Voces del Periodista Diario

MOVIMIENTOS SOCIALES EN MÉXICO (1ª parte)

Por Pablo Moctezuma Barragán

Somos una sociedad en acción, aunque no lo reflejen, más que ocasionalmente, los medios de comunicación dominantes, las luchas sociales se multiplican en todo el territorio, enfrentando obstáculos y construyendo alternativas en medio de la compleja problemática actual. Hoy por hoy los movimientos sociales en México adquieren cada vez mayor importancia. La cultura de la apatía que impulsó el gobierno del PRI y del PAN no pudo evitar grandes movimientos sociales, algunos exitosos y otros que fueron reprimidos. Hoy más que nunca, para profundizar la transformación, es necesario que los movimientos sociales desarrollen la cultura de la participación en la solución de los propios problemas, dejando de esperar la acción política de arriba, desde las cúpulas, para pasar a  trabajar intensamente en la convocatoria, inclusión y acción más amplia de grandes sectores que han sido alejados del quehacer político por décadas de neoliberalismo. Éste  que ha individualizado a la sociedad y combatido tanto a los colectivos como a la acción colectiva. Es la hora de un compromiso social renovado dirigido a poner en acción a la gente de la manera más amplia y en particular a la juventud, misma que  debe desatar su potencial para construir un futuro en medio de una situación como la actual, en que globalmente se le cierran las puertas y los dejan sin alternativas.

La vocación de los movimientos sociales es muy grande por su diversidad, sus muchos objetivos, sus múltiples causas e innumerables acciones. Los movimientos buscan presionar al poder político en defensa de los intereses populares y nacionales, además de luchar por reivindicaciones que abran paso a esas alternativas necesarias para que prospere México y se logre el bienestar de la gente. Para ello, es necesario que el pueblo cuente con su propia agenda y la promueva en todo momento, por definición, los movimientos sociales deben no solo ser autónomos sino defender su autonomía. Esa fuerza desde abajo es la que impulsa a la sociedad toda.

Esto no quiere decir que en el movimiento no participen personas pertenecientes a algún partido político, que tengan sus propias opciones en cuanto a candidaturas, o que, por lo contrario, existan otras que actúan de espaldas a las elecciones y al sistema político actual. Quiere decir que en el seno del movimiento todas las personas, organizaciones, colectivos defienden los intereses populares por encima de edad, género, color de piel, origen nacional, situación socioeconómica, ideologías, ideas religiosas, partidos políticos, estilo de vida, preferencias sexuales, etcétera. Se trata de unificar en la acción a toda la gente que lucha por sus propios intereses, por la soberanía, la democracia, la justicia, la libertad y la paz, por una agenda del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.

Los movimientos sociales organizan, levantan e impulsan las  causas y presentan soluciones a los más álgidos problemas, que son muchos, diversos y profundos. Pero para todo problema existe la alternativa y para alcanzarla hay que romper con los intereses que impiden salir adelante. Dichos movimientos se encuentran en esferas tan distintas como las laborales, agrícolas, mujeres, jóvenes, ancianos, personal de salud, pueblos originarios, vecinos, ámbitos científicos, educativos, medioambientales, culturales, deportivos y artísticos.

Comencemos por recordar que la soberanía recae en el pueblo, por eso la soberanía popular es la base de la democracia y hay que destacar que la soberanía nacional solo la puede sostener el mismo pueblo en acción. Es esencial recalcar que el pueblo tiene derechos, todo ser humano tiene derechos humanos irrenunciables. Pero vivimos en un sistema capitalista neoliberal en el que se impide que el pueblo decida, que la voluntad nacional prevalezca, porque quienes se imponen son las grandes corporaciones y las potencias extranjeras, en particular el imperialismo norteamericano. La presión que ejercen para negarnos nuestros derechos es muy poderosa y usan el actual sistema político y electoral, el sistema de partidos, para poner candados e impedimentos para las medidas que defienden efectivamente al país y su gente.

Es por eso que los movimientos sociales deben impulsar por sí mismos una agenda del pueblo y no ir a la cola de decisiones de “alta política”. Deben llevar a acumular potencia para cambiar la correlación de fuerza frente a los adversarios de sus intereses. Una agenda que promueva la Soberanía Popular y Nacional. Con soberanía económica, política y militar como base de un poder popular efectivo. Debemos empoderarnos cada quien, en lo personal y en lo colectivo,  asumir la soberanía y comprender que México es independiente, que el pueblo manda y es solidario por vocación con los pueblos hermanos. Tenemos todo el potencial para hacer de la soberanía popular una realidad palpable, siempre y cuando se movilicen millones de mexicanos, actuando conscientemente. De las decisiones cupulares debemos evolucionar a acciones que lleven a que el pueblo mismo tome en sus manos su propio futuro, haciendo los esfuerzos y sacrificios que esto conlleve. Organizándose desde la base comunitaria, porque el pueblo es el motor de la historia, pésele a quien le pese.

Hay cuestiones esenciales que deben seguir impulsándose desde abajo, pues son problemas de urgente solución, que no se han resuelto aún, uno de ellos es la cancelación de abusivas concesiones de agua y la aprobación de una nueva Ley General de Aguas que le dé a la ciudadanía participación y control del precioso líquido. Tal es la lucha de movimientos sociales como Agua para todas y todos, agua para la vida en la que participan 179 organizaciones en 26 estados de la república con el objetivo de garantizar el agua gratuita y suficiente para todas y todos. Esta lucha se da a nivel nacional y regional ejemplo de ello son el Frente Unido de Pueblos de la Laguna en Defensa de la Vida, el Territorio y el Agua, la Asociación Social del Agua, el Frente en Defensa de la Tierra, el Agua y el Aire de Morelos, Puebla y Tlaxcala, el Frente Ciudadano en Defensa del Agua y la Vida, BCS y otros.

Es necesaria ya una Nueva Ley General de Aguas con control ciudadano autónomo del agua, priorizar el uso doméstico, comunitario y de pequeños productores sobre corporaciones y megaproyectos. Cosechar agua de lluvia, prohibir su contaminación y efectuar un programa de manejo y saneamiento, tomar medidas para la recarga de los acuíferos y evitar su sobreexplotación, en este ámbito, un movimiento social exitoso fue el que desarrollaron los diversos colectivos en Mexicali contra Constellation Brands. En algunas regiones como en la Laguna se desarrollan importantes movimientos junto con el ya mencionado Frente Unido de Pueblos de la Laguna en defensa del territorio y el agua, como el Frente Ciudadano Lagunero, el Frente Unido de Pueblos de la Laguna en defensa del territorio y el agua y el Comité Gómez Palacios.

Otra cuestión en la agenda es una nueva ley minera pues la aprobada el 2 de mayo de 2023 fue mutilada en negociaciones de los diputados con las grandes corporaciones mineras. Actualmente actúan como si los concesionarios fueran los dueños de las riquezas del subsuelo que pertenecen a la nación. Un movimiento social que está involucrado en esta lucha es la Red Mexicana de Afectados por la Minería (REMA) que es una amplia red que se extiende en todo México, de comunidades, organizaciones y pueblos afectados por la acción de las mineras en su medio ambiente y en la vida social local, este movimiento en pie de lucha y promueve la organización y la resistencia frente a las voraces corporaciones mineras. Está la lucha ejemplar de la población de Dinamita contra la empresa Chemurs-Dravloska, empresa sueca de Dupont que produce cianuro de sodio y contra la minería a cielo abierto. Además de los movimientos de familiares que exigen justicia en Pasta de Conchos.

Existen otros movimientos sociales, como el de la promotora por la suspensión del pago de la deuda pública cuyo pago suma este año un billón, doscientos mil millones de pesos, la promotora plantea que dejemos de pagar la deuda del IPAB-Fobaproa, que este año sumará más de 50 mil millones de pesos, además propone aumentar impuestos a corporaciones y gravar grandes fortunas en un país donde un solo hombre concentra más dinero que el 65% de los mexicanos, donde 356 familias concentran el 90% de la riqueza como ha denunciado Sabina Berman. Para tener recursos y poder destinarlos a fondos para empleo, que deben ser productivos, formales y con todas las prestaciones que los derechos laborales exigen, para invertir en la solución de la problemática de mujeres, jóvenes, la promoción de la salud, producción de vacunas, promover la medicina tradicional, la producción de alimentos para lograr la soberanía alimentaria, garantizar la industrialización del litio, contando con un sector estatal fuerte y desde luego para fomentar la producción nacional y de pequeños productores. Este año se pagará un billón doscientos mil millones de pesos al servicio de la deuda, el rubro más alto. La promotora propone suspender pagos para auditar la deuda, negociar, obtener quitas, y mientras tanto usar ese dinero para el desarrollo y el bienestar. A nivel de los deudores individuales un movimiento social que tuvo gran impacto fue el del Barzón. El Estado contará con más recursos para invertir con la suspensión del pago de la deuda pública, reforma fiscal progresiva e impuesto a la riqueza.  El año pasado la banca tuvo ganancias récord de 226,000 millones de pesos a costa de prácticas abusivas, altas tasas de interés y altas comisiones. Por eso se desarrollan movimientos de deudores que exigen al Estado una regulación de la actividad bancaria para eliminar la usura y liberen a las familias de deudas abusivas. Por otro lado, es necesaria una banca nacional, el gobierno, contando con recursos, pudo haber comprado Banamex y tomar control del sector financiero para que deje de promover la especulación y se dedique a financiar el desarrollo nacional. Es esencial que lo financiero deba subordinarse a lo productivo.

El tema de los movimientos sociales en México es apasionante y más en las horas actuales en las que debe desarrollar su agenda y su autonomía. (Continuará)

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