Voces del Periodista Diario

Un Punto de Vista.

Por Paco Baca

Dos soldados miembros de las Tropas de la Guardia Nacional de la Federación de Rusia abrieron dos imponentes puertas de hierro bañado en oro, con tal coordinación que se sincronizaron al mismo tiempo, para que el movimiento combinado, pudiera dejar ir viendo, la figura parsimoniosa de Xi-Jinping, presidente de la república popular China.

De paso firme y enfundado en un sobrio traje negro, camina en dirección al salón donde se daría el encuentro a puerta cerrada con el primer mandatario ruso, Vladimir Putin a la hora acordada.

Era la primera visita desde su reelección y confirmación de mandato manifestado dos semanas antes, como jefe del estado chino.

El viaje de Xi, anunciado en Rusia como el evento diplomático emblemático de 2023, difícilmente podría llegar en un momento más útil para Putin. Con su invasión en gran parte estancada, las bajas militares aumentando y su reputación personal recién manchada por una orden de arresto por crímenes de guerra emitida por la Corte Penal Internacional, Putin necesita desesperadamente una distracción que lo apoye.

La visita de Xi a Rusia, justo después de cimentar su tercer mandato en el poder, que rompe precedentes, reúne a dos hombres que se han posicionado como líderes de por vida, y prepara el escenario para una confrontación global, con Beijing dispuesto a usar su asociación con Moscú para contrarrestar Washington, incluso si eso significa otorgar una aprobación tácita a la guerra brutal y desestabilizadora de Putin.

Queda por ver si esta confrontación se intensificará, empujando a tres potencias nucleares al borde de la Tercera Guerra Mundial, o simplemente marcará los primeros acordes de la Guerra Fría 2.0. Pero la visita de Xi muestra que se está tomando partido, con China, Rusia e Irán alineándose contra Estados Unidos, Gran Bretaña y otros aliados de la OTAN, en una competencia por la influencia global y por alianzas con naciones como Sudáfrica y Arabia Saudita, que parecen ambivalentes, pero en juego.

Para la audiencia doméstica rusa, la pompa ceremonial de recibir al líder chino reforzará la imagen de Putin como un zar moderno. Para coronar la visita, se brindó una cena de Estado en la espectacular Cámara del siglo XV Facetada en piedra en el Kremlin, el edificio más antiguo de Moscú, construido por Iván III, el gran príncipe de Moscú, cuya reputación ganada y conocida como ” El gran recolector de tierras” por conseguir anexar tierras vecinas al territorio ruso, esto, inspira a Putin.

Esa alianza por este momento, tiene muy preocupado a Washington, y por ende a la unión europea, quizás también a buena parte del mundo, si no es que a todos.

Sabemos ahora que el respaldo de Beijing a Moscú es incondicional y estratégico.

También refrenda lazos históricos y comerciales. Refrenda también convicciones y objetivos. Puntos de vista similares y sobre todo establecen una visión a corto plazo de la configuración de un plan, donde un nuevo orden mundial y la narrativa de una nueva estructura geopolítica no siempre coinciden, con la visión de un mundo que ahora ha sido puesto en alerta, a partir de que Rusia, decidió reordenar su frontera y avanzar sobre Ucrania.

Hoy se ha establecido la visión de la otra polaridad geopolítica que empieza a poner muy nervioso al establishment, ya que, en alta política, un pacto entre mandatarios que manejan una misma visión, y objetivos afines, más ahora al sentirse amenazados por occidente.

Hoy se ve en el horizonte emerger la visión oriental de un imperio euroasiático, hoy se ve que los dos mandatarios refrendan su postura. Hoy se siente ya un bloque que también tiene piezas para mover en este juego. Ellos le llaman La Unión Euroasiática.

Hoy se ha visto como la garra del oso, estrecha con fuerza a la garra del dragón.

Y ese sello, Puede ser por ahora, el factor decisivo para adelantar, a pesar del plan de paz propuesto por Beijing, el elemento que faltaba, para que, en el tablero de ajedrez geopolítico, las piezas se hayan reordenado en este momento con un movimiento maestro.

Por ahora, solo estamos siendo testigos, de otra página de la historia que está por escribirse. Xi-Jinping regresaba a Beijing con el plan de paz bajo el brazo.

Al día siguiente de la reunión un enjambre de drones rusos bombardea edificios clave en la ciudad de Kiev.

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