Voces del Periodista Diario

¿Por qué el rechazo a los médicos cubanos?

Ojo Público
Por Norberto Hernández Montiel

“Sus médicos están con las comunidades en las buenas y en las malas: antes de que ocurran los desastres, durante las crisis y mucho después de que hayan pasado las tormentas. A menudo son los primeros en llegar y los últimos en irse”.

La anterior es una cita textual de un mensaje dirigido a los formadores de profesionales de la salud en la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), en Santa Fe, La Habana, Cuba. Para sorpresa de muchos, esta institución fue fundada por Fidel Castro Ruz.

Y siguiendo con los motivos de estupor, las palabras arriba citadas y las que siguen no las pronunció ningún dictador latinoamericano o algún personaje identificado con el socialismo, sino el ex secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, quien visitó este instituto el 28 de enero de 2014, hace poco menos de 20 años.

En esa ocasión dijo también: “Quiero unirme a tantos otros para saludar el sistema de salud de Cuba, arraigado en la atención primaria de la salud, que ha dado resultados sobresalientes: menor mortalidad infantil, mayor esperanza de vida, cobertura universal. Este es un modelo para muchos países alrededor del mundo”.

Tenemos la oportunidad de recordar este discurso a propósito del insólito rechazo de muchos mexicanos ante el anuncio que hizo el presidente Andrés Manuel López Obrador, respecto a que invitará a 500 médicos cubanos especialistas a ejercer su profesión en las zonas de mayor marginación del territorio nacional.

Me voy a permitir un paréntesis para incluir un recuerdo personal. En mi juventud tuve una muy querida amiga, cuyo nombre era Minerva Venegas Crespo y estudió medicina en la UNAM. A su regreso del Servicio Social relataba, llena de gozo, que había contribuido a gestionar la introducción de energía eléctrica a la comunidad donde la enviaron, la cual aun hoy es pequeña; tiene mil 881 habitantes.

Esto ocurría a principios de la década de los 80, y el nombre del municipio es Caurio de Guadalupe, en la zona montañosa de Michoacán. La localidad está situada a dos mil siete metros de altura sobre el nivel del mar y Minerva estaba muy contenta de haber trabajado entre la gente marginada de este sitio.

Ella misma, con indignación, aludía a uno de sus profesores de la UNAM —lamentablemente no recuerdo su nombre—, quien al iniciar su curso exhortaba a sus alumnos a que vieran la medicina como profesionistas, no con mentalidad de albañiles, con lo cual quería decir que quienes se dedican a este noble oficio pensaban como “pobres”.

Mi querida amiga pereció, cuando apenas comenzaba a ejercer su profesión, durante los sismos de septiembre de 1985. Se había comunicado con su familia la noche del 18 de septiembre para avisar que se quedaría a dormir en el Centro Médico, porque se sentía exhausta, después de una agobiante jornada laboral. Quienes la conocimos recordamos la firmeza de sus convicciones.
Volviendo a la visión con la que fue fundada la ELAM, ésta la expone el periodista italiano Gianni Miná, en Un encuentro con Fidel, un libro de 363 páginas ocupadas íntegramente con una entrevista más que maratónica que le hizo a Castro, en 1988.

El denostado líder de la revolución cubana explicó a Miná: “Antes no teníamos médicos capaces de sacrificarse para ir a prestar los servicios de salud en las montañas, en el campo; hoy tenemos médicos en casi 30 países, en Nicaragua, algunos cientos en Etiopía, Angola, Mozambique…”

Pero esto no sólo ocurría con países del bloque socialista. Durante el discurso referido de Ban Ki-moon, éste habló de la labor de los profesionistas cubanos en países como Haití, donde “la Brigada Médica Cubana ha sido un salvavidas. Como saben, Haití enfrenta muchos desafíos, incluido el cólera. Los médicos cubanos han sido fundamentales para reducir el número de casos de cólera en el país”.

Relató que en su trabajo como secretario general de la ONU viajó “a muchos lugares difíciles; lugares desesperados golpeados duramente por terremotos, huracanes u otros desastres naturales; lugares remotos de profunda privación; lugares olvidados, lejos del radar de preocupaciones de muchas personas.

“Y tantas veces en estas diferentes comunidades he visto lo mismo. Médicos de Cuba —o médicos formados en Cuba— ayudando y curando. Muchos funcionarios y ministros de salud que he conocido en países en desarrollo fueron capacitados en Cuba, algunos hace muchas décadas”.

Una de las características más reconocidas de México, en diversos países del mundo, es la hospitalidad, en cualquier etapa posterior a nuestra independencia, inclusive durante los gobiernos del PRI y sus antecesores, el Partido Nacional Revolucionario y el de la Revolución Mexicana. Abundan los honrosos relatos sobre esta peculiaridad nuestra.

Si se desea profundizar sobre este tema, es recomendable el libro El refugio en México. Entre la historia y los desafíos contemporáneos, coordinado por Katya Somohano y Pablo Yankelevich, en el cual podemos ver que inclusive llegaron a nuestra nación ciudadanos estadounidenses, huyendo de la intolerancia del macartismo.

La migración trajo a nuestra nación a refugiados de España, Chile, Argentina y otros países. Entre mis mejores profesores de la UNAM había argentinos y chilenos. A ellos nunca se les rechazó, con el argumento de que había muchos maestros en México, esperando el trabajo que se le estaba dando a los extranjeros.

Las circunstancias en las cuales llegaron al suelo que les dio una nueva patria serían muy largas de enumerar. Lo importante es que todos han enriquecido nuestra cultura y han trabajado en la academia, el comercio, en distintas manifestaciones artísticas y se han desarrollado en muchas otras ocupaciones honestas.

En el caso de los médicos cubanos el contexto es muy distinto. Vienen a ofrecer los conocimientos que adquirieron en su país, a los lugares de mayor marginación, los cuales descuidaron los gobiernos anteriores, que inclusive estaban desmantelando el sistema de seguridad social y de salud en México.

Quiero terminar con las siguientes preguntas:

¿Por qué rechazar a los médicos cubanos?

¿Se debe a su nacionalidad o a su profesión?

¿El problema es dónde irán a trabajar?

¿Quiénes merecen atención médica especializada en nuestro país?

¿No es hora de cambiar mentalidades?

¿Podemos dejar atrás el clasismo y la xenofobia, por decir lo menos?

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Redacción Voces del Periodista