VOCES OPINIÓN Por: Mouris Salloum George.
No son, precisamente, vientos en popa los que azotan en estos días la nave presidencial a una semana de que se informe a los mexicanos del estado que guarda la nación.
Hace unas horas, se difundió el dato de que, por primera vez en tres años, el Producto Interno Bruto (PIB) se contrajo 0.2 por ciento.
Ese fenómeno está en línea de las previsiones que sobre el crecimiento de la economía mexicana han hecho tanto agencias financieras internacionales como algunos grupos de empresarios nacionales, que las han ajustado a la baja tanto para 2016 como para 2017.
Recientemente, el secretario de Hacienda Luis Videgaray desalentó cualquier optimismo al anunciar que los presupuestos federales para 2017 serán austeros. Con eso está dicho todo.
Los huracanes externos
No hay, en efecto, espacios para el optimismo: Hoy mismo, al son de la baja en la cotización de la mezcla de crudo mexicano en el mercado internacional, el dólar le ganó terreno al peso y el Índice de Precios y Cotizaciones (IPC) de la Bolsa Mexicana de Valores se comportó también a la baja.
Un factor, no precisamente accesorio, impacta el comportamiento de las variables fundamentales de la economía mexicana: La Reserva Federal (Fed) de los Estados Unidos insinúa de nuevo la posibilidad de revisar al alza las tasas de interés de referencia.
Todo parece conspirar en la misma frecuencia. Aunque a contrapelo de las denuncias de los empresarios sobre cuantiosas pérdidas sufridas a causa los bloqueos de las últimas semanas, los indicadores del mercado bursátil rompieron en 2016, al menos nueve veces sus máximos históricos. Hoy la tendencia se revirtió.
La semana se inició con el boicoteo de las facciones disidentes del magisterio al inicio de clases en las escuelas de Enseñanza Básica en cinco entidades federativas.
Era una advertencia cantada. Lo que mueve a la alarma social hoy, es que desde la semana pasada voceros de las instancias federales de Seguridad Pública advirtieron que es llegada la hora de usar las fuerza en contra de la intransigencia de la CNTE.
No es, por supuesto, el escenario más auspicioso para la presentación del Cuarto Informe de Gobierno del presidente Peña Nieto.
No es sólo el conflicto magisterial el que profundiza la crisis. Ahora mismo, los padres de los normalistas desaparecidos de Ayotzinapa anuncian su movilización mensual de reclamo al gobierno. Es la ocasión 23 en que esos padres y grupos solidarios se desplazan hacia la Ciudad de México y a las capitales de los estados.
Aleatoriamente, desde hace tres semanas organizaciones campesinas amenazaron con retornar al Zócalo metropolitano en días previos al 1 de setiembre para insistir en su demanda de la Reforma al Campo.
Es esa crispada atmósfera la que abre la expectación sobre lo que hará el presidente Peña Nieto antes o después de comparecer ante la Sesión General del Congreso de la Unión.
Aunque los oficiosos futurólogos mediáticos apremian sobre actos relacionados con la sucesión presidencial, lo que a la sociedad en su conjunto interesa son los contenidos de los Criterios de Política Económica para 2017. Duele más el cuero que la camisa, dice la máxima popular.