Voces del Periodista Diario

Yemen: actor y símbolo del policentrismo

 

Por Diego Pappalardo

El sistema de gobernanza internacional está experimentando una serie de cambios y transformaciones que, sin pausa, introduce reajustes en la composición de la estructura del poder global, como así también en sus relaciones, formas y metodologías.

Como una realidad inescindible e incontestable de lo afirmado precedentemente, emerge, como un actor, el país de Yemen, a partir de -cabe la aclaración- la especificidad y la red de impulsión general de la concepción soberanista y operativa  del Movimiento Ansarolá
Los planes y las acciones de las últimas décadas que fueron ideados y materializados por los exponentes de los poderes atlánticos, globalistas y sionistas, junto a sus socios regionales árabes, propiciaron la marginación de Yemen de la arena internacional, queriendo de esa manera contrariar y enterrar la historia de valor geopolítico, religioso, cultural y económico que Yemen tuvo durante milenios.
A pesar de ello, Yemen, en la actualidad, regresó al plano internacional como un constituyente de peso, integrando los formatos nuevos de interacción geopolítica.
Y, evidentemente, en este retorno protagónico yemení, los hutíes desempeñaron -desempeñan- un papel decisivo, con su óptica, centralmente, antimundialista y su performance empírica que está enlazada, estrechamente,  a una estrategia netamente participativa de los juegos globales.
Los hutíes recodificaron el rol popular de su nación, fortalecieron las capacidades nacionales y reorganizaron las aspiraciones geoestratégicas de Yemen, deconstruyendo así la mayor parte de las ingenierías diversas, divisivas y depredadoras del poder foráneo, sobre todo, las provenientes del hegemón anglosajón.
De hecho, el centralismo globalista británico persevera en su intención neocolonialista de gestionar los activos y recursos yemeníes conforme a su estrategia regional para perdurar, en las siguientes fases de la globalidad geopolítica, como un polo prominente porque Londres le teme al  multicentrismo surgente.
A través de sus maniobras múltiples, los hutíes, fundamentados en la conceptualidad del zaidismo chiíta-que es rival del código civilizatorio anglosajón-, también están desbaratando algunos de los planes -actuales y futuros- que tienen las élites inglesas para con Yemen.
Después de confrontar, durante más de 8 años, con la coalición internacional liderada por Arabia Saudita, y vencerla estratégicamente, con la ayuda de Irán, el Movimiento Ansarolá entró plenamente en el tablero del poder internacional, acompañando, desde su posición, la gestión de la guerra de las facciones palestinas antisionistas; en concreto, los hutíes, mediante sus efectividades militares, lograron mitigar la réplica belicosa israelí contra la Franja de Gaza, tras la operación “Tormenta de Al-Aqsa”.
El 6 de noviembre de 2023, en Voces del Periodista Diario, sostuvimos que: “los cuadros militares de los hutíes, emprendieron una serie de ataque directamente contra objetivos militares de la estadidad israelí en respuesta a la campaña organizada, generalizada y sistemática que el Gobierno presidido por Benjamín Netanyahu, en connivencia con el Pentágono y Biden, perpetra contra la población gazatí”, agregando conclusivamente que “Los hutíes, con este tipo de maniobras, y con un involucramiento sustancialmente reducido y focalizado,, fortalecieron sus capacidades misilísticas y de dronería militar, concomitante al hecho del ejercicio efectivo de su -ya demostrada- presencia influyente en el Mar Rojo y el Golfo de Adén”.
Durante las semanas posteriores al citado texto, se produjo un incremento de las acciones de los aparatos de defensa y seguridad tanto de Israel como de los EE.UU. y de Inglaterra para resolver los cambios en las ecuaciones de poder que se construyen en el Expediente Palestina. Esto, por supuesto, empujó hacia adelante la campaña de solidaridad yemení para con la Causa del soberanismo palestino, perjudicando, inevitablemente, a los poderes militares, económicos y políticos del triángulo del monocentrismo global: EE.UU., Gran Bretaña e Israel.
El poder militar hutí supo dirigir eficazmente su implicación, revelando que no es una “amenaza”, sino que es una realidad compacta en la seguridad marítima zonal, en el programa de los Ejes antisionistas y en el desmoronamiento de la monodia mundialista.
Sin duda, que esta situación no prevista por los cálculos del occidentalismo, otrora gobernante del mundo, causó los ataques internacionales, que fueron conducidos por EE.UU. y Gran Bretaña, contra la soberanía de Yemen, durante la primera mitad del mes de enero, cuando la población islámica yemení celebraba su conversión histórica y entraba a practicar el cuarto mes sagrado en el calendario musulmán: el de Rayab.
El primer acometimiento ocurrió durante las primeras horas del 12 de enero, cuando los anglo-estadounidenses, bombardearon Saná y cuatro gobernaciones más, pero esta operación fue, en realidad, un “espectáculo” occidental porque los objetivos atacados fueron, esencialmente, lugares que, anteriormente, ya habían sido objeto de otros ataques extranjeros y que no son las posiciones o bases operativas importantes de los hutíes. Además, las cadenas internas neurálgicas de las fortalezas militares del poder yemení, no están al alcance de las bombas o misiles de sus enemigos. Ellas están, por ejemplo, en la subterraneidad de su geografía.
A este “espectáculo”, lo notamos y señalamos, prácticamente, cuando los aviones agresores continuaban sobrevolando el espacio aéreo de Yemen, aclarando que esa acción no tendría un resultado real en el curso militar, menos aún en la modificación de la ecuación en favor de Yemen.
 
Realmente, los yemeníes conocían el hecho de que serían atacados ya que fueron informados de ello por canales formales; sincrónicamente, medios como The Times y The Wall Street Journal publicaron sobre esa inminencia, en horas previas a la realización del ataque. Irán, por su parte, estuvo observando todo, monitoreando y atento a cualquier circunstancia no avizorada.
Quienes sí exageraron demasiado fueron muchas agencias y medios de comunicación, junto a legiones de analistas (Si alguien hace un recuento de los pronósticos de los últimos 10 años, podrá comprobar que toda esa pléyade de intérpretes de la política internacional ya va, en estos momentos,  por  la “vigesimoquinta guerra mundial termo-nuclear”  desatada…sus mentes).
Este ataque, con un alto costo millonario, por parte de los anglo-norteamericanos, fue formateado de tal manera que no indujera a los hutíes a destruir un número alto de objetivos anglo-israelíes-estadounidenses, y se dio en el contexto de la derrota militar de Israel en la Franja de Gaza y el proceso, iniciado por Sudáfrica, en la Corte Internacional de Justicia, acusando a Israel de cargos de genocidio manifiesto contra los palestinos de Gaza. Eclipsar esto era, probablemente, el objetivo fundamental de los atlantistas.
Al mismo tiempo, consideramos que los atlantistas tenían que hacer algo frente a la “revelación parcial” del poder militar yemení y por la impotencia que sienten ante esa “nueva realidad”, que será la “nueva normalidad”.
Históricamente, los centros decisorios de las fuerzas militares de los EE.UU, al igual que sus homónimos ingleses, no dan a conocer a la opinión pública el tipo de información que les retrate como vulnerables o, directamente, les muestre, ante el mundo, como perdedores.
Los informadores honestos, y hasta los que no lo son, deben prestar atención capital al daño que infligieron los hutíes a los dispositivos militares estadounidenses en la región. Este golpe fue efectivo, en un marcado contraste con la poca o mediana efectividad de los ataques occidentales que fueron efectuados contra el territorio yemení. Uno de los ataques no habría contado con la adhesión bidenista.
Recalcamos que los grupos que, actualmente, dominan el Pentágono, no son demócratas ni republicanos. Son del Pentagonismo.
El Pentagonismo es un actor, y no un instrumento, en el enjambre del poder estadounidense Sus miembros visualizan, cotidianamente, que hay nuevos equilibrios militares regionales que, sin responder a un único centro, están forjando un orden internacional realista que excluye la dominación de los EE.UU., estropeando, así y lógicamente, la condición mundial del Pentágono.
Otra punto de especulación que surgió en torno a los hutíes, tiene que ver con  la respuesta que ellos darían por la agresión internacional sufrida; personalmente, estimamos que cualquier respuesta de los hutíes será estratégica, sin apresuramientos febriles, coordinando con el desarrollo de los planes y los campos de acción de los otros ejes antisionistas, en un trazado de continuidad con los cálculos racionales previos al 7 de octubre. Con certeza, será firme y determinante, indicativa de que las reglas nuevas no se modifican. EE UU e Inglaterra no controlan el Mar Rojo ni el Golfo de Adén.
Los hutíes están recogiendo un mayor respaldo social dentro de su país y seguirán apoyando militar, popular y políticamente a Palestina. Expresan estar hermanados con los gazatíes y ratificaron que no dejarán de ayudarlos.
Yemen y el Movimiento Ansarolá, entraron, unidos y como un solo actor, en el sistema global porque son un símbolo del mundo multipolar.

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