Voces del Periodista Diario

Aterrador ejercicio de imaginación

El primer debate entre las candidatas y el aspirante a la Presidencia de la República que presenciamos los mexicanos dejó al descubierto una cuestión muy importante: quién tiene el temple que se requiere para ocupar la silla del águila. Los grandes perdedores fueron Xóchitl Gálvez Ruiz y la mezcolanza de poderes fácticos que la respaldan.

La representante del PRIAN, por más esfuerzos que hizo, demostró su inseguridad cuando las circunstancias no la favorecen, con auditorios a modo, “mareas” rosas, preguntas favorecedoras y todo lo que se pudo observar en las “mañanetas”. Esa inseguridad tiene un solo origen, que es la falta de preparación.

Si nos atenemos al plagio con el cual Xóchitl Gálvez Ruiz obtuvo su título de Ingeniería en Computación, y el modo como minimizó su acción, podemos darnos cuenta de que todo esto corresponde al perfil de una persona que carece de la estatura para llevar asuntos de Estado, como su “descubridor”, el ex presidente Vicente Fox Quesada.

Está por demás que la traten de ayudar sus asesores y aliados estratégicos como la Comisión de Quejas y Denuncias del Instituto Nacional Electoral, la cual, ante el plagio del logotipo y color de identidad del INE, sólo emitió un “enérgico llamado” a Gálvez Ruiz, cuando por mucho menos que esto ha invalidado candidaturas.

El hecho no fue un error, ni una falta menor, como le pareció a esta comisión, que, encabezada por Claudia Zavala, funciona como si todavía la controlara Ciro Murayama, en tiempos de Lorenzo Córdova. Este punto es el preocupante, porque abona a una legítima sospecha de dados cargados para la elección del 2 de junio, a favor de la candidata que perdió el debate.

A los impulsores de Xóchitl Gálvez no les interesa que su postulada sea incapaz de gobernar y por tanto no les importa nuestro país. Lo que desean es el lucro desmedido, con cargo al erario. Lo demás carece de significado, aunque se trate de soberanía nacional, bienestar de las mayorías, incluyendo la buena marcha de la economía, aun cuando esto los beneficie.

Haciendo un indeseable ejercicio de imaginación, podríamos pensar en una jefa del Poder Ejecutivo que cometiera un error tan grave como el “comes y te vas”, de Fox a Fidel Castro; alguna falta protocolaria en una visita de Estado y la justificara con risitas ramplonas y el reconocimiento de que “la regó” (no voy a usar su lenguaje soez); o tuviera el atrevimiento de “sugerir” alguna medida a otro país, usando su bandera o sus colores, en una imagen virtual. ¿Qué ocurriría con México, ante semejante desparpajo?

La Presidencia de la República no debe ejercerse con tan irresponsable vulgaridad. Con Vicente Fox ya tuvimos bastante, sin mencionar el agravante de que la derecha es amiga íntima del fraude electoral y los acuerdos en lo oscurito. A falta de un proyecto sólido y coherente de nación, la parte de la oligarquía que respalda a Xóchitl Gálvez, ofrece esta grosera parodia del ejercicio político.

Para continuar con el repulsivo ejercicio de imaginación, es terrible pensar en el tráfico de influencias que ejercería desde la silla presidencial, de la misma forma como sus empresas obtuvieron contratos por más de mil 400 millones de pesos, cuando ella era delegada en Miguel Hidalgo.

Sería inadmisible, desde la Presidencia de la República, aceptar la costumbre de minimizar errores e ilegalidades con leperadas y bromas de mal gusto, como sus contratos con el Instituto Nacional de Evaluación Educativa, el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria, o el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales, todo a través de licitaciones manipuladas.

Por otra parte, la justicia en el ámbito internacional no obra como el Poder Judicial, que responde con dudosa rapidez a las demandas que presenta la señora Gálvez por medio del Consejo Nacional de Litigio Estratégico, en cuyo Consejo Directivo están nada menos que Claudio X. González y Gustavo de Hoyos.

Por ello resulta muy preocupante que Lorenzo Córdova y Ciro Murayama dejaran personeros suyos en la Comisión de Quejas y Denuncias del INE, quienes, recordemos, dictaron medidas cautelares contra el presidente Andrés Manuel López Obrador, para que no mencione en las conferencias de prensa mañaneras a la senadora Gálvez, en relación con las elecciones del 2 de junio. En tanto, pasan por alto las ilegalidades prianistas.

Si a todo lo anterior le sumamos la visión represiva que anunció al inicio de su campaña, y su foto con Felipe Calderón Hinojosa, en España, el ejercicio de imaginación que propusimos se convierte en una verdadera película de terror. No debemos olvidar las consecuencias de la supuesta guerra contra el narcotráfico, cuyas secuelas todavía vivimos, mientras quienes ocasionaron tal desastre tienen la desvergüenza de usar la inseguridad como argumento en contra del gobierno del presidente López Obrador.

El estrepitoso derrumbe de la candidatura impuesta por la fuerza del dinero no subsistió más allá del lanzamiento publicitario, porque carece de sustancia, no hay un verdadero proyecto de nación detrás del oropel. Se quiso vender un mal producto, sin reparar en el ojo alerta de un pueblo que tomó una decisión a partir de 2018.

Ahora es indispensable desmantelar el sistema que hizo posibles presidencias tan dañinas y deplorables como las de Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.

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Redacción Voces del Periodista