Voces del Periodista Diario

Triunfo soberanista de Erdogan para continuar con el «Siglo de Turquía»

Por Diego Pappalardo

Este domingo, 28 de mayo, se efectuó la Segunda Vuelta electoral en Turquía, quedando la victoria para el Presidente Recep Tayyip Erdogan (Para hacer un seguimiento en línea de los resultados, recomendamos Yeni Safak  )

Este resultado no nos sorprendió ya que, como lo comentamos, en otras oportunidades, y especialmente en el envío del 14 de mayo, estábamos convencidos de que Erdogan y su Alianza Popular triunfarían inobjetablemente.

En efecto, dijimos «El 28 de mayo, con la revalidación de la victoria de Erdogan. Turquía continuará en su camino de transformación estructural y de amplitud geoestratégica con un pulso y trazado soberanistas, con el claro objetivo de convertirse en un centro mundial, sin ideología liberal y sin parámetros progresistas globocraticos».

La implementación de un conjunto fuerte, compuesto de medidas y narrativas sesgadas, por parte de los antagonistas domésticos y supranacionales que tiene Erdogan, no decidió el curso comicial final porque el habilidoso y experimentado presidente supo liderar competentemente la compulsa, la batalla, desbaratando las tramas y excluyendo de lo decisorio determinativo al campo, claramente, hostil.

Tal y como se dijo, sin tapujos, desde la esfera gubernamental, estas elecciones tienen, entre sus características novedosas, que no fueron decididas por Washington ni Londres. Estas capitales del geo-poder supranacional insisten, desde hace varios años, en suprimir, tanto a Erdogan como a las facciones patrióticas de AKP, como sujetos centrales del desarrollo histórico de Turquía.

Cabe recordar que, cuando Erdogan accedió por primera vez al cargo de Primer Ministro, el sistema político, financiero y económico de Turquía estaba colapsado, muchas capas sociales estaban sin un norte fijo y el Estado estaba desprovisto de respuestas propias y autónomas en el plano internacional. También subsistía, por entonces, como algo natural y normal, la servidumbre financiera a los cenáculos anglosajones globalistas y la privación de una política de defensa estratégica que fortaleciera militar, científica y tecnológicamente a Turquía.

Paciente, pero activamente, el Señor Erdogan, a través de la aplicación de planes diferentes -que dejaban en desconcierto a muchos observadores- fue transfigurando todo el panorama y situando a Turquía como protagonista en el gran juego global.

A diferencia de lo que pronostican los laboratorios analíticos occidentales, y de lo que advierten, en algunos casos de un modo exagerado, comentaristas y periodistas, el Presidente Erdogan y su círculo analítico y ejecutor, conocen perfectamente la adversidad que tendrán por delante y las formas de resolver los problemas y riesgos, siempre con una altura estratégica, para superar las contrariedades y con el espíritu de concertar realidades geopolítico-históricas con aquellos actores que, hasta ayer, el criptopoder mundialista intentó enemistar entre sí.

Pasada la contingencia electoral, Erdogan, quien es uno de los líderes mundiales duros y más respetados del momento, ampliará y profundizará su programa de soberanismo político, autarquía económica y mejoramiento en las escaleras del ascenso social, condensando, aún más, el interés y el destino nacionales de su país, sustanciando, de ese modo, el proceso multiforme y plurivectorial del nuevo «Siglo de Turquía».

En suma, en Turquía es un hecho el desacoplamiento a las formas antisoberanistas, como así también su construcción creciente como un polo de poder sólido -con influencia transcontinental- durante los ´próximos 30 años.

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