Voces del Periodista Diario

Despliegue de nacionalismo

Por José Luis Avendaño C.

(168 días de confinamiento)

“El cesarismo moderno, más

que militar es policiaco”.

A.  Gramsci

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Después de 150 años, ¿el águila juarista en el Zócalo?

Con las alas desplegadas en la parte central de la bandera tricolor, adorna, para estas Fiestas Patrias, la Plaza de la Constitución (por la liberal Constitución de Cádiz de 1812), concretamente el edificio del Antiguo Ayuntamiento, hoy sede del Gobierno de la Ciudad de México. Y de inmediato, se levantó otra polémica entre liberales y conservadores.

El águila juarista, del periodo admirado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, sin ser símbolo nacional, pero sí histórico, aparece a todo lo largo y ancho en un edificio oficial, y a un costado de Palacio Nacional.

La intención del presidente es la retomarlo con dos fines inmediatos: para reafirmar el sentido nacionalista de su régimen de la cuarta transformación (4T), ligándose, así, con la segunda transformación, que es el periodo que comprende las Leyes de Reforma, la Intervención Francesa y la República Restaurada, época, también de la honestidad / austeridad republicana, que el gobierno de la 4T actualiza.

Para Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de la Ciudad de México, la intención es que, con ello, se está “recuperando la memoria histórica de lo significa la justa medianía, de lo que significa acabar con la corrupción, de lo que significa que no puede haber gobierno rico con pueblo pobre”. Un concepto, el de la justa medianía, que proviene de Los Sentimientos de la Nación (1815), del generalísimo Morelos.

El escudo nacional, representa el centralismo, porque después de simbolizar el acto fundacional de Tenochtitlán, en 1325, luego de un largo peregrinaje desde Aztlán, los aztecas se asentaron en el lugar donde vieron el águila sobre un nopal devorar una serpiente, y que se convirtió en el símbolo nacional, que se nos enseña desde niños: ¿Dónde se paró el águila?…

De esta manera queda delineado el nacionalismo mexicano, que además de reafirmación de los valores patrios, se erige frente a otro nacionalismo, el de los EUT (Estados Unidos Trumpianos), que pretende ser el peldaño más elevado de la democracia y exportable a todo el mundo.

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Si hay una palabra que define a Donald Trump esa es poder. Su discurso, con la que cerró la Convención Nacional Republicana, y en la que aceptó su nominación para otro periodo de cuatro años de gobierno, fue más un Informe a la Nación, al subrayar logros y desafíos.

De paso, se constató que Estados Unidos es heredera de la Antigua Roma, más en etapa imperial que como república. O, como lo definió el escritor Gore Vidal: EU es una república imperial. Si esto es cierto desde finales del siglo XIX, se corrobora con un personaje, encarnación del narcicismo y megalomanía, que se traduce en un profundo nacionalismo, que conciba a EU como la verdadera tierra prometida, construida por migrantes (que él quisiera que fueran todos blancos).

De acuerdo a esa visión, “Estados Unidos es la antorcha que ilumina a todo el mundo”. Pero también la puede quemar o, al menos, la quema en partes. En el momento en que California sufre una serie de incendios forestales, la apoteosis trumpiana culmina con fuegos artificiales.

Frente a tal estampa triunfalista, con Joe Biden en la Casa Blanca, sólo habría  oscuridad.

Se siente como el presidente más atacado por la prensa. En su primer promocional, confirma lo anterior, al decir que el 92 por ciento de los medios está en su contra.

La CNR, que se efectuó del 28 al 27 de agosto, una semana después de la los demócratas, sin ser tan espectacular, trató de ser una respuesta puntual, a las críticas, en especial, por el manejo de la pandemia, errática y a destiempo, y, por rebote, la parálisis de la economía. La presencia de prisioneros de guerra liberados, reforzó el nacionalismo trumpiano, que sigue refiriéndose al Covid-19 como el virus chino.

En una ceremonia atípica, atestiguó la naturalización de cinco nuevos ciudadanos del mejor país del mundo. El presidente se tomó la foto con cada uno, con su banderita en la mano. Mera publicidad, cuando a cientos de migrantes, entre ellos los dreamers, que llegaron a Estados Unidos de niños, se les regatean sus derechos.

Una sobria, pero fría, Melania Trump, vestida de verde olivo, habló de las virtudes políticas de su marido.

A fin de reforzar la imagen del Partido Republicano –ni modo, Trump lo necesita para ganar—, subraya el hecho de que el primer presidente republicano fue Abraham Lincoln, del que se siente heredero, pues se asume, nada menos, como presidente del pueblo; un pueblo hecho del esfuerzo y del trabajo, pioneros y aventureros, y nombra a Wyatt Earp, Davy Crockett, Buffalo Bill y Annie Oakley.

Fue presentado por hija Ivanka (casi una modelo de pasarela), que lo definió como hombre de negocios, constructor y líder, ajeno a la clase política de Washington –que lo considera, todavía, como un advenedizo—. Por eso, más que cambiarlo a él, Trump cambió a Washington.

Al asumirse como el salvador de la patria, a uno no le queda más que recurrir a Gramsci sobre el fenómeno del Cesarismo, cuando se le ubica como ajeno a la política, al menos de la tradicional, rompiendo moldes en cuanto a prácticas y discursos, y que irrumpe con un estilo nuevo, a partir de su propia personalidad, atrabancada y proclive a las soluciones duras: a la fuerza.

En realidad es un concepto de Marx, de El 18 Brumario de Luis Bonaparte (1869): “En la Roma antigua, la lucha de clases se ventilaba entre una minoría privilegiada, entre los libres ricos y los libres pobres, mientras que la gran masa productiva de la población, los esclavos formaban un pedestal puramente pasivo para aquellos luchadores”.

Lo anterior le permite concluir a Gramsci en Notas sobre Maquiavelo, sobre la política y el estado moderno: “En el mundo moderno, las fuerzas sindicales y políticas, con medios financieros incalculables puestos a disposición de pequeños grupos de ciudadanos, complican el problema. Los funcionarios de los partidos y de los sindicatos pueden ser corrompidos o aterrorizados, sin necesidad de acciones militares de vasta escala, tipo César o El 18 Brumario

En el caso actual de Estados Unidos, la minoría privilegiada se agrupa en torno a los partidos Demócrata y Republicano, y la gran mayoría de la población, si bien no es pasiva, no cuenta con muchas opciones, además de que el Colegio Electoral impide la elección directa. Hace cuatro años, Hillary Clinton, la candidata demócrata, tuvo más votos entre la gente, pero perdió en el recuento del Colegio Electoral.

En otra parte de El 18 Brumario se observa que “la lucha de clases creó en Francia las circunstancias y las condiciones que permitieron a un personaje mediocre y grotesco representar el papel de héroe”. Papel que en ese tiempo jugó Napoleón III, el pequeño, que con la intervención en México pensaba poner un dique al expansionismo estadunidense, que abandonó a su suerte a Maximiliano, y que finalmente fue derrotado por otro nacionalista: el alemán de Bismark.

Cuando se extienden y arrecian tanto las protestas como la represión policiaca, con elementos de la Guardia Nacional, se consolida el proyecto trumpiano de Ley y Orden, que se apoya en un mayor presupuesto a los cuerpos de policía, enfocados a la contención del descontento social.

Kenosha, Wisconsin se convierte en otro escenario de la violencia racial, que desigualdad social. Y al movimiento Black Lives Matters (Las Vidas Negras Importan) se opone el de Blue Lives Matters (Las Vidas Azules Importan), en alusión del color azul de la policía.

Ante estos acontecimientos, el deporte profesional hace un boicot y suspende partidos programados (sin público, pero transmitidos por la televisión). Lo mismo basquetbolistas que beisbolistas.

“Los deportes estadunidenses, que durante mucho tiempo han sido sede de rituales patrióticos tontos (empty-head patriotic rituals), a menudo financiados con decenas de millones de dólares del Pentágono, se están convirtiendo ahora en un escenario de protesta política” (Monthly Review, 8/29/2020).

La elección es entre “si protegeremos a estadunidenses que obedecen la ley o si damos permiso a anarquistas violentos, agitadores y criminales que amenazan a nuestros ciudadanos”. Dentro y fuera de Estados Unidos. Y reitera: “el Partido Republicano será la voz de los héroes patriotas que mantienen seguro a Estados Unidos”.

El 28 de agosto, POLITICO se pregunta por los tres rostros de Trump:¿tirano, bufón voz de los olvidados?

Lo que vimos en las dos últimas semanas, y lo vivieron los habitantes de ese país, fue no sólo dos maneras de vislumbrar al país, como si se tratara de dos diferentes Estados Unidos, que nos habla de una honda polarización social, atizada por el fuego del racismo, su pecado original, aunque ambos partidos coinciden en la grandeza de su democracia.

Si bien son dos partidos, ¿en realidad, como cree Trump, son “dos visiones, dos filosofías”?

Ni siquiera hay una nueva agenda, sólo Trump, en esta especie de coronación (The Atlantic, 8/27/2020).

Cual lanza en ristre, y con la lengua afilada, no sólo descalifica a Joe Biden, por haberse entregado no únicamente a la izquierda radical, sino a los chinos. No por eso lo califica de caballo de Troya del socialismo, y para comprobarlo, dice, allí está un manifiesto Biden-Sanders.

A fin de diferenciarse de los demócratas, los republicanos acusan a Joe Biden y Kamala Harris que entregarse a la izquierda radical (dentro y fuera del partido), que llevarán a la destrucción de los valores estadunidenses, cuando en realidad se trata de una confrontación entre la extrema derecha y la centro-derecha, que es como si el consumidor, en su papel de elector, tenga que escoger entre la Coca y la Pepsi

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Esto es lo que es una economía austera (rigged economy) durante la pandemia del Covid-19: 29 millones de estadunidenses dicen que no tienen el suficiente ingreso para comer (don’t have enough to eat)15 millones están atrasados en el pago de su renta, mientras que 12 multimillonarios se volvieron 792 mil millones de dólares más ricos.

Mensaje por la red de Bernie Sanders.

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“Por una parte, la sola idea de verse representado por un candidato capitalista y enriquecido que soliviantaba al electorado de los mataderos  (Chicago, 1905) y, por otra, se temía que, forzados a elegir entre un agitador socialista y un republicano holgazán, se decantasen por el primero.

“Jurgis iniciaría un movimiento que tanto se podía llamarse Asociación de Jóvenes Republicanos como cualquier otra cosa similar, al que no habían de faltar abundantes provisiones de la excelente cerveza del judío ni fuegos de artificio y oradores como los que exhibía la (demócrata) Liga del Grito de Guerra.

“Su trabajo no consistió en pronunciar  discursos –para eso contaban con abogados y con otras personas de experiencia— sino en organizar los actos con distintas iniciativas, distribuyendo anuncios, fijando pasquines en las paredes y estimulando al público para que asistiera; luego, ya iniciados los actos, se encargaba de los fuegos de artificio y atendía al abastecimiento de cerveza. Esto hizo que por sus manos pasaran durante la campaña muchos cientos de dólares sacados al judío de las destilerías, fondos que Jurgis administraba con un candor y una honradez que llegaban al alma”.

Upton Sinclair. La jungla (Para Leer en Libertad. México. 2016).

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“Pero aquí abajo abajo / el hambre disponible / recorre el fruto amargo / de lo que otros deciden / mientras el tiempo pasa / y pasan los desfiles / y se hacen otras cosas / que el norte no prohíbe / con su esperanza dura /                                   el sur también existe”.

Mario Benedetti

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No menciona a México por su nombre, pero las alusiones e intenciones de Trump sobre el muro y los migrantes no dejan duda de que no son de buenos amigos. Se habrían expulsado ya a 500 mil migrantes a los que llama criminales, y para los que permanecen en el país, ningún derecho ni asistencia alguna.

Y elogia a la Patrulla Fronteriza, algunos de cuyos miembros formaron parte del nutrido público simpatizante –familiares de policías asesinados— congregada, sin la sana distancia y unos cuantos tapabocas.

Sin querer, López Obrador se montó en la campaña de EU. El presidente mexicano promociona la reelección de Trump. Cuando se anunció la firma del nuevo tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (TMEC, USMCA, por sus siglas en inglés, con Estados Unidos por delante), muchas voces le advirtieron que no fuera a Washington, pues sería utilizado –instrumentalizado, en el lenguaje de hoy— por el mandatario estadunidense. El tratado hubiera entrado en vigor el 1 de julio, como lo fue, con o sin la ceremonia en la Casa Blanca, a la cual, por cierto, no asistió Justin Trudeau, primer ministro de Canadá.

En su primer promocional de campaña en camino a la reelección, se destaca que Trump “acabó la era de los fallidos acuerdos comerciales aprobó el histórico TMEC”. Un tratado al gusto de Trump, poniendo los intereses de EU en primer lugar (de sus empresas y trabajadores, en este orden).

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De cara a su II Informe de Gobierno, López Obrador se ve en la necesidad de explicar por qué primero los pobres que, en lenguaje de Franz Fanon, son los condenados de la tierra. Una forma de comenzar a resolver la ancestral deuda social.

Para enfrentar a sus adversarios, los conservadores, que lo ven como si nos llevara al comunismo, cita lo dicho por el papa Francisco, en el sentido que apoyar a los pobres no es comunismo, pues está en el Evangelio. Y subraya: ¡Tengan, para que aprendan! (promocional del II Informe, prohibido porque viola el principio de laicidad).

Un año marcado por la pandemia, con sus secuelas no únicamente en la salud la  población, sino en su acompañante: la salud de la economía.

No es solamente un asunto de buena voluntad. Un país con un islote rico rodeado de un océano de pobreza, es socialmente inestable y económicamente inviable, lo cual lo hace ser políticamente inviable y, en consecuencia, con una soberanía vulnerableabierto al apetito insaciable alienígena.

Los llamados megaproyectos van en este sentido excluyente, y quienes se oponen a ellos –a la modernización per se— y son metidos en el mismo costal de los conservadores, sean indígenas o no, por el mismo presidente. Está amplia e históricamente documentado que “los megaproyectos han explotado y destruido los territorios de los pueblos indígenas, reduciendo su autonomía, sus ecosistemas y el goce y disfrute de sus derechos humanos”, manifiesta una serie de organizaciones sociales, entre los cuales se encuentra el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA).

Es el caso del Tren Maya, que “representa graves riesgos e impactos ambientales, sociales, económicos y patrimoniales”; en fin, es “un proyecto que viola los derechos humanos al territorio, a un medio ambiente sano, al agua, al consentimiento libre, previo e informado, a la salud, a su vivienda, a su hábitat y a la vida”.

En apoyo a lo anterior, Espacio OSC para la Protección de Personas Defensoras y Periodistas (que incluye a Artículo 19 y la Asociación Mundial de Radios Comunitarias, México)  advierte que las declaraciones presidenciales en la mañanera del día 28, “deslegitimizan y estigmatizan el trabajo que realizan personas y defensoras de derechos humanos y periodistas, a los que señala de recibir “fondos de fundaciones y organizaciones extranjeras ‘para oponerse a la construcción del Tren Maya’”.

Es, sin embargo, la lucha contra la corrupción el centro de la actual administración y de la cuarta transformación (4T); un añoso cáncer que drena cuantiosos recursos, que limita la acción de la sociedad y del propio Estado.. Con lo que recupere o se deje de erogar por ese concepto y con un manejo austero y eficiente, se piensa que será suficiente para notar algunos cambios. Después de todo, insiste: ¡No somos iguales!, en referencia al saqueo neoliberal.

Aunque en materia de corrupción, la atención mediatica está puesta en Emilio L, se gesta un escándalo mayúsculo que involucraría a la Secretaría de la Defensa Nacional. Entre 2013 y 2019, distintas entidades de la Sedena habrían pagado unos 156 millones de dólares a 250 empresas fantasmas, según el Servicio de Administración Tributaria (SAT) de la Secretaría de Hacienda. En el sexenio anterior de Enrique Peña Nieto, la Sedena desvió 24.1 millones de dólares a 11 empresas fantasma para la modernización de las aduanas del país (El País-México, 29/8/2020).

Como era previsible, la economía se desplomó en el segundo trimestre (abril, mayo y junio) de este inolvidable año de 2020. Aquí y en todas partes. La aparición del coronavirus / Covid 19, su expansión y estragos al nivel global, obligaron a gobiernos y sociedades a tomar distintas medidas para controlar sus efectos, en cuanto al número de enfermos como de muertes. Entre esas medidas, además de la búsqueda de una vacuna, una tarea en la que están abocados autoridades de salud, laboratorios de investigación de universidades y empresas farmaceúticas, un obligado encierro, que significó un distanciamiento social y, en suma, una parálisis de la economía.

Los resultados en el caso de la economía mexicana cobran una dimensión de catástrofe. En ese dramático trimestre se contrajo 187.7 por ciento respecto al mismo periodo de 2019, lo que significa que retrocedió una década (INEGI). Sin embargo, a partir de junio se observan algunos signos de recuperación, que termina con 13 meses de contracción.

Ya, sin guardaditos y con un menor presupuesto el año entrante, México vivirá en 2021 vivirá la peor crisis desde 1932, reconoce Arturo Herrera, secretario de Hacienda, por la convivencia con el virus. Y eso que pasamos por 1994-1995 y 2008-2009. Así que habrá que remar contracorriente, porque “vamos a tener que poner a la economía en trayectoria descendente”. Pero, que no cunda el pánico: “A pesar de los pesares, vamos bien”, dice el presidente, que está en su papel de infundir ánimo.

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“—Por eso en casa el tiempo no acababa nunca, sabes. De pelea en pelea, casi sin comer. Y para colmo, la religión, ah, eso no te lo puedes imaginar. Cuando el maestro me consiguió un saxo que te hubieras muerto de risa si lo ves, entonces creo que me di cuenta enseguida. La música me sacaba del tiempo, aunque no es más que una manera de decirlo. Si quieres saber realmente lo que siento, yo creo que la música me metía en el tiempo.

“El traje existe cuando me lo pongo, y la hipoteca y la religión existían cuando terminaba de tocar y la vieja entraba con el pelo colgándole en mechones y se quejaba de que yo le rompía las orejas con esa música-del-diablo”.

El 29 de agosto se cumplió el centenario de Charlie Parker (1920-1955). Bird murió, el 12 de marzo de 1955, a los 34 años de edad.

Julio Cortázar le dedica su relato, que quiere ser biográfico: El perseguidor (Alianza Cien. México), y que abre con dos citas, a manera de epígrafes:

Se fiel hasta la muerteApocalipsis, 2,10.

O make me a mask (O hazme una máscara). Dylan Thomas.

El mismo Bird dijo: Don’t play the saxophone, let it play you (No toques el saxofón, deja que te toque a ti).

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