años.

Con todo y eso, apenas si alcanzarían de 25 a 30 por ciento de su última percepción salarial, para “disfrutar” de una vejez digna.

Ahora que para todo se pone a consulta de los interesados algunas proposiciones gubernamentales que les afectan o afectarían, ¿por qué a los dueños de ese gran capital no se les consulta sobre su usufructo?

Los fondos en manos de las Afore se trasiegan al través de las Sociedades de Inversión Especializadas, que usan los recursos discrecionalmente.

Uno de los destinos (16 mil 387 millones de pesos) es con rumbo a la quebrada Comisión Federal de Electricidad. Cambio de página.

Los contratistas del NAIM, fondeados con ahorros para el retiro

Verbigracia: Está por realizarse una consulta pública sobre la continuación del proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.

En esa obra se han comprometido al menos 13 mil 500 millones de pesos de los fondos de retiro de los trabajadores, bajo el instrumento conocido como Fibra E. Cuatro Afore decidieron esa inversión, entre ellas la de propiedad de Carlos Slim, el poderoso magnate mexicano nominado entre los más ricos del mundo.

Ni antes ni ahora los dueños de los fondos para el retiro han sido consultados. Si eventualmente la obra se suspendiera, quedarían expensas del Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México, que les rembolsaría sus recursos de los remanentes por el cobro Tarifas de Uso de las instalaciones de la terminal.

Tampoco se consulta a los ahorradores sobre la facultad que tienen corporativos extranjeros de girar sobre sus fondos mediante la emisión de bonos, por ejemplo, para financiar, proyectos petroleros.

El gobierno federal ya se engulló 45 por ciento del ahorro

Son, repetimos, unos 3.5 billones de pesos los que representan el oscuro objeto del deseo: El gobierno federal se ha agandallado ya 45 por ciento. Serían más o menos un billón 600 mil millones pesos. Empresas privadas: 16 por ciento, las mexicanas; 5 por ciento, las extranjeras. Otros 735 mil millones de pesos.

Como se trate de inversiones “sin riesgo”, las tasas de interés son irrisorias respecto de las de “alto riesgo”. Si el Índice de Precios y Cotizaciones de la BMV se desploma, las inversiones de los fondos de retiro sufren minusvalía. Si se dispara, el “inversionista” ni es enterado.

En los primeros días de octubre, se celebró aquí  -“celebrar” es el verbo- la tercera Convención Nacional de Afore. En ese foro el futuro subsecretario de Hacienda, Arturo Herrera Gutiérrez declaró que el próximo gobierno espera trabajar con las Afore como aliadas para el desarrollo de México; pero será para mejorar los rendimientos para los trabajadores y abatir las comisiones (que cobran Afore y Siefore).

El camino correcto: Que todo cambie, para que todo siga igual

Como estamos jugando al juego de Juan Pirulero, al día siguiente se presentó en el mismo lugar y con la misma gente el futuro coordinador general de la Oficina de Presidencia, el empresario Alfonso Romo Garza.

Prometió el magnate regio a los regenteadores de las Afore que no habrá cambio en las reglas del juego, ni nuevas directrices a esos entes (autónomos, dijimos antes).

Como las finanzas públicas no dan para financiar obras de infraestructura, se va a requerir el apoyo… del ahorro. Lo que necesita el país es certidumbre y la confianza se da cuando se respeta un estado de derecho fuerte, dijo el futuro funcionario.

No es por aguar la fiesta, pero de la última línea del discurso de Romo Garza nos queda como lectura el derecho del más fuerte: Habrá que revisar el directorio de accionistas y ejecutivos de las Afore y Siefore. No sólo el de Inbursa, que pertenece a ya sabes quién, interesado en que, en el proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional, no haya marcha atrás.

Seguimos, pues, en el camino correcto: Que todo cambie, para que todo siga igual. Es cuanto.

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