La Piedra en el Zapato
Por Abraham García Ibarra
Eso representa el pago de 128 dólares por jornada laboral de ocho horas: Mil 500 pesos diarios. Sería el resultado de homologar sueldos de los obreros mexicanos con sus pares de los Estados Unidos y Canadá.
No deliramos: Al menos en la industria automotriz, esa es una exigencia establecida en el acuerdo comercial que eventualmente sustituirá el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), llegado a su término en el verano pasado y en revisión por los poderes legislativos de los tres países.
Los negociadores mexicanos, encabezados por el ex secretario de Economía de Peña, Ildefonso Guajardo, se defendieron como gatos boca arriba contra la propuesta promovida sustancialmente por el Primer Ministro de Canadá, Justin Trudeau.
Para decirlo pronto, la cláusula indica dos condiciones: 1) 40 por ciento de componentes nacionales en cada vehículo automotor, y 2) Los obreros que participen en el proceso de ensamblado, deberán ser remunerados a razón de 16 dólares por hora.
El recordatorio a México viene desde El Capitolio
Ese incómodo recordatorio lo ha hecho hace unas cuantas horas, desde Washington, la presidenta demócrata de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi. En El Capitolio no se andan con costuras y dobleces en la lengua.
Hace apenas unas semanas, el secretario del Tesoro de Trump, Steven Mnuchi, declaró triunfalista que todo estaba planchado. Es la hora de tejer y cantar.
Ahora resulta que no: La representante Pelosi emplaza: Hay reforma laboral en esa dirección, o el acuerdo ¡No pasará!
No faltará quien ponga el grito en el cielo desde los cenáculos domésticos. ¿De parte de quién?
La trampa de las “ventajas comparativas”
Audi, Baic Group, FCA Group, Ford, General Motors, Honda, Kial, Madza, Nissan, Toyota, etcétera, dominan el capital en la industria automotriz en México. Si se habla de homologación salarial, lo obvio es que está sentado el precedente en los Estados Unidos y Canadá.
Si se habla aquí del final del neoliberalismo como política de Estado, bienvenida esa reivindicación de derechos a los obreros automotrices mexicanos.
El momento es determinante: Con detonante en Tamaulipas, las organizaciones sindicales mexicanas se han puesto en pie de guerra en las últimas semanas contra las empresas maquiladoras que se han instalado en México desde hace casi siete sexenios, reclamando mejores prestaciones económicas y sociales.
Los obreros, para decirlo con más propiedad, las obreras, que son mano de obra mayoritaria en los parques industriales, han sido víctimas de las ventajas comparativas que son gancho a la inversión extranjera.
¿Todos a ganar? O nomás el capital extranjero subsidiado
Cuando, en principio, el gobierno mexicano se sentó a negociar la revisión del TLCAN, a los personeros mexicanos se les llenó la boca con una expresión: El objetivo, es ganar ganar. Todos a ganar.
¿Todos? ¿O nomás los dueños del capital extranjero, por añadidura subsidiado por el gobierno mexicano? Preguntas sin destinatario. Es cuanto.