Voces del Periodista Diario

La importancia geopolítica de África entendida por Putin y excluida por Biden

Matteo Castagna

Por Matteo Castagna

Arnold Toynbee fue un filósofo e historiador inglés del siglo XIX que se centró principalmente en el marco de “desafío-respuesta” para sus análisis.
Eurasia y África tienen el denominador común de querer responder con eficacia a los desafíos de Occidente.

Alexander Bovdunov, traducido por el Prof. Lorenzo Maria Pacini para el sitio www.geopolitika.ru, habla de intelectuales de ambos continentes, quienes habiendo conocido personalmente la sociedad liberal europea y de los Estados Unidos, desean la independencia y la unidad de sus países, respondiendo a la occidentalización y la modernidad con un claro rechazo y con la recuperación de sus tradiciónes.

No hace falta decir que el catolicismo es visto, especialmente por los estudiosos panafricanos, como una causa que contribuyó a la peor colonización y, por lo tanto, según esos intelectuales, sería mejor volver a las filosofías y ritos paganos del pasado, sobre la base del pensamiento de René Guénon.

Si, por un lado, Eurasia (que no incluye Oriente) es cristiana ortodoxa y, por tanto, más cercana a nosotros en términos de Weltanshauung (concepción de la vida y del mundo), por el otro lado, el lema “África se salva con África”- como escribió el padre Daniele Comboni -en su “Plan para la regeneración de África”  de 1864, que, lamentablemente, parece haber sido olvidado.

Los principios cardinales en los que se basó fueron:

1- La evangelización de África realizada, sobre todo, por los africanos.

2- Llamado a toda la Iglesia a promover la evangelización de África con la colaboración de todas las fuerzas misioneras masculinas, femeninas, religiosas y laicas.

3- Hacer caminar juntas la evangelización y la promoción social.

4- Toda actividad misionera debe orientarse a la creación de comunidades cristianas estables.

El golpe de estado en Níger, el 26 de julio de 2023, resultó en la destitución del presidente, Mohamed Bazoum, por parte del Jefe de la Guardia Presidencial, el General Abdourahmane Tchiani. Pero, ampliando los horizontes, podemos decir que todo el cinturón del Sahel, que conecta el corazón de África con las costas mediterráneas, corre el riesgo de estar marcado por un estado continuo de inestabilidad y caos. El Reformista informa que “miles de personas a favor del golpe contra Bazoum rodearon la embajada transalpina y algunos manifestantes intentaron asaltar las oficinas al grito de ‘Viva Putin’, mientras ondeaban banderas rusas en la calle”.

“Escenas similares también se han visto en Malí, Burkina Faso y Sudán, todos países que, recientemente, han expulsado a las tropas occidentales en favor de alianzas con otros actores internacionales. Estos hechos también hay que combinarlos con la presencia en la República Centroafricana de Wagner. cuyo líder -Yevgeny Prigozhin- ha manifestado su apoyo a la causa golpista. Opción de la que el Kremlin se ha distanciado, con Dmitry Peskov reiterando el apoyo de Rusia al único gobierno legítimo.

Sin embargo, esto no excluye que Moscú -y más tarde Pekín- puede explotar el caos provocado por el golpe, tanto más cuanto que es la última avanzada occidental en el Sahel que se está desestabilizando, con misiones militares, incluida la italiana, y también acuerdos económicos con varios estados de la Unión Europea”.

Uno sobre todo Francia, que vive días de angustia porque lo que apremia en París es sobre todo el uranio extraído en el estado africano: la mitad del cual alimenta los reactores franceses. No por casualidad -y este es el segundo elemento a reflexionar- uno de los primeros actos de los golpistas fue la prohibición de exportar oro y uranio a Francia, lo que podría cambiar de rumbo hacia Moscú.

Josep Borrel, Alto Representante de la UE, ya habló, en 2020, de una “Asociación UE-África”:

“África es muy importante por una razón fundamental: porque están en juego nuestros intereses políticos, económicos y de seguridad. La inestabilidad en Libia o en el Sahel o en Somalia afecta a nuestra seguridad. Y desde un punto de vista demográfico y económico, nuestro futuro, para bien o para mal, se decide en África. Y también porque somos su principal socio: hemos sido los primeros, y en muchos sectores lo seguimos siendo, pero nos enfrentamos a una competencia cada vez mayor”.

En aquella oportunidad, Borrell agregó: “África se ha convertido en un terreno de competencia geopolítica: competencia por los recursos, los inmensos recursos africanos y por la influencia política. Algunos terceros países también participan en esta competencia, y compiten contra nosotros, nuestra influencia y nuestra capacidad de ser socios con el pueblo africano. […] Si queremos mantener el ritmo, debemos por lo tanto presentar propuestas serias”.

Parece que estos fueron hechos primero por Putin, mientras que la UE estaba pensando en otra cosa. Vale la pena recordar en este punto que el Banco Mundial acaba de presentar datos de las 217 economías más fuertes en la evaluación del poder adquisitivo. El primero es China, luego están Estados Unidos, India, Japón y el quinto es Rusia. Tres países BRICS+ se encuentran entre las cinco principales economías del mundo. El acercamiento de Úrsula y Biden, con sus vasallos, hacia Moscú y Pekín, no parece, precisamente, prospectivo porque está en fijado en teoremas del siglo pasado, con poca elasticidad para comprender que Occidente debe encontrar diplomáticamente el camino de la cooperación en un mundo ya multipolar.

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