Voces del Periodista Diario

El jinete en la tormenta dejó a pique la nave nacional

Sinfonía Telúrica

Por Abraham García Ibarra

Al noveno año de La docena trágica, el Producto Interno Bruto (PIB mexicano) cayó en el tobogán: Menos 6 por ciento. El inquilino de Los Pinos, Felipe Hinojosa, volaba sin embargo por la rosa de los vientos anunciándose como Jinete en la tormenta.

Al entregar la banda presidencial a Enrique Peña Nieto, el michoacano le dijo al piloto de relevo: Ahí te dejo el barco de gran calado. A la luz de los resultados sexenales, parece obvio que el mexiquense no supo calafatear la nave que le dejaron a pique.

Conviene recordar que, en 2006, El hijo desobediente tuvo en el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) al partido de los hombres de negocios. Todavía resuenan por ahí dos spots pretendiendo asustar a los electores, recomendando no votar por un cambio de modelo económico. Consta en el texto de la sentencia que dictó el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que nombró presidente al zurdo michoacano. La raza llama a los zurdos, chuecos.

¿Por qué Vicente Fox no fundó un partido empresarial?

Antes de 2006, el CCE había reposado en la hamaca de la satisfacción y la discreción, mecida por los tecnócratas salinistas que instituyeron el corporativismo empresarial.

Sólo para ilustrar nuestro optimismo, recordamos una frase para los bronces: Mi gobierno será de los empresarios, por los empresarios y para los empresarios.

No sorprende que a Vicente Fox, quien desde que asumió empezó a tomar distancia del PAN, del que finalmente desertó, no se le ocurriera impulsar el Partido de los empresarios para seguir en el activo político. No extraña, porque en 2000 la mayoría de los hombres de negocios no votó por él.

Fue así, porque un ex presidente del CCE, el sonorense Eduardo Bours Costelo, comprometió a los de su clase a apoyar al candidato presidencial del PRI, el sinaloense Francisco Buenaventura Labastida Ochoa, de quien fue gestor financiero en su campaña.

De nuevo, el CCE sale de las catacumbas a la arena pública

Hoy, con don Carlos Lomelín Salazar, el CCE abandona las catacumbas y salta de nuevo a la arena pública, si bien filtrando a disponibles bocas de ganso, poniendo en sus cabinas de radio correspondencia privada dirigida al inquilino de Palacio Nacional, a quien acusa de incitarlo a violar la ley.

Está, otra vez, el CCE en pie de guerra. Lejano aún 2024, los partidos políticos lo que pretende es cruzar el Rubicón de 2021. Hasta aquí marcan su agenda inmediata.

Eso no obsta para que el presidente en turno de la Confederación Patronal de la República Mexicana, Gustavo de Hoyos, tenga desplegadas sus velas con rumbo al 24. La Coparmex, es el brazo político más activo de la comunidad empresarial.

Precisamente en 1988, el sindicato patronal auspició el movimiento Poder Ciudadano para sumarse a la candidatura de Manuel de Jesús Clouthier del Rincón, otro ex presidente de esa central y luego presidente del propio Consejo Coordinador Empresarial, cuyo líder fundador fue el pensador don Juan Sánchez Navarro. Eran días en que el sector tenía verdaderos ideólogos. No meros exclamadores.

Desde luego, don Carlos Lomelín Salazar no es recaudador de impuestos. Pero, conforme la doctrina fundacional del CCE, tampoco está para solapar a los evasores. En alguna colección de cuadernos teóricos-ideológicos de esa cúpula, se habla de la ética empresarial. La cuestión es, o somos o no somos. Es cuanto.

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Redacción Voces del Periodista