Voces del Periodista Diario

La Ruta de la Seda

Matteo Castagna

 

Por Matteo Castagna

Uno de los principales temas de mayor actualidad, en estos momentos, es el debate sobre la llamada Ruta de la Seda. Como afirma el Prof. Fabio Massimo Parenti (miembro del Instituto Lorenzo de Medici de Florencia), en la revista Eurasia (3/2023), se trata, “en pocas palabras, de una propuesta china de cooperación internacional, centrada en aumentar la superficie terrestre intercontinental y conectividad marítima y aérea”. Es más que legítimo interpretar este enorme plan de inversión como una nueva oportunidad para abordar los problemas globales, fortaleciendo el multilateralismo y mejorando la cooperación global en términos de gobernanza, formas de abordar la pobreza, el desarrollo desigual, las guerras, la degradación ambiental.

El proyecto chino habla de billones de dólares y está abierto a todos los países del mundo.

El Prof. Parenti continúa: “[…] Tal como se definió, en el 19º Congreso Nacional de 2017, el Partido Comunista Chino se ha fijado dos objetivos macro: primero, construir nuevas formas de relaciones internacionales, centradas en la cooperación mutuamente beneficiosa y de  mutua respeto, y segundo, crear una comunidad de futuro compartido para toda la humanidad”. Este modelo reemplazaría, a todos los efectos, la globalización con el liderazgo de los Estados Unidos y el vasallo de Europa.

Por eso, en los últimos años, Occidente ha satanizado el proyecto chino, acusándolo de todo y más, sobre todo de las atrocidades depredadoras cometidas contra el “Sur del mundo”, que, en realidad, se perpetuaban en interés de Estados Unidos y sus aliados. En particular, se acusa a China de querer atrapar a los países en desarrollo en una red de deudas, que han contraído, sin embargo, bajo el dominio financiero del bloque occidental, tanto que ‘según Zhao Lijan, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores Asuntos Exteriores, sería otro ejemplo más de “diplomacia de mentiras al estilo estadounidense’.

En el muy reciente viaje a Washington, la Premier italiana, Giorgia Meloni, se reunió con el presidente Joe Biden y también habló sobre la Ruta de la Seda. Ya en el Senado, Meloni dijo que “el tema debe ser tratado con delicadeza, cuidado y respeto, involucrando también al Parlamento”. A pesar de las quejas de Pekín que precedieron a la visita a Estados Unidos de la primer ministro italiana, estuvo en juego la discusión con EE.UU. sobre la renovación del memorando de entendimiento sobre la Ruta de la Seda, que Roma había firmado con China en 2019, durante el gobierno amarillo-verde.

Aunque extraoficialmente, el gobierno de Meloni parece haber tomado la decisión muy deseada por Biden, a saber, no renovar el acuerdo. Pero Meloni también anunció un próximo viaje a Beijing para reunirse con Xi Jinping y, probablemente, comunicarle la decisión, manteniendo una excelente relación comercial, en la estela de Alemania, Francia y el Reino Unido, que tienen importantes relaciones económicas con Beijing. por fuera del Memorándum de la Ruta de la Seda.

El presidente del Aspen Institute Italia, Prof. Giulio Tremonti, del que también es miembro Giorgia Meloni, escribe, en su libro “Globalización, las heridas y la cura posible” (Ed. Solferino, 2022): “Hace apenas treinta años,  los ‘ilustrados’ nos comunicaron, gentilmente, la transición de la vieja tríada Liberté, Egalité, Fraternité, a su nueva tríada: Globalité, Marché, Monnaie (Globalidad, Mercado, Dinero). Habríamos entrado en la ‘edad de oro’ a través de la utopía de globalización. Y, coincidentemente, utopía significa ausencia de lugar – ou-topos, en griego ‘no lugar’- ¡y por lo tanto esta es precisamente la esencia de la globalización!”.

De nuevo Tremonti, dedica un capítulo muy interesante a China (pp. 82-89) recordando que “la ‘modernización’ de China recién comenzó en la década de 1980 pero, en realidad, se materializó con la globalización, primero explotando efectivamente las primeras aperturas de la OMC (1994 ) y luego con su ingreso formal a la organización (2001).

Cuando estalló la gran crisis de 2008, China ya era una gran potencia, pero solo a nivel mercantil y por tanto con una política todavía totalmente acorde con el sentir común de Occidente”. Entonces, todo cambió. Las Rutas de la Seda se introdujeron en Estatuto del Partido y en la Constitución señalando una proyección geopolítica dirigida a dimensiones globales, hacia Occidente y hacia el Ártico.

“El 11 de marzo de 2021,  China se abrió a la hipótesis de desarrollar su mercado interno junto con el mercado externo. Y así se configuró el proyecto de la denominada ‘doble circulación’, incluida en el XV Plan Quinquenal (2021 -2025). El mayor problema de China se debe a la falta de recursos naturales, por lo que la necesidad de nuevas tecnologías se vuelve existencial, comenzando por la inteligencia artificial, con la que puede adquirir los datos de otros. Por lo tanto, los expertos ven la posibilidad de una guerra entre Occidente y China”.

El profesor Tremonti se pregunta: “¿quién gana?” […] “la fuerza de atracción y no tanto y no sólo la fuerza militar”. China asusta a occidente, se la considera lejana y peligrosa, con hábitos y costumbres demasiado diferentes porque, como en el siglo americano, todo el mundo hubiera querido ser americano por mil razones, sobre todo, la riqueza y el poder, a nadie hoy le gustaría ser chino”.

Es cierto que China tiene la bomba atómica desde 1964, su primer satélite lanzado al espacio fue en 1970 y el primer astronauta en órbita en 2003, pero ciertamente no está exenta de problemas: desde el tema de Taiwán hasta la moneda alternativa que está preparando con Rusia y que sin duda trastornaría el eje mundial del comercio y los mercados. Además, hay que contar su fragilidad interna por revueltas populares, carencias sanitarias y crisis financieras, como la quiebra del gigante inmobiliario Evergrande.

El estancamiento y la transición con enormes incertidumbres sobre los cambios globales, reinan en este momento histórico en la decadencia de todo, del arte a la moral, de las ideas a la mentalidad común.

En la multipolaridad económica y geopolíticas, podría haber un rayo de luz que genere un mínimo de entusiasmo en esta sociedad descuidada, gris y nihilista. El precio a pagar por un cambio sistémico global de esta magnitud será muy alto, a pesar de que la población anestesiada solo piensa en las redes sociales, esperando ansiosa la próxima edición de Gran Hermano.

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