Articulista invitado
Por Javier Benitez
El presente artículo se publicó originalmente en Sputnik.
El 13 de noviembre del 2017, el Consejo de Ministros de la Unión Europea se ha reunido en Bruselas para, entre otras cosas, abordar las supuestas injerencias del Gobierno ruso en el proceso independentista catalán.
El ministro de Exteriores español, Alfonso Dastis, ha dicho que el Gobierno tiene datos de “manipulación” y “desinformación” desde redes situadas en Moscú. Por su parte, la ministra de Defensa del país ibérico, María Dolores de Cospedal, quien también participa en la reunión de Bruselas, se ha mostrado más cauta, mencionando que Madrid “no tiene constatado que sea el Gobierno ruso. Por lo tanto, aquí hay que actuar con la máxima prudencia más allá de lo que uno se pueda imaginar”.
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Especialmente para el encuentro de los ministros, Sputnik ha decidido sacar un corto pero detallado análisis sobre cómo el periódico más leído de España —El País, en su versión digital— ha publicado varios artículos en los que se vierten acusaciones graves y falsas hacia los medios rusos.
El ‘mainstream’ o la corriente principal
En los tiempos de la ‘posverdad’ y las guerras mediáticas, las técnicas de manipulación masiva se han perfeccionado hasta el punto de ser casi imposible detectarlas y denunciarlas.
La situación marcó un nuevo hito de incoherencias durante la crisis independentista catalana.
La mayoría de los artículos de El País sobre Rusia, Putin o los medios Sputnik y RT que, como mínimo, generan dudas sobre su veracidad, vienen firmados por David Alandete, director adjunto del diario. De sus 34 artículos publicados desde el 22 de septiembre —días antes de la convocatoria en Cataluña del referéndum de secesión, declarado ilegal por el Tribunal Constitucional— la mitad (17 artículos) estaba destinada a hacer creer que existe una ‘injerencia rusa’ en el proceso independentista.
Sputnik intentó contactar con el periodista a través de su cuenta de Twitter, así como mediante los correos electrónicos de varias redacciones de El País, para conocer consultarle sobre los artículos en cuestión. No obstante, nunca recibió respuesta.
Ante esta situación, Sputnik ha decidido recopilar y publicar algunos (aunque no todos) de los errores e imprecisiones más graves.
Para ello, hemos utilizado el manual de otro de los periodistas de El País, Álex Grijelmo, que en su material ‘Posverdad: el arte de la manipulación masiva‘ enumera muy detalladamente las técnicas usadas “para mentir y controlar las opiniones”.
La ‘posmentira’
Hoy en día todo es verificable y, por lo tanto, no resulta fácil mentir deliberadamente.
En un artículo del 10 de noviembre titulado ‘La UE combate la máquina de propaganda del Kremlin‘, Alandete menciona que Sputnik publicó el 21 de septiembre un artículo titulado ‘Las islas baleares se suman a la petición de independencia de España‘, aunque nunca se facilitan enlaces a los artículos cuestionados.
La verdad es que el único artículo que Sputnik Mundo publicó ese día y que menciona a las islas Baleares lleva un título diferente, en concreto este: ‘El independentismo: una bomba de relojería contagiosa en un Estado que no escucha‘. Otras redacciones de Sputnik tampoco publicaron materiales bajo el título que indica el director adjunto del diario.
En la misma frase, El País culpa al medio de habla rusa Vesti.ru de publicar el 17 de septiembre un artículo bajo el falso título de ‘El español ya se enseña como idioma extranjero en Cataluña’. Lo cierto es que ese reportaje se titula en realidad ‘La guerra de comunicaciones públicas: Madrid y Barcelona se preparan para la batalla general‘.
Ambos casos ponen de relieve que se faltó a una de las tareas primordiales de un periodista: revisar la veracidad de la información recibida y, de no poder corroborarla, negarse a publicarla.
En el artículo de El País se incide en que “los ataques de Rusia a través de internet han encontrado en los pasados meses un gran incremento de campañas destinadas a agravar la crisis en Cataluña“. En todo caso, si el periodista interpreta un artículo en la web como un ataque directo a la integridad territorial de España, debería denunciar también varios materiales publicados por medios de renombre de su país, como ‘El lento viraje inicial de MÉS hacia el soberanismo se acelera‘ de ABC, publicado el 19 de septiembre, dos días antes que el de Sputnik, por no mencionar muchos más.
Pero, por si fuera poco, dos días antes de que Sputnik publicara la mencionada información, El País lanzaba el artículo ‘El partido que gobierna con el PSOE en Baleares plantea un referéndum para 2030‘.
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En ese texto del periódico español se cita el planteamiento de ‘Mallorca 2030: dignidad es soberanía‘, en el que se afirma que “solo a partir de la obtención de la plena autonomía se pueden conseguir las herramientas necesarias para hacer de Mallorca ‘el país más justo, solidario y sostenible posible'”.
Entonces, ¿si Sputnik saca un artículo sobre la situación en Mallorca, está realizando campañas destinadas a agravar la crisis en Cataluña, pero si lo mencionan varios diarios españoles de tirada nacional, incluido El País, no?
La posverdad
Según Grijelmo “La mentira siempre es arriesgada, y requiere de medios muy potentes para sostenerse”. Por eso suele resultar más eficaz lanzar ideas falsas utilizando argumentos reales. Esta es una técnica muy común en los materiales del diario relativos a la supuesta injerencia rusa.
A modo de ejemplo, en el artículo publicado en El País el 25 de septiembre bajo el título ‘La maquinaria de injerencias rusa penetra la crisis catalana‘, se hace creer que RT publica noticias “con titulares incorrectos” como ‘La UE “respetará” la independencia de Cataluña, pero tendrá que pasar un “proceso de adhesión”‘. Como en otros casos, el medio español no detalla qué es lo incorrecto de tal afirmación y, aparentemente, hace una interpretación particular sobre la falsedad del título por un hecho que no necesita aclaración alguna.
Si bien Jean-Claude Juncker —presidente de la Comisión Europea, al que cita el material de RT— reconocería más tarde que sus palabras fueron malinterpretadas, cierto es también que el día en el que RT publicaba la noticia, el más alto funcionario ejecutivo de la Unión sí que pronunció esas palabras. Cualquiera que desee verificarlo personalmente, podrá escuchar sus palabras precisas en la entrevista que concedió a Euronews y que el propio medio europeo tituló ‘Juncker: Respetaríamos una Cataluña independiente pero debería pasar por la adhesión‘.
La insinuación
El 1 de octubre de 2017 —precisamente el día de convocatoria del referéndum catalán— El País sacó otro artículo de Alandete bajo el título ‘Noticias falsas e injerencias también en Cataluña‘. En el texto se afirma que, detrás de la ola de comentarios en Twitter sobre la convocatoria catalana se esconden “interpretaciones afines a la visión internacional que prima en Rusia“.
De esta manera se insinúa, una vez más solo con palabras pero sin mostrar pruebas o ejemplos concretos que involucren al Kremlin, que Moscú ha estado deliberadamente echando leña al fuego en las redes.
Si bien es difícil de discutir que el 1 de octubre de 2017 la convocatoria del referéndum catalán ocupó los ‘trending topics’ en las redes, así como en la inmensa mayoría de los medios de comunicación nacionales e internacionales, sí que es difícil de entender de ese texto por qué es precisamente el Kremlin el que estaba tras ese auge.
De la misma manera, sin enlaces, citas o si quiera comentarios filtrados, se podría asegurar que detrás del independentismo en Cataluña está el magnate George Soros. Así lo han hecho otros diarios como La Vanguardia, ABC u OKdiario, por citar algunos ejemplos.
La presuposición y el sobreentendido
En otro artículo, titulado ‘Putin alienta la independencia con un enviado a Cataluña‘, El País afirma que Dmitri Medóev, quien fuese embajador de la República de Osetia del Sur en Moscú entre 2009-2015, es ni más ni menos que “uno de los políticos afines a Vladímir Putin“. Aunque el medio no se esfuerza en presentar prueba alguna que confirme sus palabras, con la expresión se sobreentiende que detrás de la visita de Medóev está la figura del mandatario ruso en persona.
¿Quiere eso decir que tras las acciones de todo embajador en Moscú podría estar Vladímir Putin? No se da la respuesta.
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El periodista hace referencia a la noticia de Sputnik ‘Osetia del Sur inaugura una delegación diplomática en Cataluña‘, en la que el medio cuenta que “Dmitri Medóev llegó el 23 de octubre a Cataluña y mantuvo un encuentro con sus connacionales que residen en esta región española”. Parece obvio que encontrarse con los compatriotas en el extranjero es precisamente uno de los trabajos que hacen los diplomáticos e informar sobre esos eventos es precisamente la labor de los medios de comunicación.
“Es una coincidencia no muy oportuna. Nuestra postura es muy conocida. El problema de Cataluña es un asunto interno de España y ha de resolverse basándose en la legislación de España. Es falso que Rusia tenga interés en alentar movimientos separatistas en la UE o en España. Es parte de una campaña antirrusa que llevan a cabo algunos Estados”, comentó al respecto Dmitri Sokolov, ministro consejero de la Embajada de Rusia en España, en una entrevista a El Independiente.
La falta (o incorporación) de contexto
Pero esa no es la mayor manipulación del artículo de El País en cuestión. En un despiece de su parte inferior, se tergiversan las palabras pronunciadas por el presidente ruso.
De hecho, se pone en boca del mandatario que, al apoyar la independencia de Kosovo, “países prósperos y formados” como España habían puesto en riesgo “su frágil democracia”. La verdad es que Putin nunca llegó a pronunciar la palabra ‘España’ en su discurso y se refirió a las naciones que sí apoyaron la autoproclamación de independencia (sin referéndum, de hecho) de Kosovo.
Más bien al contrario. En una de las emisiones del programa ‘Dicen y diremos‘, de Radio Sputnik, se menciona que “Putin reiteró que Bruselas puso una bomba de relojería con sus propias manos al apoyar la independencia de Kosovo. En este sentido, cabe destacar que España nunca la reconoció, y Rusia siempre ha apreciado esta posición particular de Madrid. Pero se entiende que las acusaciones de Putin van contra la Unión Europea”.
“Supongo que para David Alandete, como en el caso de tantos periodistas que siguen la corriente principal, es mucho más fácil (por no mencionar la promoción en su carrera) buscar fantasmas rusos que enfrentarse y debatir opiniones que no son las aprobadas por sus jefes corporativos y que no se rigen por el pensamiento colectivo que esos jefes ahora exigen en sus redacciones”, afirma Thomas S. Harrington, profesor de Estudios Hispánicos del Trinity College en Hartford (EEUU).
Castillo de naipes
Si bien para el lector común español, o de cualquier otro país que lea los artículos de El País y no esté familiarizado con la realidad que se vive en Rusia, se le hace muy difícil detectar las medias verdades y las manipulaciones, no lo es para aquellos que lean más y traten con versiones alternativas sobre un mismo asunto.
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A pesar de que los medios rusos publiquen la misma información que muchos otros —tanto españoles como internacionales, como puede comprobarse en los enlaces facilitados en esta noticia— El País se muestra especialmente selectivo, intentando poner en duda la veracidad exclusivamente de Sputnik y RT.