Voces del Periodista Diario

Más luces que sombras en la política de asilo

Sinfonía Telúrica

Por Abraham García Ibarra

Dentro de 15 días, los que quieren y aman el fútbol tendrán -en ayuno del deporte de las patadas por el confinamiento-, motivo de nostalgia: Aquella fecha se inició aquí el México 86, en que los ratoncitos verdes jugaron como nunca y perdieron como siempre.

Nosotros tenemos otra causa para recordar aquel evento. Cronistas especializados, enviados por sus medios de Chile y Argentina, se toparon fortuitamente con un enojoso hallazgo: Descubrieron que, en la lista narradores acreditados para la cobertura del Mundial, con nombres falsos se hicieron de gafete agentes de la temida Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) de la Junta Militar de Chile, encabezada por el sanguinario golpista Augusto Pinochet.

La misión de aquellos infiltrados fue espiar las actividades de exiliados chilenos, a los que México acogió para salvarlos de la muerte. La Secretaría de Gobernación conminó a los topos  a abandonar el país.

Los yuppies chilenos que asistieron políticas internas

Tres años después, por nuestra parte, tuvimos otras noticias: En la subsecretaría de Planeación de la Secretaría de Agricultura, cuyo titilar entonces era el profesor Carlos Hank González, operaban algunos yuppies que fungieron antes como asesores económicos de la dictadura chilena.

Aquella subsecretaría estaba a cargo del doctor de factura itamita Luis Téllez Kuenzler. Si mal no nos informamos entonces, esa dependencia aportó criterios técnicos e ideológicos a la concepción e instrumentación de la contrarreforma agraria, finalmente legislada y promulgada en 1992.

Contribuciones del exilio a nuestra cultura nacional

La vocación humanista del Estado mexicano en materia de exilio, no está condicionada necesariamente a hacer selección entre el trigo y la paja. El imperativo moral, es ofrecer refugio y amparo a perseguidos en sus países de origen. El exilio republicano nos deja el mejor producto de esos actos de voluntadfraternidad y solidaridad.

Como el exilio español, el exilio latinoamericano ha hecho valiosas contribuciones a nuestra cultura en los terrenos de la academia, la economía  e incluso en el servicio público. Tenemos en nuestro censo de población a brasileños, chilenos, argentinos, peruanos, centroamericanos, etcétera, que han optado por su naturalización y han dado a sus hijos el beneficio de la nacionalidad mexicana.

Pero no falta la mosca en la sopa. Es la condición humana la que hace la diferencia de calidad entre los han escogido a México como segunda patria y los que lo pretenden como espacio para expectorar sus fobias.

Los que menos tienen cuentan  ahora con nuevos defensores

En 2018, más de 30 millones de compatriotas, ejerciendo sus derechos políticos, se pronunciaron en las urnas electorales por un cambio de régimen. Si esos mexicanos acertaron o se equivocaron, están autorizados para revocar o confirmar su mandato, que para eso disponen de los medios legales de que los dota la Constitución.

Las consideraciones anteriores nos vienen a tema al leer estas líneas: Haber puesto al país en manos de una persona (…) que exuda rencor por todos los poros, perjudicará más a los que menos tienen

Del autor de esas líneas no tenemos registro de que haya manifestado tanta preocupación por “los que menos tienen”, mientras se acumularon durante los recientes sexenios más de 70 millones de pobres y miserables. Lo hace ahora al sumar  10.7 millones de mexicanos a los que la persona que “exuda rencor por todos los poros” llevará a la pobreza extrema, “tan sólo en este año. Y le faltan cuatro”.

La voz pertenece a un latinoamericano nativo de Chile, para mayores señas sobrino de Augusto Pinochet. Es cuanto.

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