VOCES DEL DIRECTOR
MOURIS SALLOUM GEORGE
Existe una plástica figura climática en cuyo curso se forman las meteóricas fuerzas naturales que desencadenan las grandes tempestades: Los vientos alisios, que se originan en el hemisferio norte, y los contralisios, que se desprenden desde latitudes ecuatoriales. Su choque es de devastadora fatalidad.
Los ciclos verano-otoño de 2019 nos han colocado más allá del territorio de la metáfora, porque la realidad política internacional está exponiendo a México en el centro de la conflictividad electoral del norte y las convulsiones sociopolíticas que envuelven a varios países del sur.
Sin ánimo de tremendismo, la conclusión que aventuramos, es que el Estado mexicano y la sociedad civil están ya en el ojo del huracán.
No por accidente, partimos del siguiente cuadrante: La última semana de septiembre visitó México una misión del Fondo Monetario Internacional (FMI). Su reporte dado a conocer a mediados de octubre, es que las políticas presupuestales y otras de índole fiscal estén generando preocupación y profundizando la incertidumbre económica.
El FMI, reputado como “factor revolucionario”
Menester es recordar una expresión de los años ochenta, debida a expertos en materia de Economía y Finanzas estadunidenses, que está muy lejos de su mero sentido anecdótico: El FMI se está convirtiendo en factor revolucionario en países del Tercer Mundo.
Aplica la anterior ironía al efecto zamba y el efecto tequila provocados en Brasil y México por las políticas económicas de choque impuestas por dicha agencia multinacional. La conclusión de esos especialistas, es que la despiadada brutalidad en la ejecución de esa “normativas”, están contribuyendo a la sublevación de las masas populares.
“Arden” Ecuador, Argentina, Perú…
La confirmación de esa perversa hipótesis se ha dado en días recientes: En Ecuador, el régimen presidido por Lenin Moreno ha sido puesto en estado de crisis por el levantamiento de la Confederación de Nacionalidades Indígenas contra un plan impuesto por el FMI, cuya acción principal fue la supresión de subsidios a combustibles.
En Argentina, en pleno proceso de elecciones presidenciales, el gobierno del neoliberal Mauricio Macri fue puesto en la picota a pesar de las subvenciones otorgadas por el FMI en 2018, tratando de evitar el naufragio del partido en el poder.
Con otros ingredientes, la subversión política ha tocado las puertas del despacho del presidente de Perú, Martín Vizcarra. Hace un año, una misión del FMI le dio bola al mandatario felicitándole por la puntual y estricta ejecución de un plan multisectorial so capa de incrementar la productividad. Botones de muestra, sólo para ilustrar nuestro optimismo.
México no acepta ser Tercer país seguro, pero…
Por el norte, el Estado mexicano tiene la bota imperial sobre el cogote en el marco de la pugna por la Casa Blanca. Al nuevo y leonino Tratado de Libre Comercio y las penalizadoras políticas de aranceles, Washington ha sumado la pretensión de imponer a México la condición de Tercer país seguro en materia migratoria.
A consecuencia de ello, se multiplican los focos de violencia de comunidades inmigrantes, desesperadas porque no logran el estatuto migratorio que les permita continuar su tránsito hacia los Estados Unidos.
La crisis humanitaria regional se cierra con una doble pinza: En lo que va de la nueva administración federal mexicana, el gobierno de Donald Trump ha incrementado las deportaciones en más de 32 por ciento; el gobierno mexicano, de su lado, ha aumentado en porcentajes similares las expulsiones de centroamericanos: En números absolutos, de 102 mil a más de 130 mil en 2019.
Dos asuntos atizan la problemática interna, a saber: 1) Las reacciones del poder económico contra la política fiscal para el ejercicio 2020 y, aleatoriamente, la activa resistencia de los operadores de órganos autónomos del Estado, cuyo presupuesto pasa por ajustes, por lo cual esos burócratas se llaman a perseguidos por el nuevo régimen. A ambas cuestiones se refiere el FMI, y
2) La incontenible barbarie criminal que no cesa; todo lo contrario. En el segundo punto, lo que está siendo puesto en tela de juicio es la eficacia del proyecto alternativo de seguridad pública confiado a la Nueva Guardia Nacional (GN).
Si bien la GD pasa todavía por el ensayo de la prueba y el error -y el error consiste en ocupar la mayor parte de sus activos en la represión migratoria-, la gravedad del problema se agiganta porque en los estados mandos de los aparatos de seguridad pública y funcionarios públicos de áreas de procuración y administración de la justicia están siendo sometidos a frecuentes actos de acción directa por los cárteles y organizaciones de autodefensa que pretenden suplantar la supremacía del Estado.
Fallan, pues, las políticas tendientes a preservar el régimen interior; se cuestionan las orientaciones de la política fiscal y la diplomacia no da pie con bola. No hablamos de presagios: Hablamos de amenazas del tamaño de una catedral que pronostican una tormenta perfecta. Grave encrucijada.